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Voto de TOM REGAN:
6
Voto de TOM REGAN:
6
7.2
11,630
Thriller. Drama
El policía Stéphane Ruiz acaba de unirse a la BAC, la Brigada de Lucha contra la Delincuencia de Montfermeil, un suburbio al este de París. Allí conoce a sus nuevos compañeros, Chris y Gwada, dos agentes experimentados en las enormes tensiones que existen entre los distintos grupos organizados que operan por el control del problemático barrio.
4 de diciembre de 2022
4 de diciembre de 2022
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
382/26(26/11/22) Interesante thriller galo que termina apuntando a más de lo que puede con unos argumentos un tanto trillados en su crítica social. Debut en un largometraje del director de origen maliense Ladj Ly, adaptando un guión de Ly, Giordano Gederlini y Alexis Manenti, basado en el cortometraje homónimo de Ly de 2017 Manenti protagoniza junto a Damien Bonnard , Djebril Zonga, Issa Percia, Al-Hassan Ly, Steve Tientcheu, Almany Kanoute y Nizar Ben Fatma. Ambientando el relato en la comuna de Montfermeil después de la Copa Mundial de la FIFA 2018, se basa en un hecho real de violencia policial tuvo lugar en la ciudad el 14 de octubre de 2008, observado y filmado por Ly que vivía en el barrio parisino. La historia sigue a varios personajes dentro de la comuna, mientras el robo de un adolescente de un león de un circo se convierte en la amenaza de una gran crisis. El título de la película es una referencia a la novela homónima de Victor Hugo de 1862 escrita en Montfermeil (allí se refugió tras un escándalo de adulterio) y parcialmente ambientada en ella; en la novela, Montfermeil es el escenario del encuentro de Jean Valjean y Cosette en la taberna de los Thérnadier, niña vejada por sus padres adoptivos, también donde se da la rebelión popular de 1832. La película retrata los abusos contra ciudadanos pobres, especialmente adolescentes de etnias magrebíes o del África subsahariana, subrayando así la continuidad en el destino de los pobres en Montfermeil, ello de una forma facilona y simplista, cayendo en los típicos clichés buenistas, de que la gente no es mala, la moldea el entorno, y esto es caer lo manido y tóxico de que la culpa la tiene los demás y nunca el maleante (puaj!). Film que habla sobre los guetos de las grandes ciudades, sobre el racismo, el radicalismo religioso, sobre la violencia latente cuando vives en precariedad. La película sigue el rastro a un grupo de tres policías enfrascados en su guerra diaria. De por medio, las mafias locales, el integrismo islámico incipiente, jóvenes de la calle, desesperación, etc.
Todo ello filmado con nervio cuasi-documental de guerra, con mucha toma de dron cual Ojo de Dios, gracias al DP Julien Poupard, rodando cámara al hombro, con mucho enfático zoom, con furibundos travellings, haciéndonos sentir uno más del trío policial, estamos siempre en movimientos de un lado a otro, ello con vaivenes, con chutes de adrenalina constantes, en un crescendo dramático que explota en el rush final, pero al final todo me queda muy esbozado y con poca valentía por parte del director que se queda en lo ya muy ajado, sin querer ir más allá´. Un film más efectista que de calado, más pretencioso que profundo, más agitado que inteligente. Una visión desesperanzadora de la sociedad multicultural francesa (extrapolable a toda Europa), donde los protagonistas no son más que estereotipos planos, como son el poli bueno, el malo y el que vive en el barrio que da color siendo negro.
Tiene un arranque fulgente mordaz cuando vemos los fastos de las celebraciones en la calle de miles de franceses, de diferentes razas y estratos sociales, todos unido con banderas tricolor celebrando por lugares emblemáticos parisinos (Campos Elíseos, la Plaza del Trocadero, …) la victoria gabacha en el Mundial de Futbol de 2018, todos cantando enardecidos el himno nacional de “La Marsellesa”. Una mirada a la falsa comunión entre franceses de todas condiciones, algo efímero y pasajero que cuando pasamos al día a día vemos la dura realidad. Pasamos a Montfermeil, allí un trio policial de una patrulla diurna de la unidad de delincuencia callejera, junto a Gwada (correcto Djibril Zonga) y bajo el mando del cínico, reaccionario y ladino Chris (buen Alexis Manenti), que reciben al nuevo, Stéphane (buen Damien Bonnard). Este último personaje es un tópico de recurso narrativo de cine, pues este será nuestra brújula moral, a través del recién llegado (sea a una patrulla, un grupo de ladrones, de médicos, de bomberos, …), será nuestros vírgenes ojos en la situación, contándole el jefe a él como funciona el barrio, nos enteramos nosotros. Llevándonos a interrelacionarnos con confidentes, con lideres religiosos (Salah al que encarna un carismático Almamy Kanouté, yihadista reformado que es dueño de una tienda de kebab), mafiosillos (como "El alcalde" al que da vida Steve Tientcheu, gestiona los puestos del mercado de forma ‘particular), asustando a gente, e incluso en una escena grotesca a abusar de jóvenes rozando la vejación sexual. Todo ello proyectando la realización un clima efervescente cual bomba con la mecha prendida siempre a punto de estallar, ello en forma de habitantes marginales de estos lares.
La patrulla policial funciona de forma un tanto manida con la confrontación entre el jefe curtido mal de comportamiento vil frente al nuevo que cree en hacer bien las cosas sin tener que humillar, recordando esta dinámica al film estadounidense “Training Day” (2001), pero todo esto suena a ya muy visto. Hay un tramo sonrojante y grimante donde aparece la jefa del trio policial, Jeanne Balibar, que no de forma ridícula no hace más que coquetear de modo fachoso con unos y otros, no se esto que aporta, sobre todo si solo aparece en esta parte la mujer, me ha resultado un apósito.
Todo ello filmado con nervio cuasi-documental de guerra, con mucha toma de dron cual Ojo de Dios, gracias al DP Julien Poupard, rodando cámara al hombro, con mucho enfático zoom, con furibundos travellings, haciéndonos sentir uno más del trío policial, estamos siempre en movimientos de un lado a otro, ello con vaivenes, con chutes de adrenalina constantes, en un crescendo dramático que explota en el rush final, pero al final todo me queda muy esbozado y con poca valentía por parte del director que se queda en lo ya muy ajado, sin querer ir más allá´. Un film más efectista que de calado, más pretencioso que profundo, más agitado que inteligente. Una visión desesperanzadora de la sociedad multicultural francesa (extrapolable a toda Europa), donde los protagonistas no son más que estereotipos planos, como son el poli bueno, el malo y el que vive en el barrio que da color siendo negro.
Tiene un arranque fulgente mordaz cuando vemos los fastos de las celebraciones en la calle de miles de franceses, de diferentes razas y estratos sociales, todos unido con banderas tricolor celebrando por lugares emblemáticos parisinos (Campos Elíseos, la Plaza del Trocadero, …) la victoria gabacha en el Mundial de Futbol de 2018, todos cantando enardecidos el himno nacional de “La Marsellesa”. Una mirada a la falsa comunión entre franceses de todas condiciones, algo efímero y pasajero que cuando pasamos al día a día vemos la dura realidad. Pasamos a Montfermeil, allí un trio policial de una patrulla diurna de la unidad de delincuencia callejera, junto a Gwada (correcto Djibril Zonga) y bajo el mando del cínico, reaccionario y ladino Chris (buen Alexis Manenti), que reciben al nuevo, Stéphane (buen Damien Bonnard). Este último personaje es un tópico de recurso narrativo de cine, pues este será nuestra brújula moral, a través del recién llegado (sea a una patrulla, un grupo de ladrones, de médicos, de bomberos, …), será nuestros vírgenes ojos en la situación, contándole el jefe a él como funciona el barrio, nos enteramos nosotros. Llevándonos a interrelacionarnos con confidentes, con lideres religiosos (Salah al que encarna un carismático Almamy Kanouté, yihadista reformado que es dueño de una tienda de kebab), mafiosillos (como "El alcalde" al que da vida Steve Tientcheu, gestiona los puestos del mercado de forma ‘particular), asustando a gente, e incluso en una escena grotesca a abusar de jóvenes rozando la vejación sexual. Todo ello proyectando la realización un clima efervescente cual bomba con la mecha prendida siempre a punto de estallar, ello en forma de habitantes marginales de estos lares.
La patrulla policial funciona de forma un tanto manida con la confrontación entre el jefe curtido mal de comportamiento vil frente al nuevo que cree en hacer bien las cosas sin tener que humillar, recordando esta dinámica al film estadounidense “Training Day” (2001), pero todo esto suena a ya muy visto. Hay un tramo sonrojante y grimante donde aparece la jefa del trio policial, Jeanne Balibar, que no de forma ridícula no hace más que coquetear de modo fachoso con unos y otros, no se esto que aporta, sobre todo si solo aparece en esta parte la mujer, me ha resultado un apósito.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La catarsis en este hervidero es el robo en un circo de una cría de león y que ponen a los dueños gitanos dispuestos a provocar el caos, es la patrulla la que tendrá la misión contrarreloj de dar con el animal antes que todo explote. Entrando en la historia de lleno un niño, Issa, especie de alter ego moderno del Gavroche de “Los Miserables”, al que da vida un hierático Isaa Perica, que termina representando la opresión a los marginados del ‘gueto’ (teniendo un momento aparatoso y fuera de lugar en una jaula), siendo humillado. Aquí el ritmo se acelera aún más. Un fresco de un microcosmos que es un polvorín que con cualquier excusa prenderá, y por supuesto prende. Su desarrollo me ha resultado un tanto a trompicones en la parte final, donde se dan varias situaciones climáticas, como no sabiendo como concluir, y al final lo hace de forma acomodaticia y sin mojarse realmente, dejando que sea el espectador el que rellene el hueco de la última pieza que falta. Para tener con el acabe del film la sensación de que me han dado un sermón izquierdista, donde se ataca a la autoridad policial en favor de los ‘pobres’ oprimidos a los que el director parece justificar en su respuesta vengativa violenta, asentada nada menos que en los niños, como claro mensaje de que ya han incubado el gen contestatario al proceder de los abusadores, todo muy simplificador.
Spoiler:
El tramo final es la mecha explotando sobre el polvorín, con el suigéneris Gavroche liderando una rebelión juvenil contra los tres policías, consiguiendo llevarlos a un edificio de pisos y allí son heridos y rodeados de forma avernal entre los pasillos, escaleras y rellanos que se convierten en una ratonera. Piden ayuda los polis a una puerta, pero tras ella un joven no se atreve o no quiere darles refugio y observa por la mirilla. Ello mientras en el clímax, Issa con cara de demonio les observa desde arriba a los aterrados en el rellano sin poder moverse, Stéphane apunta al joven, mientras este sostiene un cóctel molotov ardiendo, en un reto donde el tiempo parece detenerse y FIN. Esto me resulta poco valiente, como no queriendo decantarse el director, no quiere aportar el dramatismo final de lo que va a ocurrir.
No entiendo porque Issa no va al hospital tras lo que le ha sucedido? Por que no denuncia lo que le han hecho? No me vale que no le van a creer, pues hoy día las asociaciones izquierdistas tienen abogados que arremeten por cualquier motivo contra las autoridades. Y de aquí hilo con que el estallido de la violencia final me resulta artificiosa y acartonada, pues nadie ayudó al chaval tras ser abandonado herido por la poli, pero luego si lidera la revuelta salvaje, venga ya!
Ly, lo que él conoce de primera mano “es el hastío social y la violencia sistemática”, lo cual dio lugar a los altercados de 2005 después de que dos jóvenes africanos fuesen asesinados por la policía francesa. A esto siguieron semanas de protestas en esos barrios de extrarradio donde el fuego y la ira conformaron un escenario que daba de algún modo al de Los Miserables. Según Ly: "A través de la violencia callejera los políticos escuchan o al menos lo fingen durante un tiempo".
Frase sobreimpresionada al final de Hugo: “No hay malas hierbas ni hombres malos. No hay más que malos cultivadores”.
El film tuvo su estreno mundial el 15 de mayo de 2019 en el Festival de Cine de Cannes, donde ganó el Premio del Jurado. Se estrenó en Francia el 20 de noviembre de 2019 y recibió elogios de la crítica, obtuvo doce nominaciones a los premios César y ganó cuatro, incluida la de Mejor Película. Entre otros honores, fue seleccionada como la entrada francesa a la Mejor Película Internacional en la 92ª edición de los Premios de la Academia, y finalmente logró la nominación.
Sugerente propuesta que termina por ser poco atrevida. Gloria Ucrania!!!
Spoiler:
El tramo final es la mecha explotando sobre el polvorín, con el suigéneris Gavroche liderando una rebelión juvenil contra los tres policías, consiguiendo llevarlos a un edificio de pisos y allí son heridos y rodeados de forma avernal entre los pasillos, escaleras y rellanos que se convierten en una ratonera. Piden ayuda los polis a una puerta, pero tras ella un joven no se atreve o no quiere darles refugio y observa por la mirilla. Ello mientras en el clímax, Issa con cara de demonio les observa desde arriba a los aterrados en el rellano sin poder moverse, Stéphane apunta al joven, mientras este sostiene un cóctel molotov ardiendo, en un reto donde el tiempo parece detenerse y FIN. Esto me resulta poco valiente, como no queriendo decantarse el director, no quiere aportar el dramatismo final de lo que va a ocurrir.
No entiendo porque Issa no va al hospital tras lo que le ha sucedido? Por que no denuncia lo que le han hecho? No me vale que no le van a creer, pues hoy día las asociaciones izquierdistas tienen abogados que arremeten por cualquier motivo contra las autoridades. Y de aquí hilo con que el estallido de la violencia final me resulta artificiosa y acartonada, pues nadie ayudó al chaval tras ser abandonado herido por la poli, pero luego si lidera la revuelta salvaje, venga ya!
Ly, lo que él conoce de primera mano “es el hastío social y la violencia sistemática”, lo cual dio lugar a los altercados de 2005 después de que dos jóvenes africanos fuesen asesinados por la policía francesa. A esto siguieron semanas de protestas en esos barrios de extrarradio donde el fuego y la ira conformaron un escenario que daba de algún modo al de Los Miserables. Según Ly: "A través de la violencia callejera los políticos escuchan o al menos lo fingen durante un tiempo".
Frase sobreimpresionada al final de Hugo: “No hay malas hierbas ni hombres malos. No hay más que malos cultivadores”.
El film tuvo su estreno mundial el 15 de mayo de 2019 en el Festival de Cine de Cannes, donde ganó el Premio del Jurado. Se estrenó en Francia el 20 de noviembre de 2019 y recibió elogios de la crítica, obtuvo doce nominaciones a los premios César y ganó cuatro, incluida la de Mejor Película. Entre otros honores, fue seleccionada como la entrada francesa a la Mejor Película Internacional en la 92ª edición de los Premios de la Academia, y finalmente logró la nominación.
Sugerente propuesta que termina por ser poco atrevida. Gloria Ucrania!!!