138/15(21/08/19) Sugerente film realizado por George Seaton, aunque en su contra está que va perdiendo fuelle con el paso del metraje, estirando las situaciones en redundancia s y subrayados. Uno de esos films que te propone un dilema moral, lo que hace que el espectador se involucre reflejándose en la situación y como la afrontaría, con un guión de Henry Denker basado en la novela de 1957 L'Hamecon de Vahé Katchaha que se enmarca en la Guerra de Corea, donde el nudo nuclear es qué hace un militar cuando se le da una orden directa de un oficial al mando para matar a un prisionero de guerra desarmado a sangre fría, que es más importante la obediencia de vida del ejército, o la conciencia humana de estar cometiendo un crimen contra los Derechos Humanos, y con ello proponen tres puntos de vista en los tres militares encargados del reo. Derivando la historia en un argumento con dosis de pacifismo, anti-bélico, humanista, anti-pena de muerte, anti-militar. Lástima que todo esto que sobre el papel suena profundo (y lo es) me queda de inicio lastrado por una idea inverosímil, la de que unos soldados se les ordene por emisora matar a un tipo a sangre fría, que a este preso lo hagan convivir con el trío en su camarote, o que el capitán del barco no se implique en que su navío haya un asesinato. La cinta a además adolece de sentido del ritmo, pareciendo, y no lo es, una obra de teatro filmado, casi todo lo que ocurre podría reducirse al camarote y poco más. El conflicto entre los tres soldados llegados a un punto suena a remasticado, a extender sin más ideas la trama para hacerla largometraje, un thriller psicológico con buenos momentos, donde las discusiones entre los protagonistas aportan reflexiones de hondura ética, pero esto bueno es socavado por algunos defectos que le impiden elevarse. El título original (The Hook) de la película proviene de traducción del título de la novela original por el lugar de la Batalla del Gancho. Filmada en la isla de Santa Catalina, California .

Durante la Guerra de Corea, tres soldados estadounidenses a bordo de un barco tiene apresado al piloto enemigo de un avión que han derribado. El cuartel general de Corea del Sur les ordena ejecutar al prisionero (Enrique Magalona), pero ninguno de los soldados está dispuesto a cumplir el comando. Un sargento (Kirk Douglas), un cabo (Nick Adams) y un soldado (Robert Walker Jr.) tienen dos días para deshacerse del prisionero o desobedecer una orden directa.

A pesar de poder catalogarse como cine bélico, apenas tiene escenas de guerra, cuasi-todo acontece en medio de confrontaciones dialécticas intensas en un barco, discusiones sobre los límites difusos entre el deber a tu trabajo y tu deber con tu conciencia, pero esto se apoya en una premisa complicada de digerir, me resulta forzada, y hay que dar licencia dramática para aceptarla como deux machine. Pero es que además el desarrollo resulta en ciertos tramos encerrados en un bucle del que no salen, uno de los intenta matar al preso pero algo lo impide, y vuelta a ocurrir, todo para desembocar en un final, este si atractivo, en su poder dramático de entender como las guerras nos colocan en posición de peones de una ajedrez manejado por poderosos,… ([1] spoiler)

A Briscoe le queda poco tiempo para servir antes de poder retirarse a los 40 años con una pensión completa, a pesar de que no tiene a quién ir a casa, como lo descubre Dennison. Es un hombre duro cuya experiencia de militar lo ha convencido de que la debilidad significa la muerte. Kirk Douglas está radiante de carisma encarnándolo, una fuerza de la naturaleza, derrocha electricidad, vitalidad, seguridad en si mismo, orgullo, valentía, de una fisicidad poderosa que acompaña a una enorme expresividad con la que nos deleita en cada choque, grande; Dennison es nuestra brújula moral, sabe mantener el tipo frente al huracán Kirk, entre los dos se establece una gran química por sus argumentarios complementarios. Con una actuación vigorosa de Robert Walker Jr.; El cabo Hackett es el tercer vértice que se mueve entre los dos polos, su rol queda un poco difuminado al no definirse y navegar entre dos aguas; El actor filipino, Enrique Magalona, como el prisionero Kim, en un papel que da una lección de inexpresividad de campeonato, no parece ni sentir ni padecer cuando le apunta con una pistola a la cabeza, rígido como un palo; Nehemiah Persoff da vida al capitán del barco de bandera finesa. El actor demuestra mundo interior en su mirada, lástima que el guión lo deje de lado como elemento neutral de la trama. El actor es un clásico secundario de grandes films, acaba de cumplir el 3 de agosto 100 años, y curiosamente Kirk Douglas, protagonista del film le adelanta en experiencia vital con 102 años.