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7

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Drama
Estando Egipto bajo el gobierno de los faraones de la XVIII dinastía, Sinuhé, un pobre huérfano, se convierte en un brillante médico que dedica su vida a ayudar a los pobres. Él y su fornido amigo Horemheb no sólo son testigos de un ataque epiléptico del nuevo faraón, sino que lo salvan de las garras de un león. Cuando el faraón se recupera, les agradece su gesto introduciéndolos en la Corte. (FILMAFFINITY)
26 de noviembre de 2010
26 de noviembre de 2010
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Sinuhé (en egipcio, “El que está solo”), es una suerte de Moisés pues, como éste, fue puesto en un canasto y dejado en las aguas del rio Nilo con la esperanza de que, alguien de buen corazón, decidiese acogerlo. Sinuhé, halló como padre adoptivo a un gran médico, y a su lado aprendió la profesión que luego decidió ejercer al servicio de los más pobres. Pero, en el camino de este generoso galeno, también surgirían las tentaciones… y estarían al paso los amigos del alma que, como le sucedió a Rick Martin, el recordado trompetista, servirán para hacer sostenible una vida que requiere de un espinoso proceso para poder alcanzar la luz.
Basada en la exitosa novela del finlandés, Mika Waltari, publicada en 1945 y traducida a más de 40 idiomas; y con guion de, Philip Dunne y Casey Robinson, la película le fue asignada al director húngaro, Michael Curtiz, con un grupo de actores prácticamente impuesto por Darryl F. Zanuck, en el cual incluía a su trágica amante, Bella Darvi (el apellido se deriva de, Darryl y Virginia, la esposa del productor), y a, Edmund Purdom, un actor sin grandes dotes que apenas protagonizaba su segunda película. Por fortuna, el reparto también incluía a la dulce, Jean Simmons, a Gene Tierney, y a Peter Ustinov, quien carga con los momentos de comedia que destensionan el fuerte drama.
Es notable como, Michael Curtiz, hace un filme de época con sets majestuosos, impecable fotografía en Cinemascope, brillante partitura a dos manos entre, Bernard Herrmann y Alfred Newman… y se concreta en una historia non-action que se sostiene prácticamente entre el drama, el romance, el matiz espiritual, y algo de comedia. Si mal no recuerdo, apenas dos escenas (la de los leones y la guerra contra los hititas) incluyen acción como suele esperarse en este tipo de filmes. Pero, como ocurre en algunos de sus westerns, Curtiz parece preferir también aquí, la acción más íntima, interpersonal, psicológica y, en tal sentido, la historia nos envuelve con unas personalidades que se entrecruzan para hacerse daño unas a las otras; para luchar por ideales nobles o por propósitos innobles... dejándonos, al final, un mensaje ejemplarizante digno del mayor acogimiento.
Tiene aquí presencia, un interesantísimo personaje histórico que creo que no ha sido suficientemente estudiado, el cual es representado por el actor, Michael Wilding. Se trata del faraón, Akenatón, considerado el primer reformador religioso, pues, determinó para su pueblo egipcio el monoteísmo, al asumir al dios, Atón, como única deidad creadora del universo. Su iluminación, hará que muchos lo tilden de loco y que busquen despojarlo del poder que ahora ejerce, al no tener, él, pretensión alguna de violencia ni siquiera contra quienes planean destruirlo.
Sin ser una gran película, <<SINUHÉ EL EGIPCIO>>, nos hace reflexionar y conocer elementos muy valiosos de la historia antigua, pues, sus personajes principales tienen tan claro afán de trascendencia y siguen un proceso tan interesante, que vale la pena considerarlo para no cometer los mismos desvíos.
Basada en la exitosa novela del finlandés, Mika Waltari, publicada en 1945 y traducida a más de 40 idiomas; y con guion de, Philip Dunne y Casey Robinson, la película le fue asignada al director húngaro, Michael Curtiz, con un grupo de actores prácticamente impuesto por Darryl F. Zanuck, en el cual incluía a su trágica amante, Bella Darvi (el apellido se deriva de, Darryl y Virginia, la esposa del productor), y a, Edmund Purdom, un actor sin grandes dotes que apenas protagonizaba su segunda película. Por fortuna, el reparto también incluía a la dulce, Jean Simmons, a Gene Tierney, y a Peter Ustinov, quien carga con los momentos de comedia que destensionan el fuerte drama.
Es notable como, Michael Curtiz, hace un filme de época con sets majestuosos, impecable fotografía en Cinemascope, brillante partitura a dos manos entre, Bernard Herrmann y Alfred Newman… y se concreta en una historia non-action que se sostiene prácticamente entre el drama, el romance, el matiz espiritual, y algo de comedia. Si mal no recuerdo, apenas dos escenas (la de los leones y la guerra contra los hititas) incluyen acción como suele esperarse en este tipo de filmes. Pero, como ocurre en algunos de sus westerns, Curtiz parece preferir también aquí, la acción más íntima, interpersonal, psicológica y, en tal sentido, la historia nos envuelve con unas personalidades que se entrecruzan para hacerse daño unas a las otras; para luchar por ideales nobles o por propósitos innobles... dejándonos, al final, un mensaje ejemplarizante digno del mayor acogimiento.
Tiene aquí presencia, un interesantísimo personaje histórico que creo que no ha sido suficientemente estudiado, el cual es representado por el actor, Michael Wilding. Se trata del faraón, Akenatón, considerado el primer reformador religioso, pues, determinó para su pueblo egipcio el monoteísmo, al asumir al dios, Atón, como única deidad creadora del universo. Su iluminación, hará que muchos lo tilden de loco y que busquen despojarlo del poder que ahora ejerce, al no tener, él, pretensión alguna de violencia ni siquiera contra quienes planean destruirlo.
Sin ser una gran película, <<SINUHÉ EL EGIPCIO>>, nos hace reflexionar y conocer elementos muy valiosos de la historia antigua, pues, sus personajes principales tienen tan claro afán de trascendencia y siguen un proceso tan interesante, que vale la pena considerarlo para no cometer los mismos desvíos.