Una característica perenne de Ridley Scott es el intentar comercializar temas sociales, y para ello ha de exagerar o desambientalizar casos y hacerlos mucho más vendibles. Esta es una muestra más, y otra vez con protagonista femenino (Alien, Thelma & Louise,…), esta vez con un personaje que se enfrenta a la intolerabilidad del ejército, a la que se añade una subtrama política que a la postre resulta lo más interesante de la cinta.
Demi Moore es mala actriz, y con eso cuenta Scott, no es precisamente guapa, pero al menos es sexual. Viggo Mortensen tampoco es guapo pero también es sexual, ya tenemos una pareja para guerrear en el frente… Con este dúo y algo de música, se las apaña Scott para generar un film decente, que logra entretener y con algunas escenas atrevidas.

Se deja ver, y suma un granito más al trato del director británico con las altas esferas de Hollywood.