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Voto de TOM REGAN:
6

Voto de TOM REGAN:
6
7.0
1,381
Drama
Tokio, 1943. El profesor Hyakken Uchida abandona su cátedra para dedicarse por completo a su carrera como escritor. Los desastres de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) hacen que pierda su casa y viva con su mujer en una barraca. Pero sus ex alumnos deciden construirle un nuevo hogar, al que se trasladará con su esposa. También se comprometen a celebrar cada cumpleaños del venerado maestro. Durante esas fiestas, juegan como niños y le ... [+]
20 de noviembre de 2017
20 de noviembre de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
270/14(17/11/17) El maestro Akira Kurosawa realizó a sus 83 años su canto del cisne para el cine, su carta de despedida con su trigésima película, en lo que parece una obra con bastantes auto-referencias, con bastantes efluvios al cine de otro nipón como Yasujiro Ozu, utilizando a un maestro real de universidad para auto-homenajearse, o el cómo quizás le gustaría que tras su muerte (ocurrió cinco años después) le gustaría ser recordado, con cariño. Incluso la cinta arranca prácticamente el año en que AK comenzó a dirigir, en 1943. La filmografía kurasawiana e abarca 50 años en los que ha regado los cines de clásicos imperecederos como “Rashomon”, “Vivir”, “Los Siete Samuráis”, “Yojimbo”, “El Infierno del odio”, “Barbarroja”, elevando al cineasta nipón a los altares del Olimpo del Séptimo Arte, donde solo residen unos poco Elegidos. Pero esta su testamento en modo film no se encuentra entre sus mejores obras, ni siquiera en el segundo escalón, pues me resulta una obra bienintencionada, de carácter humanista, con claras influencias a “Vivir”, pero ni de lejos tiene su emoción e intensidad narrativa. Quedando un trabajo personal, intimista, afectuoso, pero a la vez sentimentaloide, artificioso, lineal, falto de picos, monocorde, con un protagonista de personalidad plana (que no es lo mismo que mal interpretado), del que nada sabremos, nada de su pasado, de su ideología, de su pensamiento, más allá de sus gracietas que de un modo cansino le ríen sus discípulos (cual coro de risas enlatadas de sit-com), por mucho que se sea escritor no sabremos sobre que escribe, no sabremos porque no tiene hijos, no sabremos si tiene familia, con lo que empatizar con él es difícil, resultando todo un tanto maniqueo, forzado a que por que lo dicta el guión, los alumnos lo adoran, pero aparte de la anécdota del Madadayo no hay recuerdos de las clases, de una vaguedad y superficialidad el libreto que solo es maximizada por una duración desmedida, dos horas y cuarto para un relato que se hace pesado por una arritmia galopante, sucesión de viñetas cosidas de modo simplista, orgánicamente coja, con tramos que se alargan sin sentido (todo lo referente al gato), otros que son esbozos, donde los secundarios que son los que deben dar solidez son meros figurantes que se desviven sin más por el anciano, pero tampoco sabremos nada de ellos, nada de dilemas morales, de su familia, de sus percances durante la guerra, todo de una parquedad-lastre, lo siento pero seguro peco de arrogancia, pero el Emperador va desnudo, me refiero a todos los que alaban esta película, seguro lo hacen cual fan que adora lo mucho que el genial director nos ha dado, pero por ello no se puede ser condescendiente y alabar sin más todo lo que hizo. Un ejercicio de nostalgia fallido, pero ojo, perdonable a alguien que nos hizo disfrutar tanto y que aún lo hace con la revisión de su fantástica galería de Obras Maestras.
Nos habla de temas como la gratitud al mentor, el amor a la buena gente, el altruismo, la solidaridad, el respeto a los mayores. La historia principal de la película se basa en la vida de un académico y escritor japonés Hyakken Uchida (1889-1971), alter ego de AK, comienza con él renunciando como profesor de alemán, en el período inmediatamente anterior al fin de la Segunda Guerra Mundial, y entonces comenzará una relación de amistad fuerte con un grupo de exalumnos, los que AK seguramente quisiera fuéramos el espectador que lo ha seguido por cinco décadas. Este amor fraternal se ve reflejado sobre todo en las fiestas de cumpleaños que los ex organizan para su profesor, en las que hay un mantra que da nombre al film, los pupilos gritan “Madakkai (está ya!)”, expresión de si todo ha acabado, en la universidad se tomaba sobre si la clase había finalizado, pero que en las fiestas de cumpleaños se toma como una referencia a si le queda poco en este mundo, el profesor responde a grito el título de la cinta, “Madadayo (Todavía no!)”, expresión en la universidad referida a que la clase aún le quedaba, y en el cumpleaños a que aún le quedaba cuerda para rato.
Hyakken Uchida se retiró de enseñar literatura alemana en la edad madura para escribir a tiempo completo. Entre sus mejores obras hay una colección de ensayos titulada Nora, MyLost Cat. El académico es jugado por Tatsuo Matsumura. Madadayo es también título de colección de ensayos publicados póstumamente por Uchida, que forma, junto con sus otras obras autobiográficas, el material de fondo para el guión de la película. La representación de Uchida en la película podría interpretarse como una metáfora del Japón de los períodos Meiji, Taishō y Shōwa temprano, tratando de hacer frente al mundo rápidamente cambiante del período Shōwa posterior.
Es complicado empatizar con el cariño desbordado de los ex alumnos hacia su profesor pues la única clase a la que asistimos resulta superficial, solo lo vemos despedirse para decir que se dedicará a escribir libros, solo vemos que tiene sentido del humor, pero nada más, con su adiós un alumno, único le hace una loa con lo que el resto de la clase se pone en pie en modo tributo. A partir de aquí asistiremos a un sinfín de muestras adulaciones desmedidas de tres o cuatro ex pupilos suyos, set-pieces deslavazadas, cosidas por varias celebraciones-comilonas-borracheras del cumpleaños del profesor, un culto a la personalidad que parece sostenido por un dogma de fe, pues no se ve reciprocidad, no se ve gran inteligencia en el maestro, no es que sea un conversador profundo, no se ve que él haga algo por los que le quieren, más bien ellos se convierten en sus vasallos (le hacen una casa, compran un solar para no construyan en frente suya y le tapen el sol [¿?], organizan batidas para buscar su gato, le instauran banquetes-cumpleaños,…).
Nos habla de temas como la gratitud al mentor, el amor a la buena gente, el altruismo, la solidaridad, el respeto a los mayores. La historia principal de la película se basa en la vida de un académico y escritor japonés Hyakken Uchida (1889-1971), alter ego de AK, comienza con él renunciando como profesor de alemán, en el período inmediatamente anterior al fin de la Segunda Guerra Mundial, y entonces comenzará una relación de amistad fuerte con un grupo de exalumnos, los que AK seguramente quisiera fuéramos el espectador que lo ha seguido por cinco décadas. Este amor fraternal se ve reflejado sobre todo en las fiestas de cumpleaños que los ex organizan para su profesor, en las que hay un mantra que da nombre al film, los pupilos gritan “Madakkai (está ya!)”, expresión de si todo ha acabado, en la universidad se tomaba sobre si la clase había finalizado, pero que en las fiestas de cumpleaños se toma como una referencia a si le queda poco en este mundo, el profesor responde a grito el título de la cinta, “Madadayo (Todavía no!)”, expresión en la universidad referida a que la clase aún le quedaba, y en el cumpleaños a que aún le quedaba cuerda para rato.
Hyakken Uchida se retiró de enseñar literatura alemana en la edad madura para escribir a tiempo completo. Entre sus mejores obras hay una colección de ensayos titulada Nora, MyLost Cat. El académico es jugado por Tatsuo Matsumura. Madadayo es también título de colección de ensayos publicados póstumamente por Uchida, que forma, junto con sus otras obras autobiográficas, el material de fondo para el guión de la película. La representación de Uchida en la película podría interpretarse como una metáfora del Japón de los períodos Meiji, Taishō y Shōwa temprano, tratando de hacer frente al mundo rápidamente cambiante del período Shōwa posterior.
Es complicado empatizar con el cariño desbordado de los ex alumnos hacia su profesor pues la única clase a la que asistimos resulta superficial, solo lo vemos despedirse para decir que se dedicará a escribir libros, solo vemos que tiene sentido del humor, pero nada más, con su adiós un alumno, único le hace una loa con lo que el resto de la clase se pone en pie en modo tributo. A partir de aquí asistiremos a un sinfín de muestras adulaciones desmedidas de tres o cuatro ex pupilos suyos, set-pieces deslavazadas, cosidas por varias celebraciones-comilonas-borracheras del cumpleaños del profesor, un culto a la personalidad que parece sostenido por un dogma de fe, pues no se ve reciprocidad, no se ve gran inteligencia en el maestro, no es que sea un conversador profundo, no se ve que él haga algo por los que le quieren, más bien ellos se convierten en sus vasallos (le hacen una casa, compran un solar para no construyan en frente suya y le tapen el sol [¿?], organizan batidas para buscar su gato, le instauran banquetes-cumpleaños,…).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Destacaría del film las tres celebraciones de cumpleaños, todo una clase del manejo de los tiempos, del manejo coral, del manejo del humor (jocoso el tipo que recita de modo imperturbable todas las estaciones de tren japonesas), del manejo de las emociones, del manejo de las canciones a coro, magistral muestra del pulso que aún atesoraba el “Emperador” (así llamaban a Kurosawa), con una puesta en escena brillante. Aunque el final de la última me queda estridente (spoiler).
El resto es de un azucarado que produce caries, con ambientación teatral estática, adoleciendo de épica o de tensión dramática, lo más fuerte es el remasticado (por su duración) tramo de la perdida de la gata; Las referencias a la WWII y la posterior ocupación estadounidense son livianas, le han destrozado la casa al profesor y vemos a una patrulla de policía militar de soslayo, pero no hay mínima hondura en pellizcar con los hechos, algo muy al fondo del cuadro, al margen. Y es que tampoco sabremos cual es el pensamiento político del protagonista, cuáles son sus inquietudes, si tiene éxito escribiendo, todo son adulaciones por parte de sus ex, de un almibarado donde los diabéticos deben ir con la insulina preparada. Todo de un buenismo que dan arcadas, todos los personajes son de buenos a buenísimos, bueno nos meten a un tipo caricaturesco como fugaz villano, un guiñol pasado de vueltas.
Tatsuo Matsumura cumple bien, pero sin maravillar, difícil no acordarse del gran actor fetiche de Kurosawa, Takashi Shimura en el rol; Resto de secundarios son desprovistos de matices, meras muletas del profesor, los ex alumnos, y sobre todo la abnegada y sumisa esposa encarnada por Kyoto Kagawa, de la que solo vemos que está junto a él, no vemos muestra alguna de amor entre los dos, están juntos por que lo dicta el guión, lo cual refuerza la sensación de vaguedad orgánica en la cinta.
Spoiler
Momentos recordables: Las ya mencionadas escenas de los tres cumpleaños, arrancando con ese tiesto de cerveza que el profesor se encasqueta entrepecho y espalda de una tacada, tras esto como buena asociación de borrachas solo queda decírselo mucho que se quieren unos a otros; El tramo divertido del sistema anti-ladrones del profesor, en base a varios carteles por la residencia para los amigos de lo ajeno (cartel de bienvenida, de área de descanso, salida, etc…); El bonito y onírico epílogo, cual carta de despedida del genio Kurosaw, lo vemos dormido soñando ser un niño jugando con otros sobre una verde pradera, con un fondo pintado por el propio director, y acompañado por la música de Antonio Vivaldi 's L'Estro Armonico Op. 3, Concerto Nº 9. Al menos por ver esta escena de influencia de “Los sueños de Akira Kurosawa” (1990)ha merecido lapena esperar casi dos horas y media de escasos momentos que nos saquen de lo anodino.
Al final de fiesta de cumpleaños último chirriante me refiero a que le esté dando un amago de ataque al corazón y quieran poner paños calientes a los invitados diciendo que siga la fiesta que no le pasa nada, es algo transitorio.
Al final, tras los muchos defectos que le he sacado, y que se me quedará alguno en el tintero, le voy a dar un seis por las fiestas los referidos picos en momentos recordables, y por qué a alguien que nos ha dado tanto y que se nota haciéndonos el regalo de su testamento no se le deben hacer oprobios. Fuerza y honor!!!
El resto es de un azucarado que produce caries, con ambientación teatral estática, adoleciendo de épica o de tensión dramática, lo más fuerte es el remasticado (por su duración) tramo de la perdida de la gata; Las referencias a la WWII y la posterior ocupación estadounidense son livianas, le han destrozado la casa al profesor y vemos a una patrulla de policía militar de soslayo, pero no hay mínima hondura en pellizcar con los hechos, algo muy al fondo del cuadro, al margen. Y es que tampoco sabremos cual es el pensamiento político del protagonista, cuáles son sus inquietudes, si tiene éxito escribiendo, todo son adulaciones por parte de sus ex, de un almibarado donde los diabéticos deben ir con la insulina preparada. Todo de un buenismo que dan arcadas, todos los personajes son de buenos a buenísimos, bueno nos meten a un tipo caricaturesco como fugaz villano, un guiñol pasado de vueltas.
Tatsuo Matsumura cumple bien, pero sin maravillar, difícil no acordarse del gran actor fetiche de Kurosawa, Takashi Shimura en el rol; Resto de secundarios son desprovistos de matices, meras muletas del profesor, los ex alumnos, y sobre todo la abnegada y sumisa esposa encarnada por Kyoto Kagawa, de la que solo vemos que está junto a él, no vemos muestra alguna de amor entre los dos, están juntos por que lo dicta el guión, lo cual refuerza la sensación de vaguedad orgánica en la cinta.
Spoiler
Momentos recordables: Las ya mencionadas escenas de los tres cumpleaños, arrancando con ese tiesto de cerveza que el profesor se encasqueta entrepecho y espalda de una tacada, tras esto como buena asociación de borrachas solo queda decírselo mucho que se quieren unos a otros; El tramo divertido del sistema anti-ladrones del profesor, en base a varios carteles por la residencia para los amigos de lo ajeno (cartel de bienvenida, de área de descanso, salida, etc…); El bonito y onírico epílogo, cual carta de despedida del genio Kurosaw, lo vemos dormido soñando ser un niño jugando con otros sobre una verde pradera, con un fondo pintado por el propio director, y acompañado por la música de Antonio Vivaldi 's L'Estro Armonico Op. 3, Concerto Nº 9. Al menos por ver esta escena de influencia de “Los sueños de Akira Kurosawa” (1990)ha merecido lapena esperar casi dos horas y media de escasos momentos que nos saquen de lo anodino.
Al final de fiesta de cumpleaños último chirriante me refiero a que le esté dando un amago de ataque al corazón y quieran poner paños calientes a los invitados diciendo que siga la fiesta que no le pasa nada, es algo transitorio.
Al final, tras los muchos defectos que le he sacado, y que se me quedará alguno en el tintero, le voy a dar un seis por las fiestas los referidos picos en momentos recordables, y por qué a alguien que nos ha dado tanto y que se nota haciéndonos el regalo de su testamento no se le deben hacer oprobios. Fuerza y honor!!!