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Voto de TOM REGAN:
9
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9
8.2
15,091
Cine negro. Drama
Nueva York, año 1934. Christopher Cross es un simple cajero, infelizmente casado, cuya única pasión es la pintura. Una noche conoce a Kitty March, una atractiva buscavidas de la que se enamora y le hace creer que es un pintor de éxito. La chica y su novio Johnny, un tipo sin escrúpulos, aprovechan la ocasión para intentar explotar al pobre hombre, pues creen que sus cuadros valen mucho dinero.
(FILMAFFINITY)
(FILMAFFINITY)
12 de julio de 2015
12 de julio de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
112/03(07/07/15) Este es uno de los grandes films del cineasta austriaco Fritz lang en su etapa estadounidense, historia que parece salida de las entrañas del más puro estilo expresionista germano, tocando temas perversos, retorcidos, escabrosos, enfocados desde un prisma marcadamente psicológico, realiza una historia desesperanzadora que pone contra las cuerdas la Condición Humana, en donde todos somos culpables de algo. Solo un año después de la buena muestra de cine negro “La mujer del cuadro”, repite Lang en el género y con el mismo trío protagonista, pero en un tono más siniestro y sombrío, el guionista Dudley Nichols (“La diligencia”) se basa libremente en la novela gala “La chienne” de Georges de La Fouchardière, llevada al cine ya en 1931 por Jean Renoir. Su tema y su explicito modo de encararlo, hay adulterios, prostitución, proxenetismo, malos tratos a una mujer, crimen sin castigo, hizo que tuviera muchos problemas con la censura, el 4 de enero de 1946, la Junta de Censura del Estado de Nueva York prohibió el film, basándose en una ley que le daba poder de censurar películas que eran "obscenas, indecentes, inmorales, inhumanas, sacrílegas o cuya exposición tendería a la moral corruptos o incitan al delito", una semana más tarde la Comisión Cinematográfica de la ciudad de Milwaukee la prohibió como parte de nueva política alentada por la policía por "una regulación más estricta de las películas indeseables", el 3 de febrero Christine Smith, ciudad censora de Atlanta, argumentó debido a "la vida sórdida que retrata, el tratamiento del amor ilícito, el fracaso de los personajes para recibir el castigo ortodoxo de la policía, y porque la imagen tendería a debilitar el respeto a la ley, el film es licenciosa, profano, oscuro y contrario al buen orden de la comunidad", hubo incluso protestas de grupos religiosos nacionales que surgieron en Atlanta.
Es un film noir (sin detectives) cargado de pesimismo, con punzantes sugerencias, intenso, angustioso, denso, opresivo, desgarrador, con una construcción de personajes fascinante, personas encerradas en sí mismas, desoladas, presas de sus obsesiones, con un portentoso increscendo narrativo, que a medida que avanza asfixia más y más, creando una sublime sensación de claustrofobia del alma. Es un formidable drama, un thriller tenso, impregnado de tremenda melancolía, que a medida que avanza el metraje se va cerniendo sobre la cinta una agobiante sensación de pesadilla, abordando temas como, la crisis existencial, el sentido de la vida, el inexorable paso del tiempo, los amores imposibles, la ambición desmedida, la sumisión al que amas, la manipulación mezquina de los sentimientos, el miedo a la soledad, la baja autoestima, el tormento psicológico, en lo que es una brillante radiografía del camino hacia la degradación moral de una persona ordinaria, en esto recuerda bastante a “El Ángel Azul” (1930) de Sternberg, incluso la interpretación de Jannings tiene cierto parecido con la de Robinson. El protagonista es un tipo pusilánime, con una vida rutinaria, un trabajo sin aspiraciones, una esposa a la que no ama, reflejo del tipo normal, el del montón, y de cómo en determinadas circunstancias este tipo corriente puede caer en las garras de la “Perversidad”, de la corrupción moral, de cómo todos somos vulnerables a ciertas debilidades del cuerpo. A través de este protagonista se abre un abanico de amoralidad, donde la femme fatale, de carácter duro también está obsesionada con su amor (Johnny), aunque este macarrilla, su proxeneta la maltrate constantemente sin que ella le de importancia, son personajes oscuros, frustrados, insatisfechos, infelices, amargados. Remarcable es la misoginia inherente a la historia, todas las mujeres que aparecen son malas, desde marujonas a prostitutas manipuladoras.
La puesta en escena resulta de gran profundidad para transmitir emociones, con un estupendo trabajo en dirección artística de Alexander Golitzen (“La mujer del cuadro”, “Sed de mal” o “Aeropuerto”), escenarios que emiten soledad y desarraigo, pero lo que sobresale es la sobresaliente fotografía en glorioso b/n de Milton Krasner (“Eva al desnudo”, “La tentación vive arriba” o “La conquista del Oeste”), deudora claramente del goticismo germano, sabiendo en clara evolución ir despojándola de luz poco a poco la historia, haciéndola lúgubre, funesta, velada, acentuando un clima enrarecido, agobiante, cerrado, donde el mal acecha, jugando con las sombras, los fuera de plano, las insinuaciones, los simbolismos, reflejando la penumbra de los personajes, maravillosa en el tramo final con la recreación de alucinaciones. La música de Hans J. Salter (“Hojas de otoño”), remarca con sutilidad el tono aciago de los personajes, llegando en el clímax final con sonidos disonantes como alegoría de la atormentada mente de Chris. Por cierto, está el McGuffin de la historia, los cuadros pintados por Chris, en realidad son obra del pintor de origen berlinés John Decker (pintor, escenógrafo y caricaturista en Hollywood), llama la atención que lo destacable de los cuadros sea la perspectiva cuando son pinturas planas, sin profundidad alguna, parecidos al estilo de su coetáneo Diego Rivera.
Edwar G. Robinson encarna con magnífico aplomo a este tipo pusilánime, su físico consigue moldearlo poco a poco con el devenir del metraje, siendo el claro reflejo del descenso a los infiernos a que es arrastrado por mor de una mujer fatal, lo vemos ir encorvándose con el paso del tiempo, achicarse, llegando en el tramo final a ser el “Nosferatu” de Max Schreck acercándose a su víctima, sublime, la viva estampa de un “calzonazos” con el delantal puesto en casa, sabe emitir un arco de desarrollo fabuloso, empieza a nivel tierra, sube al conocer a la femme fatale, cae en sus garras y se ilusiona mientras sube su autoestima, y cuando todo se destapa cae en picado, bajando al Averno, tremendo... (sigue en spoiler)
Es un film noir (sin detectives) cargado de pesimismo, con punzantes sugerencias, intenso, angustioso, denso, opresivo, desgarrador, con una construcción de personajes fascinante, personas encerradas en sí mismas, desoladas, presas de sus obsesiones, con un portentoso increscendo narrativo, que a medida que avanza asfixia más y más, creando una sublime sensación de claustrofobia del alma. Es un formidable drama, un thriller tenso, impregnado de tremenda melancolía, que a medida que avanza el metraje se va cerniendo sobre la cinta una agobiante sensación de pesadilla, abordando temas como, la crisis existencial, el sentido de la vida, el inexorable paso del tiempo, los amores imposibles, la ambición desmedida, la sumisión al que amas, la manipulación mezquina de los sentimientos, el miedo a la soledad, la baja autoestima, el tormento psicológico, en lo que es una brillante radiografía del camino hacia la degradación moral de una persona ordinaria, en esto recuerda bastante a “El Ángel Azul” (1930) de Sternberg, incluso la interpretación de Jannings tiene cierto parecido con la de Robinson. El protagonista es un tipo pusilánime, con una vida rutinaria, un trabajo sin aspiraciones, una esposa a la que no ama, reflejo del tipo normal, el del montón, y de cómo en determinadas circunstancias este tipo corriente puede caer en las garras de la “Perversidad”, de la corrupción moral, de cómo todos somos vulnerables a ciertas debilidades del cuerpo. A través de este protagonista se abre un abanico de amoralidad, donde la femme fatale, de carácter duro también está obsesionada con su amor (Johnny), aunque este macarrilla, su proxeneta la maltrate constantemente sin que ella le de importancia, son personajes oscuros, frustrados, insatisfechos, infelices, amargados. Remarcable es la misoginia inherente a la historia, todas las mujeres que aparecen son malas, desde marujonas a prostitutas manipuladoras.
La puesta en escena resulta de gran profundidad para transmitir emociones, con un estupendo trabajo en dirección artística de Alexander Golitzen (“La mujer del cuadro”, “Sed de mal” o “Aeropuerto”), escenarios que emiten soledad y desarraigo, pero lo que sobresale es la sobresaliente fotografía en glorioso b/n de Milton Krasner (“Eva al desnudo”, “La tentación vive arriba” o “La conquista del Oeste”), deudora claramente del goticismo germano, sabiendo en clara evolución ir despojándola de luz poco a poco la historia, haciéndola lúgubre, funesta, velada, acentuando un clima enrarecido, agobiante, cerrado, donde el mal acecha, jugando con las sombras, los fuera de plano, las insinuaciones, los simbolismos, reflejando la penumbra de los personajes, maravillosa en el tramo final con la recreación de alucinaciones. La música de Hans J. Salter (“Hojas de otoño”), remarca con sutilidad el tono aciago de los personajes, llegando en el clímax final con sonidos disonantes como alegoría de la atormentada mente de Chris. Por cierto, está el McGuffin de la historia, los cuadros pintados por Chris, en realidad son obra del pintor de origen berlinés John Decker (pintor, escenógrafo y caricaturista en Hollywood), llama la atención que lo destacable de los cuadros sea la perspectiva cuando son pinturas planas, sin profundidad alguna, parecidos al estilo de su coetáneo Diego Rivera.
Edwar G. Robinson encarna con magnífico aplomo a este tipo pusilánime, su físico consigue moldearlo poco a poco con el devenir del metraje, siendo el claro reflejo del descenso a los infiernos a que es arrastrado por mor de una mujer fatal, lo vemos ir encorvándose con el paso del tiempo, achicarse, llegando en el tramo final a ser el “Nosferatu” de Max Schreck acercándose a su víctima, sublime, la viva estampa de un “calzonazos” con el delantal puesto en casa, sabe emitir un arco de desarrollo fabuloso, empieza a nivel tierra, sube al conocer a la femme fatale, cae en sus garras y se ilusiona mientras sube su autoestima, y cuando todo se destapa cae en picado, bajando al Averno, tremendo... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
...Joan Bennett resulta una belleza turbadora, muy sugerente, con malicia sutil, sibilina, arpía, aguanta de modo flemático el maltrato de su Johnny, pícara en su lenguaje gestual, sublime en su química perversa con Dan Duryea, una femme fatale Icónica. Dan Duryea un extraordinario rol de villano, un macarra sublime, con encanto, con simpatía, un mezquino amoral que no duda en abofetear y patear a su pareja si esta no le ha conseguido (prostituyéndose) plata, encanto retorcido en su reptil sonrisa, soberbio en un papel para el que parece nacido. Reseñable es Rosalind Ivan como la insoportable y marujona esposa de Chris.
Momentos recordables; El modo juvenil en que Chris sostiene la flor que le ha dado “Kitty”; Cuando Chris hace la pintura de la flor de “Kitty”; La mujer de Chris, Adele, entra en el baño, mira la flor que ha pintado Chris y la tira con cara de desprecio a la basura; El tenso momento en que Chris va a robar de la caja fuerte de su trabajo y su jefe llega, él aire se puede rasgar con un cuchillo; El perverso momento en que Chris pinta las uñas de “Kitty”, creando uno de los momentos alegórico-eróticos de la historia del cine, copiándolo años después Kubrick en su “Lolita” (1962); El divertido plan de Chris para hacer coincidir a Adele y su esposo supuestamente desaparecido; El clímax del film, cuando Chris es rechazado por “Kitty” de modo vil, este se transforma en una especie de “Nosferatu” para matarla con el picahielos (antecedente de “Instinto Básico”); En el epílogo, el realizador hace que aunque Chris no ha sido castigado por las autoridades, su conciencia ejerza de cruel verdugo, tiene visiones pesadillescas de sus fantasmas que le empujan a un intento vano de ahorcamiento fuera de plano, o como camina cual muerto en vida por una calle bulliciosa, pasa por delante de una tienda de arte y sacan el cuadro “Autoretrato de Katherine March”, en realidad pintado por Chris, ha sido vendido por 10.000 $, el destino gasta bromas crueles, a continuación una bella elipsis temporal, una toma alta de grúa, Chris sigue su cansino andar por la calle, ahora desierta, símbolo de su condena a la soledad.
Me ha sido muy rebuscado lo de la historia de Homer, esposo de Adel, lo de un naufrago que se agarra a un barco en nueva York, y se va con el navío a Honduras y allí se tira cinco años sin dar señales de vida, queda bastante chirriante, Nichols lo podría haber cuadrado un poco mejor.
Spoiler:
El film se puede entender en parte como un alegato en contra de la pena de muerte, pues muestra como pueden cometer los tribunales, por muchas garantías que haya, errores, que en el caso de la pena de muerte nos e pueden reparar, se pueden equivocar y ejecutar a un inocente, por mucho que lo parezca, esto también fue uno de los motivos de que la censura imperante en USA actuara, no le gustaba se criticara su sistema penal. Entroncando con esto queda el hecho de ruptura de que esta fue la primera película hollywoodiense en que un crimen quedaba sin castigo legal. Pero en cambio la historia ahonda en otro tipo de castigo, el que se autoinflinge el que comete un gran delito, hecho estudiado en la psicología, de cómo alguien que lo comete y no es condenado por ello, se puede sentir atosigado por la angustia de no haber purgado su crimen legalmente como un acto de purificación, algo así como en el cristianismo cuando confesamos y tienen que rezar para saldar cuentas, pues en este caso al no haber recibido el castigo civil puede haber personas que se torturen por su conciencia, sobre todo las que alguna vez tuvieron una brújula moral, en el film quieren demostrar que esta autopena puede ser peor incluso que el castigo capital, pues reflejan a Chris en el tramo final como un muerto en vida, un zombi perseguido por los fantasmas del pasado.
Clásico imperecedero del cine negro, obra de gran profundidad y de gran calado emocional. Fuerza y honor!!!
Momentos recordables; El modo juvenil en que Chris sostiene la flor que le ha dado “Kitty”; Cuando Chris hace la pintura de la flor de “Kitty”; La mujer de Chris, Adele, entra en el baño, mira la flor que ha pintado Chris y la tira con cara de desprecio a la basura; El tenso momento en que Chris va a robar de la caja fuerte de su trabajo y su jefe llega, él aire se puede rasgar con un cuchillo; El perverso momento en que Chris pinta las uñas de “Kitty”, creando uno de los momentos alegórico-eróticos de la historia del cine, copiándolo años después Kubrick en su “Lolita” (1962); El divertido plan de Chris para hacer coincidir a Adele y su esposo supuestamente desaparecido; El clímax del film, cuando Chris es rechazado por “Kitty” de modo vil, este se transforma en una especie de “Nosferatu” para matarla con el picahielos (antecedente de “Instinto Básico”); En el epílogo, el realizador hace que aunque Chris no ha sido castigado por las autoridades, su conciencia ejerza de cruel verdugo, tiene visiones pesadillescas de sus fantasmas que le empujan a un intento vano de ahorcamiento fuera de plano, o como camina cual muerto en vida por una calle bulliciosa, pasa por delante de una tienda de arte y sacan el cuadro “Autoretrato de Katherine March”, en realidad pintado por Chris, ha sido vendido por 10.000 $, el destino gasta bromas crueles, a continuación una bella elipsis temporal, una toma alta de grúa, Chris sigue su cansino andar por la calle, ahora desierta, símbolo de su condena a la soledad.
Me ha sido muy rebuscado lo de la historia de Homer, esposo de Adel, lo de un naufrago que se agarra a un barco en nueva York, y se va con el navío a Honduras y allí se tira cinco años sin dar señales de vida, queda bastante chirriante, Nichols lo podría haber cuadrado un poco mejor.
Spoiler:
El film se puede entender en parte como un alegato en contra de la pena de muerte, pues muestra como pueden cometer los tribunales, por muchas garantías que haya, errores, que en el caso de la pena de muerte nos e pueden reparar, se pueden equivocar y ejecutar a un inocente, por mucho que lo parezca, esto también fue uno de los motivos de que la censura imperante en USA actuara, no le gustaba se criticara su sistema penal. Entroncando con esto queda el hecho de ruptura de que esta fue la primera película hollywoodiense en que un crimen quedaba sin castigo legal. Pero en cambio la historia ahonda en otro tipo de castigo, el que se autoinflinge el que comete un gran delito, hecho estudiado en la psicología, de cómo alguien que lo comete y no es condenado por ello, se puede sentir atosigado por la angustia de no haber purgado su crimen legalmente como un acto de purificación, algo así como en el cristianismo cuando confesamos y tienen que rezar para saldar cuentas, pues en este caso al no haber recibido el castigo civil puede haber personas que se torturen por su conciencia, sobre todo las que alguna vez tuvieron una brújula moral, en el film quieren demostrar que esta autopena puede ser peor incluso que el castigo capital, pues reflejan a Chris en el tramo final como un muerto en vida, un zombi perseguido por los fantasmas del pasado.
Clásico imperecedero del cine negro, obra de gran profundidad y de gran calado emocional. Fuerza y honor!!!