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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
4
Ciencia ficción. Thriller Adaptación de High Rise, novela publicada por J.G. Ballard a mediados de los años ‘70. La historia narra la llegada del doctor Robert Laing a la Torre Elysium, un enorme rascacielos dentro del cual se desarrolla todo un mundo aparte, en el cual parece existir la sociedad ideal. Pero secretamente, el recién llegado se sentirá perturbado ante la posibilidad de que este orden utópico no sea tal. Sospechas que rápidamente serán corroboradas ... [+]
22 de abril de 2017
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75/15(19/04/17) Film en el que tenía depositadas esperanzas por sus varios ingredientes sugestivos, un realizador Ben Wheatley que aunque irregular muestra gran sentido estético y arriesga, un relato sugestivo basado en la novela (1975) homónima de James Graham Ballard (“El Imperio del Sol” o “Crash”), donde se hacía a través de un alto edificio una alegoría de nuestra darwinista y clasista sociedad, donde los de abajo son la clase humilde, y arriba resido el “Creador”, el “Dios” en el cielo que todo lo ve, o sea el dueño y arquitecto de la torre, y con estos mimbres se desarrolla una distopía con la lucha de clases en su epicentro, la revolución de las clases bajas contra los privilegios de las altas. Pues esto que puede recordar a la reciente “Snowpiercer” (2013), cambiando el hormigón por un tren, aquí se convierte con el paso de los minutos en un caos y anarquía narrativa que te aleja de la pantalla, importándote muy poco (o sea nada) lo que les pase a estos personajes penosamente delineados. Con guión de la esposa del director, Amy Jump (“Turistas”), que parece escrito con algún trastorno mental, algún desvarío, pues todo es confusión, violencia gratuita, bacanales hedonistas, situaciones esperpénticas, y todo con un hilo conductor inexistente. Lo peor es que Wheatley no es ni la mitad de bueno d elo que se cree, pues sus ínfulas son desmedidas, llegando a hacer referencias múltiples a Stanley Kubrick, desde el cartel publicitario en plan “A Clockwork Orange” (remetiéndonos a la violencia inherente en la sociedad), hay una especie de “Lolita”, la torre se puede ver, de hecho se filma cual monolito, referencia a “2001: A Space Odyssey”, la fiesta al estilo de “Barry Lyndon”, o la orgía hedonista a lo “Eyes Wide Shut”, etc., el ego del director firma cheques que su escasa pericia no cubre. También se atisban influencias buñuelianas de “El Ángel exterminador” (1962), en lo de que la gente parece presa en el edificio, en esto recuerda a otras cintas como “Los Gremlins “ (1990) o “The Raid”(2011).

Se abre con el Dr. Robert Laing (Tom Hiddleston) que vive en un devastado torre, retrocedemos tres meses. La torre de gran altura de cuarenta plantas en las afueras de Londres , construida por el arquitecto estimada Anthony Royal (Jeremy Irons), que vive en la última planta cual demiurgo. Los niveles más altos de la sociedad viven en los pisos más altos, mientras las familias más comunes viven en las inferiores. El edificio ofrece a sus inquilinos piscina, gimnasio, spa, supermercado e incluso una escuela primaria. Hay pocas razones para dejar el edificio fuera de las horas de trabajo y sus ocupantes gradualmente se aíslan del mundo exterior. Tendrán importancia en la historia una madre soltera Charlotte Melville (Sienna Miller), a su hijo, Toby (Louis Suc), Richard Wilder (Luke Evans) y su esposa embarazada Helen (Elizabeth Moss), y la esposa del arquitecto, Ann (Keelley Hawes).

La cinta con el paso de los minutos se convierte en una astracanada desmesurada, donde lo grotesco se da la mano de lo delirante, donde su mensaje de crítica a nuestra sociedad pronto queda diluido entre la sátira, lo esperpéntico, lo anárquico narrativo, con personajes tan disfuncionales como nulos en atractivo empático, donde la gestación de esta revolución de pacotilla tiene sus cimientos sobre el desvarío y el desorden más absoluto, derivando en que el espectador (o sea, yo) se sienta frío, y lo que es peor, apareciendo el tedio, sus pretensiones de discurso social pesimista sobre un mundo, decadente-nihilista que se autodestruye a sí mismo, quedan anuladas por el trazo grueso en miscelánea con su insipidez.

Sus aciertos están en su excelente puesta en escena, conformando una atmósfera pesadillesca opresiva-claustrofóbica, ayudado por el hecho de que no veremos nada de mundo exterior, todo es visto desde el protagonista absoluto de la Torre, con sugestivo diseño de producción de diseñador de producción Mark Tildesley (“28 días después” o “El jardinero fiel”), rodándose en Belfast (Ulster-UK), con ese edificio enorme, gris hormigón, en medio de la nada, emitiendo la soledad de los habitantes, una estética simétrica, con sus columnas, sus pasillos, sus escaleras, sus terrazas, estos impersonales lugares filtrados por la fotografía de Laurie Rose (“Turistas” o “Peaky Blinders”), poniendo énfasis en contraponer los diferentes niveles sociales, así como en cómo se va oscureciendo conforme el caos y el desgobierno se apoderan de la historia, jugando con recursos ingeniosos reflejando la paranoia alucinatoria de algún personaje, o cuando vemos en subjetivo un salto al vació desde lo alto de la Torre, sabiendo la cámara captar la demencia hedonista que asola a los habitantes de esta caja de cemento. El score es obra de Clint Mansell (“Réquiem por un sueño” o “Cisne Negro”), de resonancias clásicas, sobresale una versión ácida de Portishead del tema de Abba “SOS”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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