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Voto de Francesca:
8

Voto de Francesca:
8
6.5
474
Romance. Drama
Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En mayo de 1940, tras la invasión de Francia por el ejército alemán, Julien huye con su mujer embarazada y su hija adolescente. Ciertas circunstancias los obligan a viajar en trenes diferentes, pero con el mismo destino. En el tren, Julien conoce a Anna Kauffman, una joven alemana de origen judío que también huye de los nazis. Ambos se enamoran, aunque saben que su amor acabará cuando el tren llegue a ... [+]
1 de diciembre de 2013
1 de diciembre de 2013
22 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escena apacibles de pueblos franceses, escenas de guerra, paracaidistas, bombardeos, incendios, el personaje de Jean-Louis Trintignant que escucha el boletín en la radio: los alemanes están invadiendo Francia, escenas de huida, la gente deja sus casas. En menos de seis minutos, están asentado el contexto, los personajes principales y la acción.
Jean-Louis Trintignant es el actor que representa al hombre normal, al de todos los días. Y aquí también. Julien, en la película, descubre con todo el candor que ella es judía, que los nazis quieren destruir a los judíos; “¿pero por qué?”, pregunta él.
Las escenas de época se añaden de vez en cuando a las del film, a veces se funden con las filmadas; una manera de decir, “esto ocurrió de verdad”. En las escenas emotivas, inevitable música de violín. Al principio, el viaje es de alguna manera apacible, a medida que avanzan (y los alemanes también) la guerra y sus destrucciones se hace presente. Este es el movimiento inverso a la historia de amor de ellos, que se refuerza. Frente al horror, calor.
Escena final impresionante de delicadeza. Toda una vida de pequeñoburgués de él salta en pedazos a través de un simple gesto de la mano. Solo por este gesto, la película vale la pena, pero claro, para verlo hay que verla desde el principio.
La acción de la película corresponde con el movimiento del tren (y de la guerra, pues). Granier-Deferre (1927-2007) se caracteriza más por la psicología de los personajes que por la acción.
Ayudante de dirección al principio, de Marcel Carné, por ejemplo, realizó su primer largometraje en 1962 (Le petit garçon de l'ascenseur). Será un incondicional de las adaptaciones para la televisión del personaje de Maigret de Simenon, encarnado por Bruno Cremer. El argumento del film parte de los propios recuerdos del éxodo que vivió el director hacia el sur. En una entrevista, Granier-Deferre cuenta que en cuanto le propuso el guion, Romy Schneider aceptó de inmediato, uno de los motivos eran las ganas de trabajar juntos y la sensibilidad de ella hacia la cuestión judía.
Jean-Louis Trintignant es el actor que representa al hombre normal, al de todos los días. Y aquí también. Julien, en la película, descubre con todo el candor que ella es judía, que los nazis quieren destruir a los judíos; “¿pero por qué?”, pregunta él.
Las escenas de época se añaden de vez en cuando a las del film, a veces se funden con las filmadas; una manera de decir, “esto ocurrió de verdad”. En las escenas emotivas, inevitable música de violín. Al principio, el viaje es de alguna manera apacible, a medida que avanzan (y los alemanes también) la guerra y sus destrucciones se hace presente. Este es el movimiento inverso a la historia de amor de ellos, que se refuerza. Frente al horror, calor.
Escena final impresionante de delicadeza. Toda una vida de pequeñoburgués de él salta en pedazos a través de un simple gesto de la mano. Solo por este gesto, la película vale la pena, pero claro, para verlo hay que verla desde el principio.
La acción de la película corresponde con el movimiento del tren (y de la guerra, pues). Granier-Deferre (1927-2007) se caracteriza más por la psicología de los personajes que por la acción.
Ayudante de dirección al principio, de Marcel Carné, por ejemplo, realizó su primer largometraje en 1962 (Le petit garçon de l'ascenseur). Será un incondicional de las adaptaciones para la televisión del personaje de Maigret de Simenon, encarnado por Bruno Cremer. El argumento del film parte de los propios recuerdos del éxodo que vivió el director hacia el sur. En una entrevista, Granier-Deferre cuenta que en cuanto le propuso el guion, Romy Schneider aceptó de inmediato, uno de los motivos eran las ganas de trabajar juntos y la sensibilidad de ella hacia la cuestión judía.