La película en general es floja, sin entrar en ningún tipo de detalle, sin demasiado ritmo, con secundarios malejos, sin banda sonora y casi sin guión. Con unos buenos efectos especiales y buena interpretación de la inversión principal del producto: Brad Pitt.
No escribiría ninguna crítica y me olvidaría del film si no fuese porque llega un punto en que los personajes se trasladan a Israel: Una especie de quimera en donde la felicidad es absoluta y musulmanes y judíos cantan y bailan juntos justo al lado del infame muro de Cisjordania, aquí llamado "muro de salvación" que sirve ni más ni menos que para mantener el mal (los zombies, la enfermedad, la muerte...) fuera de la tierra santa.

Me quedé atónito ante el proselitismo ideológico que este director (o productor del lobby, más bien) se han permitido añadir y mandar al mundo como si tal cosa; sumergido en una película barata de acción con un tufo tremendo a instrumento político, bañado con banderas e incluso metiendo a una insulsa secundaria del ejército Hebreo con calzador.