Un regalo del cine Húngaro que te deja con sentimientos encontrados. Recrea con perversa naturalidad el modus operandi del autor de los asesinatos y es ahí donde más se detiene la película. Es por eso que el trasfondo sociopolítico parece accesorio, ya que a pesar de que la película goza de una esplendida ambientación temporal (los 60s) falta un poco más de detalle de fondo que permitar dilucidar el impacto social de la Hungria comunista por lo menos en las acciones de los habitantes de la calle. El detalle político se remite directamente a los entresijos burocráticos que limitan la acción de los detectives encargados, en plan de denuncia, ya que no hay medias tintas: según lo que nos narra el director, el sistema judicial no funcionaba.

Por otro lado la película toma elementos del slasher, se da alguna que otra licencia para generar mayor tensión y eso es identificable por cualquier espectador ya que juega en muchas bandas: tiene por momentos un tono casi documental, también del slasher comercial, del drama sociopolítico, del thriller. Esta mezcla hace que ciertas situaciones se resuelvan de forma satisfactoria y otras no tanto. (hubo unos flashbacks que realmente fueron innecesarios). El ritmo también varía, por momentos estás totalmente interesado y cerca del último tercio la película baja en intensidad, aunque eso si, sin llegar a aburrir.

Es por eso que al final quedas con la impresión de que viste una película con buena factura, linda fotografía, buena ambientación, diseño de producción, pero poco más. Las interpretaciones correctas y no más, pero no es solo culpa de los actores ya que los personajes principales empiezan a ser dibujados con matices interesantes y a la mitad de la película no se desarrollan más, como si el director cambiara de opinión y se centrara en el drama burocrático, en los asesinatos y en la investigación, dejándolos a merced de sus situaciones y de las consecuencias de sus actos sin ninguna reflexión. En conclusión, pienso que todos los aspectos de la película tienen altos y bajos, una extraña sensación que puede ser producto de enfrentarme a la filmografía de un territorio tan ajeno para mi.