I killed my mother es la segunda película del jovencito Xavier Dolan que veo, aunque en realidad es su ópera prima, con la que, con apenas 19 años, se dio a conocer en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes. A partir de ahí su éxito ha ido en aumento, y su presencia en los grandes festivales de cine es ya una constante. Ha dirigido cuatro películas hasta la fecha, de las que solo he visto Los amores imaginarios, que es la segunda de ellas. Y tras esa discutible experiencia me quedó la sensación de que Xavier Dolan era un chaval muy brillante, cinematográficamente impetuoso, pero mucho mas centrado en llamar la atención que en tratar de dar solidez dramática a su historia. Con su primera película mantengo esa opinión, pero sí es verdad que en I killed my mother el potencial dramático del relato, aunque aparentemente no sea tan atractivo, es más rabioso y está mejor aprovechado.
En I killed my mother, Xavier Dolan, como he dicho con 19 años, dirige, escribe e interpreta, algo que ya en sí mismo es todo un mérito. Y cuenta la historia de un adolescente con una vida aparentemente normal. Hijo de padres separados, vive con su madre, va al instituto y mantiene una relación con un chico. El problema es que no soporta a su madre. So odio hacia ella (bien encarnada por Anne Dorval) es cada vez más visceral y no atiende a razones. No es que ella sea un dechado de virtudes, ya que no es especialmente cariñosa, ni atenta con él, pero, aun así, no hay motivo aparente que motive ese rechazo. Pese a que él se esfuerza a veces en mantener una relación normal, siempre hay algún detalle inofensivo (o no) en su madre que hace que la situación estalle nuevamente. El hecho de que ella se entere de la homosexualidad del chaval de manera circunstancial tampoco ayuda a aligerar las diferencias. Cuando la madre decide poner remedio a esta situación tomando una medida drástica la cosa no hace sino empeorar.
Como he dicho antes, la relación entre estos dos personajes es bastante explosiva y eso hace que la película sea dramáticamente potente en casi todo momento. Mi principal problema con el relato es la escasa empatía que me provocan los dos protagonistas. Ni el chaval ni su madre hacen mérito alguno en toda la película por ganarse la complicidad del espectador, algo que no necesariamente debe ser un problema. Pero que en este caso hace que al final no pueda evitar asistir con cierta indiferencia a este combate de boxeo familiar en el que se acaba convirtiendo I killed my mother. Tampoco aportan el contrapunto deseado algunos personajes como la profesora comprensiva, o el breve pero obvio personaje de la madre del novio.
Por otro lado los alardes esteticistas de Xavier Dolan no llegan a los extremos que lo harán en su siguiente película, Los amores imaginarios, pero no puede evitar recurrir, ya desde su primera película, al chino Wong Kar Wai como fuente de inspiración, incluyendo varias veces una escena calcada de In the mood for love en la que el propio Xavier Dolan camina cual Maggie Cheung canadiense a los sones ralentizados de una música muy similar a la de la película china. Lástima que estos momentos no encajen para nada con el tono general de la película.
Aunque esta primera película me gusta algo mas que a segunda, Dolan debería desentenderse de esos tics de autoría un poco forzados que abundan en las dos. Esto no me impide ver en él a un director que con mayor experiencia será capaz de hacer grandes películas. Tal vez ya las haya hecho puesto que tengo pendientes Laurence Anyways y Tom a la ferme sus dos siguientes obras.