Lamento disentir con tanta crítica favorable detrás, pues me temo he desatendido mi sentido del humor al ver esta obra. ¡No me he reído ni una sola vez! Y ello me preocupa. ¿La próxima vez que disfrute de algún chiste de Chiquito por la tele ya no me hará gracia? ¿Sus poses? ¿Sus exabruptos? ¿Por qué me río con Harold Lloyd (el más taquillero de los tres grandes de la época y nombrado injustamente el tercer cómico) y en cambio Keaton y Chaplin nunca me hicieron gracia? Si alguno tuviera la respuesta me gustaría saberla.

El maquinista de la general tiene mucho mérito, claro. Rodarla no debió de ser un dulce en aquellos tiempos y posee ritmo, acción y el humor (insípido para mí) de Keaton. Hay secuencias que me gustan y que ya se han mencionado aquí, pero me deja frío. Soy incapaz de sacarle la miga. Sin duda debo de estar muerto por dentro. Lo que sí recuerdo es que a finales de los setenta en TVE se inflaron a televisar films de Lloyd, Keaton y Chaplin y lo que recordaba de mi niñez sigue vigente hoy día: me quedo con Lloyd porque los otros dos nunca me hicieron demasiada gracia.