Añadir a mi grupo de amigos/usuarios favoritos
Puedes añadirle por nombre de usuario o por email (si él/ella ha accedido a ser encontrado por correo)
También puedes añadir usuarios favoritos desde su perfil o desde sus críticas
Nombre de grupo
Crear nuevo grupo
Crear nuevo grupo
Modificar información del grupo
Aviso
Aviso
Aviso
Aviso
El siguiente(s) usuario(s):
Group actions
You must be a loged user to know your affinity with albasarria
- Recomendaciones
- Estadísticas
- Sus votaciones a categorías
- Críticas favoritas elegidas por albasarria
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de albasarria:
7

Voto de albasarria:
7
5.3
955
Comedia
Logroño, 1959. Fabianito, un chico de catorce años, presencia sorprendido los preparativos del velatorio de su bisabuelo, un ilustre ciudadano local. Mientras la familia espera impaciente la llegada del alcalde, Fabián descubre el amor. Los acontecimientos y las visitas se suceden de forma tan incontrolable que llegan a provocar las situaciones más cómicas e imprevisibles. (FILMAFFINITY)
5 de noviembre de 2011
5 de noviembre de 2011
23 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
(www.svya.es)
Los muertos no se tocan, nene es la última parada de la trilogía dirigida por Marco Ferrreri en 1959 con El pisito y continuada al año siguiente por El cochecito. La obra supone un homenaje al guionista y escritor Rafael Azcona, creador de la novela “Pobre, paralítico y muerto”, en la que se basan las tres historias. Dirigida por el cineasta español José Luis García Sánchez, la película acoge un amplio rango de actores veteranos y jóvenes, como Tina Saiz, Fernando Chinarro, Blanca Romero y Airas Bispo. En esta ocasión, Los muertos no se tocan, nene ha protagonizado doble estreno: el propio y el del Festival de Cine Europeo en Sevilla.
La acción tiene lugar en Logroño a finales de los años 50 durante el velatorio del bisabuelo de Fabianito, un adolescente en plena revolución hormonal. Grabada en blanco y negro, la película transmite con un humor grotesco los tabúes de una familia muy católica y franquista, alineada por militares y señoritas de antaño. En este contexto, Fabianito solo ve saciada su curiosidad sexual a través de la rama más rebelde de su familia: su tía Clara y su primo Marianín. Alrededor de la acción principal, se suceden largos planos-secuencia en los que se entremezclan multitud de historias paralelas, a cual más disparatada.
Através de un guión clásico y humorístico, sin salirse del patrón de las películas anteriores, se ofrece un fresco nostálgico de la sociedad española de finales de los 50, poco antes de las transformaciones que iba a experimentar en los 60 y siguientes como consecuencia del desarrollo económico. Se trata, pues, de una España ignorante, supersticiosa, socialmente muy jerarquizada y que endiosa todo lo que llega del extranjero.
Este último concepto se ve claramente plasmado con la llegada a la casa de uno de los primeros televisores alemanes. A pesar de que la señal y el sonido son nefastos o nulos, tanto los señores de la casa como el servicio doméstico pretenden engatusar a vecinos y allegados con el aparato, que es una basura pero, eso sí, alemana. Por supuesto, también se describen otros aspectos muy reconocibles de la época, como la desigualdad de género, las relaciones extramatrimoniales, la pasión por los toros y la religión.
Por su parte, la música es un elemento de ambiente clave dentro de la película. Nada más empezar, los tonos ya nos van acomodando a la imagen en blanco y negro, al sonido doblado a posteriori, en definitiva, al cine de los 50. También “se cuelan” maullidos de gato y otros sonidos que dotan al film de realismo y humor.
En definitiva, estamos ante una gran comedia del cine español que, al renunciar a muchas comodidades del actual, ha salido reforzada. Una propuesta atrevida y descarada en estos tiempos de grandes producciones y ciencia ficción pero que seguro la historia del cine apreciará.
Los muertos no se tocan, nene es la última parada de la trilogía dirigida por Marco Ferrreri en 1959 con El pisito y continuada al año siguiente por El cochecito. La obra supone un homenaje al guionista y escritor Rafael Azcona, creador de la novela “Pobre, paralítico y muerto”, en la que se basan las tres historias. Dirigida por el cineasta español José Luis García Sánchez, la película acoge un amplio rango de actores veteranos y jóvenes, como Tina Saiz, Fernando Chinarro, Blanca Romero y Airas Bispo. En esta ocasión, Los muertos no se tocan, nene ha protagonizado doble estreno: el propio y el del Festival de Cine Europeo en Sevilla.
La acción tiene lugar en Logroño a finales de los años 50 durante el velatorio del bisabuelo de Fabianito, un adolescente en plena revolución hormonal. Grabada en blanco y negro, la película transmite con un humor grotesco los tabúes de una familia muy católica y franquista, alineada por militares y señoritas de antaño. En este contexto, Fabianito solo ve saciada su curiosidad sexual a través de la rama más rebelde de su familia: su tía Clara y su primo Marianín. Alrededor de la acción principal, se suceden largos planos-secuencia en los que se entremezclan multitud de historias paralelas, a cual más disparatada.
Através de un guión clásico y humorístico, sin salirse del patrón de las películas anteriores, se ofrece un fresco nostálgico de la sociedad española de finales de los 50, poco antes de las transformaciones que iba a experimentar en los 60 y siguientes como consecuencia del desarrollo económico. Se trata, pues, de una España ignorante, supersticiosa, socialmente muy jerarquizada y que endiosa todo lo que llega del extranjero.
Este último concepto se ve claramente plasmado con la llegada a la casa de uno de los primeros televisores alemanes. A pesar de que la señal y el sonido son nefastos o nulos, tanto los señores de la casa como el servicio doméstico pretenden engatusar a vecinos y allegados con el aparato, que es una basura pero, eso sí, alemana. Por supuesto, también se describen otros aspectos muy reconocibles de la época, como la desigualdad de género, las relaciones extramatrimoniales, la pasión por los toros y la religión.
Por su parte, la música es un elemento de ambiente clave dentro de la película. Nada más empezar, los tonos ya nos van acomodando a la imagen en blanco y negro, al sonido doblado a posteriori, en definitiva, al cine de los 50. También “se cuelan” maullidos de gato y otros sonidos que dotan al film de realismo y humor.
En definitiva, estamos ante una gran comedia del cine español que, al renunciar a muchas comodidades del actual, ha salido reforzada. Una propuesta atrevida y descarada en estos tiempos de grandes producciones y ciencia ficción pero que seguro la historia del cine apreciará.