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Voto de TOM REGAN:
7

Voto de TOM REGAN:
7
6.4
28,480
Thriller. Terror
Unos jóvenes ladrones creen haber encontrado la oportunidad de cometer el robo perfecto. Su objetivo será un ciego solitario, poseedor de miles de dólares ocultos. Pero tan pronto como entran en su casa serán conscientes de su error, pues se encontrarán atrapados y luchando por sobrevivir contra un psicópata con sus propios y temibles secretos. (FILMAFFINITY)
26 de octubre de 2016
26 de octubre de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
193/10(18/10/16) El uruguayo Fede Álvarez realiza un film refrescante y sorprendente por lo bien que maneja todos sus recursos en pos de un thriller de terror angustioso y opresivo que te atrapa desde el inicio, pues no se entretienen y en pocos minutos nos sumerge en la acción, sucediendo todo a partir de entonces casi a tiempo real, con lo que la sensación de asfixia y arritmia te llega con punzamiento. Una producción estadounidense sobre unos delincuentes que deciden dar lo que a priori es un golpe fácil, pero la cosa se complica. El director escribe junto a Rodo Sayagues un guión sencillo, pero que extrae de modo inteligente elementos que la hacen estimulante, encuadrado en el subgénero “home-invasion” (al que pertenecen films como “Horas desesperadas”, “Perros de paja” o “La habitación del pánico”), donde l 90% del relato acontece dentro de la casa, que consigue que una vivienda humilde se convierta en un hábitat avernal, ayudado por la excelente ambientación, con un ritmo trepidante, con giros sorpresa inquietantes, con creación de situaciones impactantes, con un increscendo dramático sugestivo, donde uno de los mejores elementos explotados es que no es la clásica lucha entre el bien y el mal, aquí todos los bandos tienen sus razones, y pueden ser entendibles.
Estamos en una Detroit sombría, Money (Daniel Zovatto) comanda un trío de ladrones de casas compuesto por su novia Rocky (Jane Levy) y Alex (Dylan Minnette), quien a su vez hurta los códigos de las alarmas de los lugares del negocio de seguridad de su padre. Money le pide a un reticente Alex hacer un último atraco: se ha enterado que hay un veterano de guerra invidente que vive solo en un suburbio prácticamente abandonado, quien recibió una millonaria indemnización por el atropellamiento de su hija, suma que, se dice, guarda en su casa.
El realizador que con una premisa ya muy trillada sabe hacerla atractiva. Posee estilo de síntesis al delinear en pocos trazos a los protagonistas, presentándonoslos con agudeza dramática, para en pocos minutos introducirnos en la morada del miedo. Una casa aislada, en una urbanización abandonada, escasos personajes (apenas cuatro), escasos diálogos, y muchos golpes de efecto bien trazados para imantarte hasta su desenlace. Un film turbio que maneja con acierto la tensión e intensidad de los momentos cruciales, haciendo al espectador estar cuasi-físicamente en esta casa-jaula, sabiendo explotar con pericia la geografía de la vivienda para extraer momentos de gran eficacia perturbadora, haciendo enrarecido y enfermizo el aire que llegamos a respirar, transmitiendo claustrofobia donde cada rincón se convierte en un recurso de zozobra, donde se recrea el clásico juega del gato y el ratón, una odisea por la supervivencia, donde los protagonistas parecerán embarcados en el “Tren de la Bruja”, un territorio hostil, donde lo singular es que los delincuentes se convierten en los ratones, componiendo un clima aterrador, dosificando equilibradamente las sorpresas, con un desarrollo cuidado, mesurado pero incisivo, regando de suspense, misterio y terror el metraje, no cayendo en lo fácil, arriesga y hace ganador al espectador, sometiéndose este a una inyección de agobio, gracias a lo bien que se manejan (recursos del género terror) los silencios, la oscuridad, los gestos, las miradas, ello ayudado por a una cámara dinámica, que se en nuestra desasosegante visión, con vibrantes planos-secuencia, con una iluminación tenue que te acongoja, recordando el estilo de filmación de David Fincher.
La casa se convierte en una especie de entrada en el Purgatorio regido por un ciego, que actúa con un retorcido código moral, un siniestro veterano de guerra maltratado por su país, que se mueve en su residencia como si de un reino se tratara, se siente violado cuando un grupo de incautos invaden su velado territorio, un lugar a media luz, tristón, gris, como una parte física del propio Amo del reino, para acentuar esto queda la única conversación trascendente del film, cuando el ciego comenta que “Dios no existe”, imponiéndose él como la deidad que gobierna “su tierra” a su albedrio, en realidad esto lo dice con pesar, pues el mundo a él lo ha maltratado de tal forma que ya solo cree en sí mismo. La tenebrosa vivienda se funde con lúgubre personalidad, con desconcertantes sorpresas, con pasillos infinitos, con ventanas enrejadas cual cárcel, con un sótano infernal (las escenas allí recuerdan a las de “El silencio de los corderos”), con un perro temible (especie de “Cujo”), todo ello provocando en el espectador sensación de laberinto del que es imposible escapar. Por cierto yo me alío con el ciego, me crea más empatía que los invasores, su sufrimiento interior me llega, su hastío y a pesar de todo integridad, y deseo que acabe con los que han ultrajado su morada.
Me ha gustado que se enmarque la acción en Detroit, la actual y desolada capital de los automóviles, una antigua urbe en expansión, la Meca de la industrialización, que por mor de la crisis económica ha caído en desgracia y se ha convertido en una ciudad fantasmal, en muchos barrios semi-abandonada, quedando algunos paisajes cuasi-apocalípticos, donde impera el darwinismo social, donde cunde la desesperanza, y se sueña con emigrar a lugares mejores.
Estamos en una Detroit sombría, Money (Daniel Zovatto) comanda un trío de ladrones de casas compuesto por su novia Rocky (Jane Levy) y Alex (Dylan Minnette), quien a su vez hurta los códigos de las alarmas de los lugares del negocio de seguridad de su padre. Money le pide a un reticente Alex hacer un último atraco: se ha enterado que hay un veterano de guerra invidente que vive solo en un suburbio prácticamente abandonado, quien recibió una millonaria indemnización por el atropellamiento de su hija, suma que, se dice, guarda en su casa.
El realizador que con una premisa ya muy trillada sabe hacerla atractiva. Posee estilo de síntesis al delinear en pocos trazos a los protagonistas, presentándonoslos con agudeza dramática, para en pocos minutos introducirnos en la morada del miedo. Una casa aislada, en una urbanización abandonada, escasos personajes (apenas cuatro), escasos diálogos, y muchos golpes de efecto bien trazados para imantarte hasta su desenlace. Un film turbio que maneja con acierto la tensión e intensidad de los momentos cruciales, haciendo al espectador estar cuasi-físicamente en esta casa-jaula, sabiendo explotar con pericia la geografía de la vivienda para extraer momentos de gran eficacia perturbadora, haciendo enrarecido y enfermizo el aire que llegamos a respirar, transmitiendo claustrofobia donde cada rincón se convierte en un recurso de zozobra, donde se recrea el clásico juega del gato y el ratón, una odisea por la supervivencia, donde los protagonistas parecerán embarcados en el “Tren de la Bruja”, un territorio hostil, donde lo singular es que los delincuentes se convierten en los ratones, componiendo un clima aterrador, dosificando equilibradamente las sorpresas, con un desarrollo cuidado, mesurado pero incisivo, regando de suspense, misterio y terror el metraje, no cayendo en lo fácil, arriesga y hace ganador al espectador, sometiéndose este a una inyección de agobio, gracias a lo bien que se manejan (recursos del género terror) los silencios, la oscuridad, los gestos, las miradas, ello ayudado por a una cámara dinámica, que se en nuestra desasosegante visión, con vibrantes planos-secuencia, con una iluminación tenue que te acongoja, recordando el estilo de filmación de David Fincher.
La casa se convierte en una especie de entrada en el Purgatorio regido por un ciego, que actúa con un retorcido código moral, un siniestro veterano de guerra maltratado por su país, que se mueve en su residencia como si de un reino se tratara, se siente violado cuando un grupo de incautos invaden su velado territorio, un lugar a media luz, tristón, gris, como una parte física del propio Amo del reino, para acentuar esto queda la única conversación trascendente del film, cuando el ciego comenta que “Dios no existe”, imponiéndose él como la deidad que gobierna “su tierra” a su albedrio, en realidad esto lo dice con pesar, pues el mundo a él lo ha maltratado de tal forma que ya solo cree en sí mismo. La tenebrosa vivienda se funde con lúgubre personalidad, con desconcertantes sorpresas, con pasillos infinitos, con ventanas enrejadas cual cárcel, con un sótano infernal (las escenas allí recuerdan a las de “El silencio de los corderos”), con un perro temible (especie de “Cujo”), todo ello provocando en el espectador sensación de laberinto del que es imposible escapar. Por cierto yo me alío con el ciego, me crea más empatía que los invasores, su sufrimiento interior me llega, su hastío y a pesar de todo integridad, y deseo que acabe con los que han ultrajado su morada.
Me ha gustado que se enmarque la acción en Detroit, la actual y desolada capital de los automóviles, una antigua urbe en expansión, la Meca de la industrialización, que por mor de la crisis económica ha caído en desgracia y se ha convertido en una ciudad fantasmal, en muchos barrios semi-abandonada, quedando algunos paisajes cuasi-apocalípticos, donde impera el darwinismo social, donde cunde la desesperanza, y se sueña con emigrar a lugares mejores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La puesta en escena es un tremendo plus, maximiza las emociones, brillante diseño de producción de Naaman Marshall (“El Caballero Oscuro”), con sórdida urbanización desierta en Detroit donde reside el ciego, cuasi-espectral, con los interiores rodados a miles de kilómetros, en los Stern Film Studio en Pomaz (Hungría), crea una vivienda tétrica y sinuosa, con el toque desconcertante de las fotos invertidas, todo filtrado por la magnífica fotografía de Pedro Luque, como ya he dicho arriba compone tomas enérgicas, neurálgicas, dotando de ritmo fulgurante a la cámara, sabiendo serenarse en los momentos claves, con encuadres asfixiantes, jugando con la iluminación tenue, con los tonos entre grisáceos y verdosos, con la oscuridad, con las sombras, con el excelente recurso de las tonalidades de grises en la escena a oscuras en el sótano, con un extraordinario plano secuencia con el que arranca que te deja con la boca abierta, labor brillante. Todo esto envuelto en un formidable uso del sonido, de los silencios, de las respiraciones, de los susurros, de los ruidos, y potenciado por la turbadora música del murciano Roque Baños ("En el corazón del mar”).
Stephen Lang da vida con un vigor y fuerza carismática arrolladora a su antihéroe, su rostro y lenguaje gestual reflejan hastío, tipo adusto, duro, encarnando a un ciego no en plan Daredevil, que simplemente por la respiración sabe dónde está la gente, su personaje falla, hierra, se mueve con la mano por delante, lo dota de humanidad y matices, extraordinario, el actor mucho tendrá que hacer desde ahora para no pasar a la historia por este rol, por encima de su villano en “Avatar”. Jane Levy como Rocky demuestra gran carácter y fotogenia, gracias a su belleza natural, con esos hipnóticos ojos azules, notable en su complejo personaje de ladrona-víctima, sabe emitir sufrimiento y anhelos. Dylan Minnette como el pagafantas Alex, compone un correcto sin más personaje. Daniel Zovatto como Money hace bien en su macarrilla rol, sin más.
La cinta no es perfecta, cae en algunos recursos maniqueos del género, se suman a algunas lagunas e incoherencias que la impiden ser aún mejor. Me refiero a preguntas sin respuesta: Porque el ciego tiene 300.000 $ dólares en su caja fuerte y no en el banco? Porque esto es vox populi? Como lo saben en la calle? Como saben por las noticias los de la indemnización, pero no saben lo del secuestro de varios meses de la mujer? Como la policía no ha ido a investigar al ciego tras la desaparición de la mujer secuestrada, siendo un más que probable sospechoso? Porque el ingenioso guión debe caer en el rancio recurso de los supuestos asesinados que vuelven a la vida? También su final podría ser mejorable, le falta punch para estar a la altura de lo visto hasta entonces.
Momentos recordables: La sugerente y tierna historia que Rocky cuenta a Alex sobre porque tiene tatuada una mariquita en la mano; La impactante aparición del ciego en el salón cuando se supone narcotizado; Como el ciego serenamente se carga a Money de un disparo letal; La impresionante aparición de la secuestrada en el sótano; El tramo en el sótano cuando el ciego corta la luz, la tensión se puede rasgar con un cuchillo, lo vemos todo con un destacado recurso de fotografía; La angustiosa pelea entre el ciego y Alex, acabando supuestamente con el ciego clavándole unas tijeras de podar en el pecho, era todo una trampa visual; El escalofriante tramo en que el ciego tiene presa a Rocky y le cuenta lo que le va a hacer, escalofriante la frialdad del ciego; El montaje paralelo en que por un lado está Rocky intentando escapar por el estrecho conducto del aire y por otro está Alex caído sobre un cristal que comienza a agrietarse, fabuloso; La pelea en el coche de Rocky contra el perro rottweiller, asfixiante; La aterradora toma del ciego arrastrando a Roky por en medio de la calle.
Recomendable a los que gusten de thrillers atrapantes con efluvios de frescura manifiesta. Fuerza y honor!!!
Stephen Lang da vida con un vigor y fuerza carismática arrolladora a su antihéroe, su rostro y lenguaje gestual reflejan hastío, tipo adusto, duro, encarnando a un ciego no en plan Daredevil, que simplemente por la respiración sabe dónde está la gente, su personaje falla, hierra, se mueve con la mano por delante, lo dota de humanidad y matices, extraordinario, el actor mucho tendrá que hacer desde ahora para no pasar a la historia por este rol, por encima de su villano en “Avatar”. Jane Levy como Rocky demuestra gran carácter y fotogenia, gracias a su belleza natural, con esos hipnóticos ojos azules, notable en su complejo personaje de ladrona-víctima, sabe emitir sufrimiento y anhelos. Dylan Minnette como el pagafantas Alex, compone un correcto sin más personaje. Daniel Zovatto como Money hace bien en su macarrilla rol, sin más.
La cinta no es perfecta, cae en algunos recursos maniqueos del género, se suman a algunas lagunas e incoherencias que la impiden ser aún mejor. Me refiero a preguntas sin respuesta: Porque el ciego tiene 300.000 $ dólares en su caja fuerte y no en el banco? Porque esto es vox populi? Como lo saben en la calle? Como saben por las noticias los de la indemnización, pero no saben lo del secuestro de varios meses de la mujer? Como la policía no ha ido a investigar al ciego tras la desaparición de la mujer secuestrada, siendo un más que probable sospechoso? Porque el ingenioso guión debe caer en el rancio recurso de los supuestos asesinados que vuelven a la vida? También su final podría ser mejorable, le falta punch para estar a la altura de lo visto hasta entonces.
Momentos recordables: La sugerente y tierna historia que Rocky cuenta a Alex sobre porque tiene tatuada una mariquita en la mano; La impactante aparición del ciego en el salón cuando se supone narcotizado; Como el ciego serenamente se carga a Money de un disparo letal; La impresionante aparición de la secuestrada en el sótano; El tramo en el sótano cuando el ciego corta la luz, la tensión se puede rasgar con un cuchillo, lo vemos todo con un destacado recurso de fotografía; La angustiosa pelea entre el ciego y Alex, acabando supuestamente con el ciego clavándole unas tijeras de podar en el pecho, era todo una trampa visual; El escalofriante tramo en que el ciego tiene presa a Rocky y le cuenta lo que le va a hacer, escalofriante la frialdad del ciego; El montaje paralelo en que por un lado está Rocky intentando escapar por el estrecho conducto del aire y por otro está Alex caído sobre un cristal que comienza a agrietarse, fabuloso; La pelea en el coche de Rocky contra el perro rottweiller, asfixiante; La aterradora toma del ciego arrastrando a Roky por en medio de la calle.
Recomendable a los que gusten de thrillers atrapantes con efluvios de frescura manifiesta. Fuerza y honor!!!