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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
7
Drama Después del ensayo de una obra de Strindberg, Henrik Vogler, un viejo director de teatro, se sumerge en sus recuerdos hasta que es interrumpido por la entrada de dos mujeres: Anna, una apasionada y joven actriz, dispuesta a sacrificarlo todo por el arte, y Rakel, una mujer neurótica y alcohólica que ha sido su amante. Los tres evocarán su vida sentimental. (FILMAFFINITY)
16 de mayo de 2024
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115/10(10/05/24) Punzante y sugestiva película hecha para tv, escrita y dirigida por Ingmar Bergman en 1984, en lo que es, como parte de su filmografía, una historia con mucho de autobiográfico, una la reflexión sobre la vida, el lapidario paso del tiempo, los amores perdidos, la soledad, los recuerdos, y la ‘confusión’ meta entre la realidad y la actuación (cea en teatro o cine), y con ello también homenajeando Bergman a su admirado August Strindberg, escritor y dramaturgo de Estocolmo, que gustaba de representar obras diáfanas sin adornos, de hecho, el tras el ensayo titular es de “A Dream Play” de 1902 de Strindberg. Después del ensayo se basa en una historia teatral (publicada en forma de novela en el libro Femte akten, 1994), Bergman comenzó a escribir en forma de intercambio ficticio de cartas entre un director anciano y una joven actriz. Cuando esta forma de letra comenzó a parecer seca y lúgubre, la convirtió en una obra de teatro, se hizo como una película para tv para Sveriges Television en el estudio de Filmhuset en 1984.

Un drama intimista melancólico frugalmente rodado, en un solo escenario, el escenario ascético sin engalanar de un teatro, y con solo tres intérpretes (también aparecen dos niños de fondo que representan mirada inocente ante la perfidia de los adultos). Henrik Vogler es encarnado por el actor fetiche del director Erland Josephson (aparece en 14 films de Berman desde 1946 hasta el año 2003), es claramente el alter ego de Ingmar (amante de varias de sus actrices, como Harriet Andersson, Bibi Andersson o Liv Ullmann), y a través de este, Bergman se pregunta si el sacrificio de su trabajo ha merecido la pena. Reflejando en las charlas-discusiones con las dos mujeres, que no son más que expiaciones propias sobre sus miedos, temores, anhelos, resquemores, frustraciones, inseguridades, abordando temas sobre las relaciones de pareja, el sexi, la sumisión, el alcohol, los sacrificios, el pánico a la vejez, ahondando en temas de profundidad sobre las debilidades humanas, las infidelidades, los engaños, las manipulaciones, el odio, la incomunicación, la desesperanza. Ello surtido por un recurso hábil de traer de la muerte a una mujer que marcó al protagonista y con ello mezclar la relación actual de este veterano director con una joven con el pasado que marcó al mismo, regando de sus heridas y sufrimiento malsano la áspera narración.

La película, cual obra de teatro, se puede dividir en tres actos, con su prólogo y epílogo: Tras establecer a la pareja protagonista con el director de teatro Henrik y la actriz Anna sobre el escenario desnudo se enfrentan en una charla de hondura emocional, donde las máscaras van cayendo, donde la fragilidad de ella choca con la dureza de él, la devoción y abnegación de la actriz frente a la crudeza e insatisfacción de él creador, la ilusión de ella colisionando el hastío del veterano tipo. Pero también el odio de ella a su madre alcohólica ya fallecida, que cual círculo vicioso fue estrella y amante de Henrik

El segundo acto emerge con la aparición de Rakel. Henrik Vogler cae en una ensoñación, rememora el día en que Rakel, ya ajada en su vida, vino después del ensayo para rogarle que fuera a su apartamento. La antigua musa de él y la madre de ella, fallecida, pero que se materializa para mantener un enfrentamiento agrio ambos, el la rechaza, ye lla le echa en cara todo lo que el ah dado. Asistiremos a los rescoldos de lo que fue una relación enfermiza, marcada por los complejos y desconfianzas de Rakel. Un tramo que transpira una ácida amargura, con esa forma turbadora en que pretende ella seducirlo, saliendo a relucir lo mejor y peor de cada uno, sus rencores, la neurosis, la ira, la condescendencia.

El tercer acto empieza cuando Rakel desaparece de escena y Anna vuelve a ser adulta (Anna había estado de fondo observando la escena entre Anna y Henrik transformada en niña). Entonces los dos mantienen un sugerente diálogo sobre lo que podría ser su futuro juntos (ella está enamorada de él) una especie de obra de teatro figurado donde ambos actúan de modo ligero. Ella juguetona habla de un posible aborto, comprometiendo a Henrik en las razones del mismo. Y todo culminando in media res.

Por supuesto, en un film de Bergman las actuaciones son maravillosas. Con un prodigioso Erland Josephson derrochando carisma y carácter regio, transmite la aspereza que da la sabiduría de los años; Lena Olin como la joven actriz Anna es segura de sí misma, fuerte, sibilina, intenta dominar al experimentado director, mantiene unos toma y daca estimulantes; Ingrid Thulin es portentosa transmitiendo a una mujer perdedora, sin autoestima, neurótica, autodestructiva, se ve en el ocaso de su físico, una deconstrucción de sí misma que cala en el espectador, la viva imagen del naufragio anímico, una amargada que contagia la podredumbre de su alma; Entre los tres hay en sus ententes unos duelos actorales sensacionales, en los que saltan chispas de realismo.

La puesta en escena de enorme sobriedad, sin artificios. La fotografía del de toda la vida del director, el cinematógrafo Sven Nykvist (en el último trabajo con Bergman), destaca por el modo fluido en que se mueve entre los planos generales y los primeros planos que sacan lo mejor de las interpretaciones; a reseñar que en la austeridad secad el film, pese al gusto por la música de Ingmar Bergman, este film carece de partitura melódica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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