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6.4
37,208
Terror. Fantástico
Cuando empiezan a desaparecer niños en el pueblo de Derry (Maine), un pandilla de amigos lidia con sus mayores miedos al enfrentarse a un malvado payaso llamado Pennywise, cuya historia de asesinatos y violencia data de siglos. Adaptación cinematográfica de la conocida novela de Stephen King "It".
25 de febrero de 2018
25 de febrero de 2018
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
53/23(24/02/18) Muy decepcionante film supuestamente perteneciente al género de terror, pues esta sensación es totalmente nula a lo largo de su arrítmico y demasiado largo metraje, como si la extensión de minutos fuera sinónimo de profundidad, cuando lo que es inseguridad en saber contare con síntesis un relato ameno y emocionante, todo esto inexistente en esta insulsa cinta realizada por Andy Muschietti. No he leído (ni pienso) la novela de Stephen King de 1986 En que se basa, ni he visto la primera adaptación hecha para televisión en 1990 (ni pienso), por lo que soy “virgen” ante esta narración, y lo que me encuentro es un relato ramplón, plano, desequilibrado, con personajes sin alma, meros clichés con patas, con diálogos faltos de frescura, con situaciones caóticas, arbitrarias, donde los sustos quedan en el intento, con redundancias que no llevan a sitio alguno. Una nadería este intrascendente producto palomitero, que para más inri se toma demasiado en serio, demasiado solemne, y esto juega en contra, sobre todo cuando su seriedad resulta acartonada, quizás si la hubiera dirigido el que inicialmente estaba previsto, Cary Fukunaga (dejó el proyecto por diferencias creativas, mantuvo crédito de guionista), maravilloso en el manejo del terror psicológico en la primera temporada “True Detective” (2014).
Film que comencé a ver con sanas esperanzas ante las muchas críticas loables sobre el mismo, pero mi gozo en un pozo, pues este plomizo intento de reverdecer los efluvios ochenteros propios de obras (donde se resalta la amistad adolescente en aventuras que fortalecen la camaradería, ante la ausencia de mayores) como como la también kingiana “Stand by me” (1986), esta con el nexo de la pérdida del hermano como deux machine, o “Los Goonies” (1985), o “E.T.” (1982), y que ahora estamos en una especie de reivindicación de esta década con (sobrevaloradas) películas como “Super 8” (2011), o la (también sobrevalorada) popular serie de Netflix “Strangers things” (2016). Una historia de iniciación, del despertar de la inocencia, de maduración personal, donde se hace una (liviana) oda a la amistad, a la solidaridad, a la unión ante el peligro, donde se trata de forma banal y arquetípica temas tan fuertes como el bullying (con ecos a la también kingiana “Carrie”), los abusos pederastas-incestuosos, infanticidio, parricidio, Síndrome de Munchausen, ello en un escenario gore con desmembraciones, sadismo, maltrato a niños, mutilaciones, y más “lindezas”.
En realidad, esto cubre solo la primera mitad del libro (en total un tocho de 1.138 páginas), finalmente etiquetado como Capítulo Uno sobre los créditos de cierre; la mitad final, donde los niños vuelven como adultos para enfrentar al monstruo de nuevo, se está guardando para el Capítulo 2, creando así una cuasi franquicia de la marca It. Originalmente en el libro de King se enmarca en la década de 1950, en esta adaptación al cine se coloca la acción en la de los 80, la ciudad sigue siendo la misma (y ficticia) de Derry en el estado de Maine (estado natal de King). Stephen King ha bendecido la nueva versión de «It», no me extraña para un tipo siempre dispuesto a poner el cazo.
Film marcado por un universo carente de grises, donde la ambigüedad humana es inexistente, donde todos los padres resultan todos unos idiotas ineptos carentes de empatía por los hijos, mostrados como manipuladores, violentos, lujuriosos, violentos, sanguinarios, haciendo honor a una frase que King pone en la novela “Los adultos son los verdaderos monstruos", pero esto se entendería mejor si lo matizara, si se expusiera con sutilidad y no en estos trazos de brocha gorda que te llega tan exagerado como carente de autenticidad.
Producto huérfano de tensión, con un marco de horror tan manufacturado como exento de capacidad de motivarte, el realizador ante su escasez de seguridad en lo que rueda porfía bastante al estridente sonido y música que más que ayudar, atropella y desconcierta sacándote de lo que ves y alejándote de la acción, en un recurso tan manido en el género como aturullado en esta película. Se suma (para mal) un exceso de CGI (efectos digitales) para terminar de enfriarte ante la falta de ideas apreciables.
La narración se puede entender como dual: Por un lado está la relación entre los adolescentes, su amistad, como crece esta, queriendo transmitir la nostalgia de estos años que todos hemos pasado, acogiendo el verano, con los aseos en bici por las calles del pueblo, los baños furtivos con amigos, los problemas de incomprensión con los padres, los primeros picores sexuales. Esto con un grupito de perdedores (como su propio nombre indica), rebosante de estereotipos, el tartamudo, el gafotas, el gordito, el negrito, el hipocondriaco, y la chica inadaptada, personajes más planos que el encefalograma de un muerto. Todo esto atrofiado por un exceso de sensacionalismo (supongo que culpable el libro en que se basa), de hipérbole en lo tóxicos que pueden ser los adultos, donde el análisis de situaciones escabrosas y disfuncionales resulta pueril, donde los traumas infantiles por estas lacras sufridas resultan tratados con ingenuidad. Donde el pretendido fresco sobre los miedos e inseguridades de la pubertad quedan recreados con una inocencia y superficialidad penosa (solo destacable la secuencia de la explosión de sangre en el baño de Beverly como evidente metáfora de su miedo a la menstruación, esto algo muy kingiano como ya mostraron “Carrie” y “El resplandor” con otras sendas atomizaciones hemoglobínicas); En el otro lado está el relato de terror, y aquí naufraga con más estrepito que el Titanic, acudiendo en el libro de los más manidos de los tópicos, donde la originalidad es un ente inexistente, donde los sustos son nulos, donde las escenas a recordar son entre cero y ninguna.
Film que comencé a ver con sanas esperanzas ante las muchas críticas loables sobre el mismo, pero mi gozo en un pozo, pues este plomizo intento de reverdecer los efluvios ochenteros propios de obras (donde se resalta la amistad adolescente en aventuras que fortalecen la camaradería, ante la ausencia de mayores) como como la también kingiana “Stand by me” (1986), esta con el nexo de la pérdida del hermano como deux machine, o “Los Goonies” (1985), o “E.T.” (1982), y que ahora estamos en una especie de reivindicación de esta década con (sobrevaloradas) películas como “Super 8” (2011), o la (también sobrevalorada) popular serie de Netflix “Strangers things” (2016). Una historia de iniciación, del despertar de la inocencia, de maduración personal, donde se hace una (liviana) oda a la amistad, a la solidaridad, a la unión ante el peligro, donde se trata de forma banal y arquetípica temas tan fuertes como el bullying (con ecos a la también kingiana “Carrie”), los abusos pederastas-incestuosos, infanticidio, parricidio, Síndrome de Munchausen, ello en un escenario gore con desmembraciones, sadismo, maltrato a niños, mutilaciones, y más “lindezas”.
En realidad, esto cubre solo la primera mitad del libro (en total un tocho de 1.138 páginas), finalmente etiquetado como Capítulo Uno sobre los créditos de cierre; la mitad final, donde los niños vuelven como adultos para enfrentar al monstruo de nuevo, se está guardando para el Capítulo 2, creando así una cuasi franquicia de la marca It. Originalmente en el libro de King se enmarca en la década de 1950, en esta adaptación al cine se coloca la acción en la de los 80, la ciudad sigue siendo la misma (y ficticia) de Derry en el estado de Maine (estado natal de King). Stephen King ha bendecido la nueva versión de «It», no me extraña para un tipo siempre dispuesto a poner el cazo.
Film marcado por un universo carente de grises, donde la ambigüedad humana es inexistente, donde todos los padres resultan todos unos idiotas ineptos carentes de empatía por los hijos, mostrados como manipuladores, violentos, lujuriosos, violentos, sanguinarios, haciendo honor a una frase que King pone en la novela “Los adultos son los verdaderos monstruos", pero esto se entendería mejor si lo matizara, si se expusiera con sutilidad y no en estos trazos de brocha gorda que te llega tan exagerado como carente de autenticidad.
Producto huérfano de tensión, con un marco de horror tan manufacturado como exento de capacidad de motivarte, el realizador ante su escasez de seguridad en lo que rueda porfía bastante al estridente sonido y música que más que ayudar, atropella y desconcierta sacándote de lo que ves y alejándote de la acción, en un recurso tan manido en el género como aturullado en esta película. Se suma (para mal) un exceso de CGI (efectos digitales) para terminar de enfriarte ante la falta de ideas apreciables.
La narración se puede entender como dual: Por un lado está la relación entre los adolescentes, su amistad, como crece esta, queriendo transmitir la nostalgia de estos años que todos hemos pasado, acogiendo el verano, con los aseos en bici por las calles del pueblo, los baños furtivos con amigos, los problemas de incomprensión con los padres, los primeros picores sexuales. Esto con un grupito de perdedores (como su propio nombre indica), rebosante de estereotipos, el tartamudo, el gafotas, el gordito, el negrito, el hipocondriaco, y la chica inadaptada, personajes más planos que el encefalograma de un muerto. Todo esto atrofiado por un exceso de sensacionalismo (supongo que culpable el libro en que se basa), de hipérbole en lo tóxicos que pueden ser los adultos, donde el análisis de situaciones escabrosas y disfuncionales resulta pueril, donde los traumas infantiles por estas lacras sufridas resultan tratados con ingenuidad. Donde el pretendido fresco sobre los miedos e inseguridades de la pubertad quedan recreados con una inocencia y superficialidad penosa (solo destacable la secuencia de la explosión de sangre en el baño de Beverly como evidente metáfora de su miedo a la menstruación, esto algo muy kingiano como ya mostraron “Carrie” y “El resplandor” con otras sendas atomizaciones hemoglobínicas); En el otro lado está el relato de terror, y aquí naufraga con más estrepito que el Titanic, acudiendo en el libro de los más manidos de los tópicos, donde la originalidad es un ente inexistente, donde los sustos son nulos, donde las escenas a recordar son entre cero y ninguna.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Todos estos desatinos son adornados por una marea de incoherencias y lagunas propias de un guion escrito por un grupo de monos borrachos, y realizado por director desganado tras una resaca, ejemplo es que desaparece Georgie siendo testigo una mujer que ve un charco de sangre en la calle frente a una salida de alcantarillado y la policía al arecer no inspecciona estos subterráneos, esto queda claro cuando son los niños los que encuentran este submundo bajo su pueblo; El macarrilla del pueblo raja la barriga de un niño y este no lo denuncia? Este no tiene padres?
Bill Skarsgård da vida al clown Pennywise, lo hace desprovisto de carisma, una mera caricatura impostada, con su frente de porcelana rajada, el sucio peto victoriano y el labio inferior protuberante gigante, muy llamativo en su maquillaje, con ese inquietante hilo de saliva cayendo de su labio mientras habla, y realzado su rol por los CGI, pero no es capaz de dotar de vida bajo las capas de pintura a su personaje guiñolesco; De entre los chicos resulta que la que destaca es la chica, Sophia Lillis como la extrovertida y valiente Beverly, la única que demuestra algo de frescura y fotogenia; Jaeden Lieberher como Bill, el líder del grupo de chicos, pero adolece de fondo; Finn Wolfhard como Richie Tozier es el más conocido del reparto por su pertenencia a la famosa serie “Strangers Things”, pero su papel de malhablado me queda sin naturalidad en modo de expresarse; Resto son meras figuras intercambiables que cumplen sin salirse de lo justito.
Spoiler:
El payaso tiene tropecientas oportunidades de cargarse a los chavales y no lo hace, sin embargo a Georgie se lo carga en unos segundos, y no me vale que es por el miedo, pues Georgie no muestra temor al siniestro clown; Porque el clown solo ataca a estos Loser Es que no hay más jóvenes en Derry? Porque no ataca a los macarrillas? Por qué a uno de los chavales le muerden la cara y el bicho no lo mata A Georgie le cortaron el brazo en un plis plas? Porque lo de su final rancio? Me refiero a que a Beverly le despierta (muy cursimente) de su trance el gordito Ben (correcto Jeremy Ray Taylor, que está enamorado de ella, y entonces pensé que había algo salvable en las aburridas dos horas y cuarto (me arecieron muchísimas más), pues parecía ella le correspondía, pero hete mi error, pues al final es besada y dejada dulcemente por ella por el líder del grupito, con lo que el gordito será marginado en la banda de los marginados, menuda moraleja apolillada; Beverly mata al adre y las secuelas morales no existen al final, se omite esto; hay más agujeros pero es un producto que no me merece pensar más en él y estoy en resetear.
Lo peor de todo es que ha tenido éxito taquillero (los designios del triunfo de público son impredecibles) y habrá secuela, lo bueno es que al no estar obligado a verla me abstendré de acercarme a verla. Fuerza y honor!!!
Bill Skarsgård da vida al clown Pennywise, lo hace desprovisto de carisma, una mera caricatura impostada, con su frente de porcelana rajada, el sucio peto victoriano y el labio inferior protuberante gigante, muy llamativo en su maquillaje, con ese inquietante hilo de saliva cayendo de su labio mientras habla, y realzado su rol por los CGI, pero no es capaz de dotar de vida bajo las capas de pintura a su personaje guiñolesco; De entre los chicos resulta que la que destaca es la chica, Sophia Lillis como la extrovertida y valiente Beverly, la única que demuestra algo de frescura y fotogenia; Jaeden Lieberher como Bill, el líder del grupo de chicos, pero adolece de fondo; Finn Wolfhard como Richie Tozier es el más conocido del reparto por su pertenencia a la famosa serie “Strangers Things”, pero su papel de malhablado me queda sin naturalidad en modo de expresarse; Resto son meras figuras intercambiables que cumplen sin salirse de lo justito.
Spoiler:
El payaso tiene tropecientas oportunidades de cargarse a los chavales y no lo hace, sin embargo a Georgie se lo carga en unos segundos, y no me vale que es por el miedo, pues Georgie no muestra temor al siniestro clown; Porque el clown solo ataca a estos Loser Es que no hay más jóvenes en Derry? Porque no ataca a los macarrillas? Por qué a uno de los chavales le muerden la cara y el bicho no lo mata A Georgie le cortaron el brazo en un plis plas? Porque lo de su final rancio? Me refiero a que a Beverly le despierta (muy cursimente) de su trance el gordito Ben (correcto Jeremy Ray Taylor, que está enamorado de ella, y entonces pensé que había algo salvable en las aburridas dos horas y cuarto (me arecieron muchísimas más), pues parecía ella le correspondía, pero hete mi error, pues al final es besada y dejada dulcemente por ella por el líder del grupito, con lo que el gordito será marginado en la banda de los marginados, menuda moraleja apolillada; Beverly mata al adre y las secuelas morales no existen al final, se omite esto; hay más agujeros pero es un producto que no me merece pensar más en él y estoy en resetear.
Lo peor de todo es que ha tenido éxito taquillero (los designios del triunfo de público son impredecibles) y habrá secuela, lo bueno es que al no estar obligado a verla me abstendré de acercarme a verla. Fuerza y honor!!!