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Voto de Natxo Borràs:
8
Cine negro. Drama Un profesor de universidad y su amante, una mujer casada de la alta burguesía, atropellan accidentalmente a un ciclista. Temerorosos de que se descubra el adulterio, deciden ocultar el trágico accidente. (FILMAFFINITY)
7 de junio de 2012
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Juan (Alberto Closas) y María (Lucía Bosé), dos amantes que se encuentran en secreto ya que ella está casada viajan en coche después de uno de sus encuentros y matan accidentalmente a un ciclista. Los periódicos se hacen eco del suceso ya que la pareja huye, por miedo a ser descubiertos. Juan es un profesor de Universidad a quien le espera una prometedora cátedra gracias a la influencia ejercida por un cuñado suyo y María ha tenido la suerte de casarse con Miguel (Otello Toso) un rico y prometedor empresario… Mientras tanto Rafael Sandoval (Carlos Casaravilla) crítico de arte y próximo a los círculos amistosos de los dos amantes está al corriente del “affaire” entre Juan y María. Los dos saben que se juegan sus propias cartas si se llega a desvelar lo sucedido…

Junto con la posterior “Calle Mayor” (1956), “Muerte de un Ciclista” es una de las mejores películas que haya aportado Juan Antonio Bardem (7 Días de Enero) al insípido cine español de la época (rancia y gris por lo acosada que estaba debido a la Censura Franquista), pero su exhibición en festivales europeos como el de Cannes dejó huella suficiente como para resaltar que se necesitaban cambios (incluso en la película aparece una revuelta estudiantil, doce años antes del Mayo del 68) y que éstos se anticipaban… Las infidelidades guardadas frente a una soportable apariencia en el seno de una sociedad burguesa (la que vive el personaje de María, resignada a convivir con su marido, pero más por lo que representa) o la lucha de Juan para conseguir su puesto son los pilares materialistas condenados al derrumbe debido a un percance fatal.

Juan Antonio Bardem aprovecha la situación para desglosar y mostrar las miserias de unos personajes que intentan sobrevivir acomplejados por sus situaciones personales. Y aunque un homicidio se produce, en nada Bardem recurre al cine negro (aparecen dos guardias civiles que parecen motoristas de paso, sin capa, tricornio, ni fusil, escenario muy ameno en la España de la posguerra) y solo se dedica a exponer el egoísmo, las apariencias y los engaños en que solo una decisión (el arrepentimiento) puede mellar tan oscura crónica social.
Natxo Borràs
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