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Voto de Francesca:
9
Voto de Francesca:
9
8.0
13,842
Drama
Un hombre (Robert Redford) que se ha escapado de la cárcel vuelve a su pueblo, pero sus vecinos, gentes absolutamente degradadas, emprenden contra él una auténtica cacería como si se tratara de una diversión más. Sólo el sheriff (Marlon Brando), un hombre integro y cabal, tratará de evitar su linchamiento. (FILMAFFINITY)
18 de diciembre de 2013
18 de diciembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerda en gran medida Matar a un ruiseñor (Robert Mulligan, 1962), donde un abogado toma la defensa de un hombre negro, acusado de haber violado a una mujer blanca en un pueblo sureño de Estados Unidos. En ambas películas se retrata la (mediocre) vida en un pueblo del sur y aquí, igual. Afloran los ataques raciales, las mezquindades a través de pequeñas observaciones, el miedo (se sienten amenazados por la llegada de Bubber), las envidias, la venganza (Ed, el empleado de la banca cuenta a su jefe la liaison entre su hijo y la mujer de evadido, Jane Fonda)... “Estoy cansado de todo esto”, se lamenta el sheriff.
En el calor de una noche veraniega, un sábado noche, se organizan varias fiestas, en casa del rico Rogers, otra en casa de Ed, el empleado del banco... Todos acaban borrachos, pero eso no les impide enzarzarse en venganzas, cada una la suya.
La historia y el guion van in crescendo, lo que al principio eran guiños, guasas se van convirtiendo en ataques físicos, venganzas y golpes. Salen a relucir viejas historias de engaños matrimoniales, luchas de clases, afán de dinero, envidias, celos. El odio aumenta y la pasividad de las gentes también. En medio, el sheriff intenta mantener la calma, contra todos.
Impresionante la escena en el desguace, símbolo de una modernidad podrida. Los odios se incendian, los amores también.
Emocionante escena final: la ciudad al día siguiente; desenlace y tristeza.
Y una lección: si no puedes cambiar una situación y te hace sufrir, lo mejor es dejarlo, irse, partir…
En el calor de una noche veraniega, un sábado noche, se organizan varias fiestas, en casa del rico Rogers, otra en casa de Ed, el empleado del banco... Todos acaban borrachos, pero eso no les impide enzarzarse en venganzas, cada una la suya.
La historia y el guion van in crescendo, lo que al principio eran guiños, guasas se van convirtiendo en ataques físicos, venganzas y golpes. Salen a relucir viejas historias de engaños matrimoniales, luchas de clases, afán de dinero, envidias, celos. El odio aumenta y la pasividad de las gentes también. En medio, el sheriff intenta mantener la calma, contra todos.
Impresionante la escena en el desguace, símbolo de una modernidad podrida. Los odios se incendian, los amores también.
Emocionante escena final: la ciudad al día siguiente; desenlace y tristeza.
Y una lección: si no puedes cambiar una situación y te hace sufrir, lo mejor es dejarlo, irse, partir…