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Voto de TOM REGAN:
6
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6
Fantástico. Comedia. Infantil Charlie Bucket (Freddie Highmore), un niño muy bueno de una familia muy pobre, gana un concurso para disfrutar de una visita de un día a la gigantesca fábrica de chocolate del excéntrico Willy Wonka (Johnny Depp) y su equipo de Oompa-Loompas. Cuatro niños más de diferentes partes del mundo lo acompañarán a través de un mundo fantástico y mágico lleno de diferentes sabores.
9 de abril de 2019 0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
52/17/30/03/19) Desequilibrada versión que Tim Burton hace del popular libro homónimo de 1964 del galés Roal Dahl, quizás debido a que tampoco su historia me resulta inteligente, pues todo es un tsunami de obviedades, donde la sutilidad es inexistente, una fábula de tintes tan infantiles que parece una clase de parvulario. Es una cinta de fantasía con dosis de musical a cargo del multiplicado Deep Roy como Oompa Loompa. El guión es de John August (“Big Fish”), la historia sigue a Charlie mientras gana un concurso junto con otros cuatro niños y es guiado por Willy Wonka en un recorrido por su fábrica de chocolate, protagonizada por protagonizada por Johnny Depp como Willy Wonka y Freddie Highmore como Charlie Bucket, con secundarios de lujo como David Kelly, Helena Bonham Carter, James Fox, y el mito Christopher Lee. Es la segunda adaptación cinematográfica del relato, la anterior es de 1971, con la que Roal no estuvo contento. Esta producción la arrancó la Warner Bros en 1991, dejando que la (fundación) Dahl Estate tuviera el control artístico total. Antes de la participación de Burton, directores como Gary Ross, Rob Minkoff, Martin Scorsese y Tom Shadyac habían participado, mientras los actores Bill Murray, Nicolas Cage, Jim Carrey, Michael Keaton, Brad Pitt, Will Smith, Adam Sandler, y muchos otros, estaban en discusión o considerados por el estudio para interpretar a Wonka. Cuando Burton entró en el proyecto trajo a bordo a sus colaboradores habituales, Johnny Depp de protagonista y Danny Elfman en la música, siendo esta la primera vez desde The Nightmare Before Christmas que Elfman contribuyó a una película con canciones escritas y su voz. La historia tiene elementos de ese universo que tanto gusta de explotar el realizador de Burbank, con esa mezcla de los mundos entre niños y adultos, donde las mentalidades de unos y otros alteran los tópicos, con recursos góticos, con toques siniestros, con mucho humor negro, y está su protagonista adulto, una figura que parece moldeada por Tim Burton, un ser desconectado de la realidad, que vive en su microcosmos propio, contracorriente, aislado de la sociedad, con trazas de Ed Wood o Eduardo Manostijeras, añádase esa subtrama que el libreto de August ha sumado de un trauma familiar con su padre, que recuerda al que tenían los personajes de “Big Fish”, además de poder crear un mundo singular (algo muy burtoniano) con la Fábrica de Chocolate, un desparrame de imaginación, ríos y cascadas de chocolate, barcos caballitos de mar que lo surcan, ardillas abre-nueces, parodias de films míticos, etcétera.

Paradójicamente según mi (modesta) opinión resulta que me gusta más el preámbulo a la entrada en la factoría que el después, demasiado aparatoso, primero con esos imaginativos créditos iniciales, mostrando cual Máquina de Rube Goldberg (CGI) como se fabrica el chocolate la factoría WW, tras esto viene un turbador se aire dickensiano, la presentación de ese niño protagonista que vive en la pobreza, pero lo hace con dignidad y mucho a mor a sus padres y abuelos, reside en una casita doblada, con agujeros en el techo, está el modo ingenioso en que nos presentan en mordaces momentos a los otros niños (malcriados) protagonistas, todo muy creativo y cautivador. Pero desgraciadamente cuando aparece en pantalla Johnny Depp el exceso lo engulle todo, empezando por esa encarnación Michael-Jacksoniana (por mucho que Depp lo niegue) que da grima por lo pasado de vueltas que está, tiene su shock visual la entrada a la fábrica con esa gran sala que parece salida de un cuento de niños, todo muy bucólico con árboles de golosinas, ríos de chocolate, el césped comestible, colinas comestibles, pero tras esto reside la inane, lo monocorde narrativamente, una sucesión de pantallas donde los niños (malcriados) irán quedándose en sus vicios por el camino, hasta llegar a la final de modo, que me mueve a sensación alguna, una imaginería visual buena, pero no es capaz de tapar lo monocorde de su historia. Sumado a unos flash-back que intentan dar fondo al protagonista, lo que hacen es estorbar y aportar nada (el micro-cuento del hindú que edifica un palacio de chocolate), sintiéndose relleno fatuo. Todo tan cromático y aparatoso como huero, y ello adornado por trazos de brocha gorda en su mensaje remarcado y sobado de que los niños malos serán castigados por el karma (o por no hacer caso de las advertencias), se suman unos números musicales burdos (de el-los Oompa Loompas). Los diálogos resultan entre almibarados y tontorrones, todo aderezado con un postre (me refiero al rush final), bastante soso, estirándose más que la visita de los suegros.

Salvo de lo insustancial el homenaje-parodia que Burton (no es de Roald, pues el libro está escrito cuatro años antes del estreno del film al que me voy a referir) hace de la mítica cinta kubrickiana “2001: Una Odisea del Espacio” (1968), con ese gag irreverente en que el icónico Monolito negro al que los simios rinden pleitesía se transforma en una barra de chocolate WW.

Los Buckets viven en una casa que se inclina locamente en todas direcciones, y parece haber sido diseñado por el Dr. Caligari en la línea de su gabinete. La familia es muy pobre. Charlie duerme en una buhardilla que está abierta al clima, y sus cuatro abuelos duermen todos (y viven, aparentemente) en la misma cama, dos en un extremo y dos en el otro. Su madre (Helena Bonham Carter) mantiene la serenidad del hogar, mientras que su padre (Noah Taylor) busca empleo. El abuelo Joe (David Kelly) recuerda las felices décadas en que él y todos los demás en el vecindario trabajaron en la fábrica de chocolate.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Willy Wonka nos es expuesto desde el principio como un misántropo nihilista que parece disfrutar haciendo sufrir, y no le duele el dolor de los demás, y menos el de los niños, a los que parece repudiar, ya desde que presenta una especie de feria con muñequitos y música y de pronto todo arde, entretenimiento y el terror lo engulle de modo planeado. Johnny Depp lo encarna de modo estrafalario, desconcertante, cual autómata sin sentimientos, un ataráxico de risa floja, por el que no sientes mínima simpatía, y no te crees su conflicto paterno-filial dueño de un humor sombrío, ejemplo cuando al inicio del recorrido les dice en una enorme sala a los cinco niños: "Todo en esta habitación es comestible, incluyéndome a mí. Pero eso se llama canibalismo y está mal visto en la mayoría de las sociedades”. Depp y Burton fueron influenciados para su Willy Wonka de los presentadores de programas infantiles de televisión como Bob Keeshan (Capitán Kangaroo), Fred Rogers y Al Lewis de The Uncle Al Show, y Depp se inspiró en varios presentadores de juegos. Burton recordó de su infancia que los personajes eran extraños pero que dejaron impresiones duraderas. Depp basó la mirada de Wonka (exagerado corte de cabello y enormes gafas de sol) en la editora de la revista Vogue Anna Wintour. Se han hecho comparaciones entre Willy Wonka y Michael Jackson. Burton no estuvo de acuerdo con las comparaciones y dijo que a Jackson, a diferencia de Wonka, le gustaban los niños. Depp dijo que las similitudes con Jackson nunca se le ocurrieron. En vez de eso, comparó a Wonka con Howard Hughes debido a su naturaleza "solitaria, germinativa, controladora". Burton estuvo de acuerdo con la similitud con Hughes. También citó a Charles Foster Kane de Citizen Kane como una inspiración para Wonka, ya que Kane es "alguien que fue brillante pero luego se traumatizó y se retiró a su propio mundo"; Freddie Highmore da vida aun Charlie entrañable, este si borda su rol dickensiano de niño que vive en la pobreza, pero está orgulloso de su familia, claro alegoría de como deberían de ser los niños, atentos, amables, cariñosos, leales, inteligentes, muy buena su labor. Burton estaba encontrando problemas para elegir a Charlie, hasta que Depp, que había trabajado con Freddie Highmore en “Finding Neverland” (2004), sugirió a Highmore para el papel, este ya había leído el libro antes, pero decidió leerlo una vez más antes de la audición.

Los otros cuatro niños representan defectos de la infancia que se agudizan con la edad: Augustus Gloop encarnado por un divertido Philip Wiegratz, un niño mofletudo, regordete y que solo tiene en mente comer y después volver a comer, es el reflejo que cual pecado capital la Gula; Veruca Salt a la que da vida con nervio irritante (lo que necesita su rol) Julia Winter, es una mimada patológica, a la que su padre (flemático Edward Fox) acaudalado da todo lo que pide y más, es el reflejo del pecado de ser una Caprichosa; Mike Teaevee es interpretado por un repelente (adecuadamente) Jordan Fry, un arrogante niño obsesionado con la televisión y la electrónica, su pecado es la Soberbia de no hacer caso a su padre (correcto Adam Godley); Violeta Beauregarde encarnada por Anna Sophia Robb de modo repipi por una muñequita rubia consentida a la que su madre (buena Missi Pyle) tiene intenta moldear a su imagen, y que no para de mascar chicle, su pecado es ser una Vanidosa.

En conjunto me queda una irregular adaptación de la popular novela. Fuerza y honor!!!

Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/04/charlie-y-lafabrica-de-chocolate.html
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