Cinta sobre un hombre solo contra la natura inconmensurable. Y a pesar de su eximia preparación, el aventurero no logra librarse de imponderables ominosos que le obligan a vivenciar una brutal experiencia, en la cual, hasta el más intrépido hubiese llorado de impotencia. Actuación en solitario más que remarcable, considerando que ni siquiera existe un monólogo (que ni falta hizo). A Redford le bastó su intenso trabajo extraverbal para mostrarnos todo su fuero interno. Suponemos en la historia entregada, que el personaje lo posee todo y que a estas alturas de su vida ya nada necesita, excepto sentirse intensamente vivo… y qué más intenso que recorrer aislados parajes marinos en total soledad y sin posibilidad de apoyo logístico real. Una lección de disciplina, arrojo, valentía, perseverancia, con una puesta en escena formidable. Para algunos podrá ser incómodo tanta tensión; pero, vale la pena inmensamente mantener la calma y acompañar en esta odisea al protagonista de este thriller marítimo...aunque nunca sepamos, ni mucho menos queramos saberlo por cuenta propia.