Si, Lo reconozco, soy de las que se exaspera cuando no hay acción en una película.
Creo que es una deformación existencial y propia de los occidentales, acostumbrados a ir siempre corriendo por la vida, a esperar que sucedan muchas cosas, a que nos llenen la cabeza ( o los vacíos) de argumentos que se tejen con un hilo trepidante : un inicio, una trama , un desenlace.
Llanto de primavera ha apartado de mi ese cáliz pre juicioso de la forma de hacer cine no occidental.
También me pasó con Deseando amar.
Estas deseando que No ACABE la historia que nos cuentan, porque lo que no se cuenta subyace de tal forma que no hace falta mostrar escenas con hechos.
Como en los cuentos de Chejov, en los que es más relevante lo que no se dice, lo que no "sucede" , lo intangible
Y eso es maravilloso en narrativa y de una maestría inmensa en el que lo filma.
Mi impaciencia de catalaneta mediterránea les decía, por un lado ; "pero a ver, que si os gustáis...liaros de una puñetera vez!."... tanta, contención, tanto control de las pulsiones, tan contemplativo todo , vaya par!
Pero por otro lado comprendo y envidio ese "tarannâ" tan sereno, armónico y respetuoso(¿frío?) propio de la cultura japonesa
Destaco más el papel de ella. Me encanta
Madre criando en soledad , fuerte y trabajadora como una mula, acostumbrada a estar sola , su destino no está unido al de nadie. Transitando sola por situaciones que otras serian incapaces de sobrellevar.
El es oscuro, ella es luminosa. Pero no se eclipsan. Se solapan como ese sol de primavera con el horizonte divisorio.
Es una historia de amor, contada sin necesidad de convencernos de que lo es :)