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Voto de TOM REGAN:
7
Voto de TOM REGAN:
7
Drama Titta Di Girolamo, un hombre de cincuenta años, lleva ocho viviendo en la habitación de un hotel suizo. Ocho años sin trabajar, fumando en silencio, sentado en el vestíbulo o en el bar del hotel. Una atroz rutina, esperando eternamente a que ocurra algo. Titta observa cómo transcurre la vida sin expresar ningún sentimiento ni emoción. No tiene a nadie. Está solo. ¿Cuáles son los secretos inconfesables de Titta? (FILMAFFINITY)
1 de octubre de 2023 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
264/23(22/09/23) Sugestivo segundo film del mejor director italiano de la actualidad, el napolitano Paolo Sorrentino, digno heredero de Federico Fellini y de Luchino Visconti, teniendo mucho de ambos, pero en esta producción es más del segundo, una especie de Muerte en Venezia modernizada (salvando evidentemente las distancias con la obra maestra del milanés), aquí el retrato de un tipo hierático, frio, que pasa los días en hotel de Suiza sin más meta aparente que observar a la gente. Es un drama psicológico escrito y dirigido por Paolo Sorrentino, protagonizado por el actor fetiche del realizador de “La Gran Belleza”, el gran Toni Servillo (ha trabajado con Sorrentino en 7 films), en otra actuación mayestática, poderosa, de esas que con sutilidad deja entrever mucho mundo interior, toro rol para el recuerdo, de tipo alienado, parece derrotado, pasea cansado junto a un lago. Es una cinta cargada de elegancia, filmada con mimo gracias a la fotografía del maestro en la materia Luca Bigazzi (en su primer trabajo con el director, tras esta peli son inseparables), con suaves travellings, con dramáticos planos secuencia, con incisivos primeros planos, con juegos luminosos preciosos, con tomas de una simetría, con acciones en segundo plano gráciles; este reino de sensaciones agudizado por la música techno vibrante.

Obra que en su primera mitad hace hincapié y cautiva en el misterio de querer saber quién es este tipo a punto de cumplir los 50 años, derivando en el retrato de personalidad de alguien inescrutable. Titta es gélido, distante, (como bien he leído), aburrido (dice: ‘Sentarme aquí, es lo más peligroso que he hecho nunca’, comenta que es alguien carente de imaginación), fumador, es una especie de Napoleón en su retiro de Santa Elena) sabemos lleva 8 años viviendo en solitario en el hotel (Lugano-Suiza), lo paga mensualmente, todas las mañanas se viste elegante y resuelve los juegos de ajedrez del periódico, por la noche juega al Grabber con una pareja aristocrática (Raffaele Pisu y Angela Goodwin), se inyecta heroína todos los miércoles a las diez de la mañana en su habitación (filmado esto con un gran sentido estético en como la cámara lo filma desde arriba y termina rodeándolo por encima), telefonea a su esposa e hija en conversaciones cortantes, tiene la visita de un extrovertido hermano Valerio (algo histriónico Adriano Giannini), vemos que tiene una pistola, regularmente le llega una maleta cargada de dinero que ingresa (en un aparente ritual con su auto) en un banco que deben contar manualmente, pero no sabemos el porqué de su situación, generándonos intriga y misterio.

En la segunda parte, cuando se relaciona con la camarera del hotel, Sofía (cautivadora Olivia Magnani, nieta de la estrella Anna Magnani) sabremos de dónde le viene es te retiro suizo al italiano. Todo ello narrado con un sentido del humor oscuro, con mucha sutilidad, que desemboca en el terreno del thriller con ribetes románticos, culminado en un final agrio, nada acomodaticio, y acorde con el fluir del personaje principal. Es un tipo de cine particular, minimalista, con mucho de silencios, y mucha comunicación en miradas, no apto a todos los paladares, de hecho, los que no conecten con la taciturna personalidad de Titta (Servillo) les costará engancharse, les podría cargar cierto aire pretencioso. Pero los que si empaticen con el prota, serán premiados por una obra punzante, que discurre de modo sereno, pero sabiendo dosificar los picos, dejando en su devenir un sabor de buen gusto cinéfilo, bañado en una evocadora melancolía (algo típico de Sorrentino), y es que en esto es un maestro Sorrentino, en inducir a un estado de ánimo pesaroso.

Esta proyección mencionada de estado de ánimo apesadumbrado se imprime con pequeños detalles, con recursos ingeniosos como es ver desde una ventana un funeral con el féretro tirado por caballos, que pasa por la calle, o como el prota mira desde el cristal como un tipo caminando por la calle choca contra una farola. Toda esta parsimonia se rompe cada vez que llega una maleta, hay una edición trepidante reflejando una rutina frenética, dónde Titta quita la funda a un BMW aparcado en un parking y rápidamente conduce hasta que la valija está en un cuarto de un banco para ser contados los billetes, todo ello adornado por un sonido de guitarra eléctrica sincopado. También se rompe el sereno ritmo con la llegada del extraño hermano de Titta, son agua y aceite.

Sorrentino consigue que nos sumerjamos en la vida de un aparentemente tipo anodino, en realidad preso de los errores del pasado, purga sus pecados aislado del mundo, en una especie de limbo eterno, un exiliado social. Parece encontrar un halo de luz en su oscuridad con la relación con Sofia, una bella camarera con la que Titta haya algo de felicidad, pero su sino no es esa meta, y parecen colisionar en algo así como ser unos sucedáneos de Romeo y Julieta. Para desembocar todo en una ópera de mafiosos que se mueven entre restos de convenciones sobre la próstata, con giros sorpresa impactante en lo que acaba contando Titta, agarrándose con estoicismo y valentía a su destino
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Tiene tramos tan punzantes como cuando harta de ser obviada (aparentemente) por Titta, la camarera Sfia se rebela ante él, estándole su pasotismo que parece reflejar arrogancia, en realidad es complejo ante su beldad (creo). Titta se levanta de su lugar habitual y se marcha de la cafetería sin decir palabra; En uno de sus típicos viajes a llevar la maleta al banco y hacer recuento del dinero. (Aparentemente) faltan 100,000 dólares, dicen de repetir el conteo, pero Titta enfadado dice que la confianza se ha roto, que metan el dinero en la maleta y se marchará. El director del banco queda asustado (sabe que el dinero es de la mafia), entonces una empleada finge haber dejado un fajo dentro de la maleta y con ello las cuentas cuadran y Titta queda conforme. Tras ello vemos como Titta regala a Sofía un auto de 100,000 $, y sabemos el error en el bando fue una treta de Titta para conseguir la plata. Sofia no quiere el regalo, no quiere ser comprada. Titta deja las llaves sobre el auto y se marcha; Titta termina contando sus secretos a Sofia. Se revela que hace ocho años, Titta era un corredor que invertía grandes sumas de dinero. Un día invirtió 250 mil millones de liras italianas en nombre de la Cosa Nostra, perdiendo 220 mil millones en pocas horas. Como castigo, Titta se vio obligado a vivir el resto de su vida como un peón de la mafia, realizando entregas periódicas de maletas llenas de dinero a un banco suizo; Titta y Sofia planean celebrar el 50 cumpleaños del primero al día siguiente, pero cual shakesperianos Romeo y Julieta, ella tiene un accidente grave con el coche que Titta le regaló y este cree ella le ha abandonado, con lo que aprece decidido a acabar con todo; Un par de sicarios que se hospedaron para esconderse en la habitación de Titta para un asesinato, acaban robándole una maleta de dinero a Titta, telefonea a su jefe mafioso para convencerle de que le han robado. Este le pide vaya a verlo en persona. Se ven en una sala de convenciones donde hay un cartel sobre enfermedad de próstata (queriendo Sorrentino des glamurizar la mafia). Allí nos enteramos de la verdad de lo sucedido, Titta fríamente le cuenta al capo (y lo vemos en flash-back) como recuperó el dinero, matando a los dos mercenarios. El capo le dice que entonces no hay problema, pero Titta le dice que sí, uy es que no va devolverle la maleta en represalia por la ‘condena’ que le hizo pasar de destierro. El capo pregunta a uno de sus hombres sui pueden cambiar el titular de la cuenta en el banco suizo, y este le responde que no hay problema. Con lo que se levanta y se marcha. Titta es llevado en un auto por dos sicarios, junto a un tipo que han asesinado. Van por autopista mientras uno de los sicarios canta alegremente. Tras ello hay una elipsis y Titta está colgado de las manos en una grúa sobre un depósito de cemento fresco, le piden los sicarios que diga donde está la maleta o lo descenderán. Vemos que la maleta con el dineral se la ha dado al matrimonio con el que jugaba a las cartas. El plano final, escuchamos en off a Titta mientras es bajado e introducido en el cemento: ‘Solo hay una cosa cierta, lo sé, de vez en cuando en lo alto de un poste eléctrico, en medio de un paisaje nevado con un frio gélido y cortante, Dino Giuffre se detiene (lo vemos trabajando), le invade la melancolía y comienza a pensar, y piensa que yo Titta Di Girolamo soy su mejor amigo…’

El film ganó cinco premios David di Donatello, incluidos Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actor.

Me queda un film muy sugerente, de los que te atrapa en su atmósfera, con una actuación protagonista poderosa, y con una historia que engancha en sus diferentes fases, Gloria Ucrania!!!
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