Tras la magnífica Once y la "correcta" Begin Again, el director volvió a dirigir un film que conectó de nuevo con los espectadores.

La historia en sí es realmente sencilla, donde el hilo conductor para explicarnos los sentimientos de los personajes es la música. Esta se utiliza para mostrar una amplia variedad de sentimientos (pareja protagonista, hermano, amigos) y es que para ensalzarlos aún más, la historia transita a través de los años 80, en una Irlanda en la que se producían cambios sociales y económicos y, dónde a pesar de existir una mayor libertad, siempre se vivía con el miedo a ciertas represalias.

La trama en sí esta muy bien hilvanada. La pareja protagonista es uno de los mayores aportes del film, ya que en la secuencia final, logran una química única e inigualable. Las canciones, vestuario y ambientación son un gran acierto. En la parte negativa quizás algunas secuencias que son repetitivas y que no aportan nada a la película.

Finalmente, si os decidís a verla,- no os defraudará ya que es agradable de ver, aunque en mi humilde opinión se encuentra muy por debajo de la magnifica Once.