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Voto de Natxo Borràs:
7
Drama Tras un divorcio difícil, Lucas, un hombre de cuarenta años, ha encontrado una nueva novia, un nuevo trabajo y trata de reconstruir su relación con Marcus, su hijo adolescente. Pero algo empieza a ir mal: un detalle cualquiera, un comentario inocente y una mentira insignificante que se extiende como un virus invisible sembrando el estupor y la desconfianza en una pequeña población. (FILMAFFINITY)
1 de mayo de 2013
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Dispuesto una vez más a meter el dedo en la llaga no solo en la sociedad de su país, sino en la cinematografía danesa, Thomas Vinterberg (de innato talento y un oportunista acérrimo que desgrana visceralmente los defectos y angustias de sus compatriotas, sin importar el nivel social donde provengan) se arriesgó con su “Jagten” como otro sonoro palizón a los débiles y graves planteamientos que sacuden a la opinión pública cuando se tratan: y en éste caso los presuntos abusos sexuales a la infancia cuando se cometen con la udda como respuesta más cercanas a una verdad o mentira inquietantes. Con menos sobriedad pero no dureza, Clint Eastwood ya lo había abordado con la magistral “Mystic River”(1994) o el documentalista Joaquim Jordá con su “De Nens” (2004).

“La Caza” de Vinterberg es lenta por merecimiento y fría como los días nublados que transcurren en una otoñal y reducida comunidad y que el invierno caerá por completo en la acusada persona del amable profesor interpretado por el convincente Mads Mikkelsen (Torremolinos 73; Casino Royale; Un Asunto Real) cuando se le implica en una serie de graves injurias al haberse insinuado a la pequeña Klara (Annika Wedderkopp) alumna suya en la escuela infantil e hija de su mejor amigo Theo (Thomas Bo Larsen) con quien se reúne los fines de semana para irse a cazar y beber cerveza con otros amigos y vecinos. El drama se fragua en esos cimientos con el que Lukas ha fomentado y construido (a pesar de sobrevivir a un duro divorcio y un intento cercano para recuperar a su hijo) y, aún así, el derrumbe es inevitable por un comentario infantil. No hay fatalismos que valgan. Aquí se riza el rizo y la cámara vinterbergiana afloja o endurece ya todo signo sea de emotividad o violencia.

Lo Mejor: Madds Mikelsen
Lo Peor: que degraden la película a nivel de telefilm
Natxo Borràs
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