Hay una generación de presuntos cinéfilos que nos criamos viendo ciclos de las mejores pinículas. Que si el martes echaban del cine negro..., otro día musicales...westers....., otro día neorrealismo italiano....
A mí "El ladrón de bicicletas" me parece una obra maestra, la primera vez que la vi pensé, ¡¡qué buena!!. Se la intenté colar con calzador a gente allegada y la verdad es que les costó digerirla. Hay que reconocer que es muy triste y no todo el mundo aguanta ese duro retrato de posquerra.
Cantando bajo la lluvia es su antítesis. Contra las penas, alegría.
Aquí, en realidad, nada es lo que parece. Jean dobla a debbi y no debbi a jean... la lluvia no es lluvia, ni siquiera solo agua....gene sentía desprecio en vez de amor por debbie....todo son decorados...todo es mentira.
El número musical del celebre chapoteo es la más sugerente y mejor mentira jamás contada en el cine, es la releche, te dan ganas de meterte debajo de la ducha. Cada vez que lo veo me asomo por la ventana a ver si llueve para salir a la calle. Un canto a la felicidad, que ningún director de los de ahora se atrevería a hacer, que pena. Y si es porque la felicidad no vende, mejor cerramos el quiosco.
Antes se mentía muy bien y la gente tragaba mejor el embuste. Ahora, nos cansamos muy pronto de los mitos, y como a los juguetes rotos, nos falta tiempo para abrirlos en canal, sacarlos las entrañas y enterrar así la magia.