278/33(31/08/11) El director de culto nipón Takashi Miike nos regala aquí su más ambicioso trabajo, un remake de un film de 1963, un entretenido film de acción donde sus pretensiones superan con mucho a su calidad, si no se tomara tan en serio hubiera sido mejor. Recuerda bastante en su nudo central a la Obra Maestra de Kurosawa ‘Los Siete Samurais’, nos habla del honor, del sentido del deber y del sacrificio, de cómo un pequeño grupo de ronins deben librar a sus gentes de un malvado, en la de Akira eran 7 a defender un pequeño pueblo de unos hambrientos bandidos sin más recompensa que comida y cama, en esta las miras están más altas, es acabar con un despiadado tipejo, Lord Naritsugu (Excelente Goro Inagaki). Es un masoquista que disfruta con la Guerra y que con su poder en el Shogunato puede destruir Japón, aquí son 13 contra doscientos, el escenario es una aldea donde se suceden 45 de interminables peleas. La cinta está partida en tres partes, una es la presentación de personajes, y las motivaciones para que un noble nipón, Shinzaemon (correcto Koji Yakuso), reúna a 13 honorables samuráis para acabar con este villano, vemos su sanguinaria personalidad, los actos que han provocado este plan para acabar con su vida, violaciones, asesinatos, aquí aparece una escena que te hace mal sangre, la de la aparición de la muchacha a la Naritsugu ha mutilado brazos, piernas y lengua, un visión terrorífica que nos mueve al odio al que se lo ha hecho, vemos como recluta a los 13, se les explica el plan y emprenden la marcha, este tramo alterna buenos elementos con otros confusos, aquí comienza la segunda parte, es el trayecto para llegar a donde los 13 le van a hacer la emboscada, una aldea comprada a los lugareños, por el camino recogen a un cazador furtivo errante, este personaje no tiene más misión que introducir gotas de humor, en este caso humor tontorrón, en este segmento vemos en paralelo el viaje de Naritsugu, con sus 200 soldados guardándolo, hay una secuencia desafortunada y mal expuesta como es la aparición de los toros ardiendo, además de tener unos efectos especiales pésimos no tiene sentido alguno, y en la tercera parte llega la apoteosis de acción, y es que todo lo anterior es solo una excusa para la desigual lucha final, casi una hora de pelea en un poblado, además de inverosímil resulta cansina, hay demasiadas incongruencias, como que si los van a pillar por sorpresa los podrían haber exterminado si eran tan listos, y luego está las increíbles peleas, se tiran una eternidad para una manada de militares les rocen, todo es muy forzado, es como si los trece fueran superhombres y los soldados niños pequeños con espaditas de juguete.
Continua en spoiler sin y con spoilers.