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Voto de TOM REGAN:
9
Voto de TOM REGAN:
9
8.2
94,609
Drama
Tony Montana es un emigrante cubano frío e implacable que se instala en Miami con el propósito de convertirse en un gángster importante, y poder así ganar dinero y posición. Con la colaboración de su amigo Manny Rivera inicia una fulgurante carrera delictiva, como traficante de cocaína, con el objetivo de acceder a la cúpula de una organización de narcos. (FILMAFFINITY)
3 de mayo de 2020
3 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
106/26(23/04/20) Una de las cumbres del cine de los 80 es este formidable film dirigido con acerado pulso por Brian De Palma, una deconstrucción arrolladora del lado oscuro del Sueño Americano. Una de esas controvertidas películas que levantan debates encendidos entre los que la defienden a muerte (entre los que me cuento) y los que la detestan hediondamente (ejemplo claro es que De Palma fue nominado a peor director en los Razzie), yo la alabo por su valentía al regalarnos una fábula moral fulgente sobre cómo se puede ser tan pobre que solo se tiene dinero. Escrito por Oliver Stone, adapta libremente la película homónima de 1932, pasando el escenario del convulso Chicago de la Ley Seca, al Miami de la era Reagan en medio de la vorágine de traficantes de cocaína, el italiano Tony Camonte (Paul Muni) de la película de Howard Hawks pasa aquí a ser un refugiado cubano Tony para el protagonista. Y soy de los que piensa que este caso es una de las raras avis en que el ‘pseudo-remake’ supera al original, y no es que la de 1932 fuera poca cosa, es que esta es apabullante. La unión de la trinca De Palma a los mandos, Stone en el guión, y un desborda-pantallas Al Pacino crea a uno de los anti-héroes más fascinantes de la Historia del Cine, un icono popular mash-up, el actor neoyorkino resulta sublime en Montana (Al Pacino), crea un ser malvado, pero tridimensional, con código moral, con defectos que llega a reconocer, uno de los que los americanos llaman ‘Bigger Tha Life’. Film con muchos paralelismos (otra radiografía al Sueño Americano protagonizada por Pacino) como “El Padrino” era una ópera, esta es puro rock and roll de salvajismo darwinista, motosierras, montañas de cocaína, ahorcamientos en helicópteros, kalashnikov, y sobre todo muchas palabrotas (se dice que es la película de la historia que más hay), regada por litros de sangre, muchas frases incisivas. De Palma ofrece unas cuantas escenas que perduran en la memoria por siempre, como la secuencia icónica de la motosierra, o la épica Batalla Final, todo ello con una ambientación fenomenal, derivando también en un espectáculo visual brillante. El elenco también presenta actuaciones maravillosas en Michelle Pfeiffer, Steven Bauer (el único cubano del reparto), Robert Loggia, F. Murray Abraham y Mary Elizabeth Mastrantonio. De Palma dedicó esta versión de Scarface después de los escritores del original, Howard Hawks y Ben Hecht.
Es una obra faraónica en su destilación del exceso más kitsch, donde la violencia y la opulencia se dan la mano, mundo de luces de neón, de discotecas, de mansiones megalómanas, de habitaciones enormes, de decoraciones vulgares que emiten grandiosidad, ello siendo la fachada de un sub mundo criminal, donde nos embarcamos en una espiral hedonista para ver que en la cima de la montaña (de cocaína) solo hay el vacío y la soledad. Epítome es el Palacio de Tony Montana, una oda al espíritu hortera del nuevo rico, al final termina siendo una jaula de oro para sí mismo, como simboliza el tigre que tiene enjaulado Tony. Lugar donde solo vive para su paranoia, no disfruta de la vida, está alienado del mundo exterior. Y es que como bien refleja en un hábil y ágil montaje, Tony solo parece feliz un fugaz tiempo, pero cuando baja la espuma se halla preso de su carácter despótico y tiránico.
Tony Montana es moldeado hacia nosotros por las relaciones que tiene con varios personajes: La que tiene con su amigo Manny (Esteban Echevarría conocido artísticamente como Steven Bauer, refleja amistad pétrea, hasta que…; La que tiene con su madre expone un pasado tormentoso de crimen, y su progenitora sabe que nunca cambiará, y teme su presencia sirva para corromper su hija Gina; Elvira es el epítome de la mujer trofeo, es hermosa y de una belleza cuasi-etérea. Para Tony representa el premio de llegar al Top of the World; La que tiene con su mentor Frank López, es la que se da gradualmente de fiel lugarteniente a rival a tomar sus posesiones; Y está la que se da con Gina (gran María Elizabeth Mastrantonio), su hermana, una relación en al que Tony parece ver en ella a una virginal joven, inmaculada, inocente de todo mal, pero su protección termina siendo tóxica para ella. En realidad subliminalmente y como su hermana termina dándose cuenta, emana un sentimiento malsano de amor incestuoso.
La película se puede definir en tres escenas: La primera es una compra de cocaína a colombianos que Tony va a comandar con su gente. Mediante una edición fabulosa de Gerald B. Greenberg (“Apocalypse Now”), y David Ray (“All That Jazz”), vamos pasando del exterior donde aguarda Manny vigilando, al interior del apartamento de la venta donde la situación se pone violenta no, lo siguiente, con protagonismo para una motosierra. En una edición prodigiosa, comparable a la de otra famosa escena con bañera, me refiero a la hitchcockiana “Psycho”, y es que en las dos hay gente que afirma haber visto la carne rajada, y esto solo es fruto del fotograma oculto, ese que forma nuestra mente con el sonido y lo subliminal.
Está la escena del restaurante que marca la amargura de estar en la cima. Tony está en la cima, lo vemos repanchingado con esmoquin, fumando un gran puro en medio de un local atestado de comensales snobs. Discute con su esposa Elvira, arremete contra su compulsiva adicción a las drogas (como si él estuviera limpio), la ataca por ser estéril, hasta que termina por abandonarlo allí mismo. Tony se da cuenta de lo solo que se está siendo ‘Amo del Mundo’, "Todo se reduce a esto... comer, beber, joder, colocarse, darle a la coca... entonces que, dime?...". Ataca al resto de los clientes del restaurante que lo miran asustados, ataca su fariseísmo, su hipocresía, les dice "Necesitáis personas como yo para poder señalarles con el dedo y decir ese es el malo". Ello con un despliegue de agotamiento existencial de Al Pacino arrollador.
Es una obra faraónica en su destilación del exceso más kitsch, donde la violencia y la opulencia se dan la mano, mundo de luces de neón, de discotecas, de mansiones megalómanas, de habitaciones enormes, de decoraciones vulgares que emiten grandiosidad, ello siendo la fachada de un sub mundo criminal, donde nos embarcamos en una espiral hedonista para ver que en la cima de la montaña (de cocaína) solo hay el vacío y la soledad. Epítome es el Palacio de Tony Montana, una oda al espíritu hortera del nuevo rico, al final termina siendo una jaula de oro para sí mismo, como simboliza el tigre que tiene enjaulado Tony. Lugar donde solo vive para su paranoia, no disfruta de la vida, está alienado del mundo exterior. Y es que como bien refleja en un hábil y ágil montaje, Tony solo parece feliz un fugaz tiempo, pero cuando baja la espuma se halla preso de su carácter despótico y tiránico.
Tony Montana es moldeado hacia nosotros por las relaciones que tiene con varios personajes: La que tiene con su amigo Manny (Esteban Echevarría conocido artísticamente como Steven Bauer, refleja amistad pétrea, hasta que…; La que tiene con su madre expone un pasado tormentoso de crimen, y su progenitora sabe que nunca cambiará, y teme su presencia sirva para corromper su hija Gina; Elvira es el epítome de la mujer trofeo, es hermosa y de una belleza cuasi-etérea. Para Tony representa el premio de llegar al Top of the World; La que tiene con su mentor Frank López, es la que se da gradualmente de fiel lugarteniente a rival a tomar sus posesiones; Y está la que se da con Gina (gran María Elizabeth Mastrantonio), su hermana, una relación en al que Tony parece ver en ella a una virginal joven, inmaculada, inocente de todo mal, pero su protección termina siendo tóxica para ella. En realidad subliminalmente y como su hermana termina dándose cuenta, emana un sentimiento malsano de amor incestuoso.
La película se puede definir en tres escenas: La primera es una compra de cocaína a colombianos que Tony va a comandar con su gente. Mediante una edición fabulosa de Gerald B. Greenberg (“Apocalypse Now”), y David Ray (“All That Jazz”), vamos pasando del exterior donde aguarda Manny vigilando, al interior del apartamento de la venta donde la situación se pone violenta no, lo siguiente, con protagonismo para una motosierra. En una edición prodigiosa, comparable a la de otra famosa escena con bañera, me refiero a la hitchcockiana “Psycho”, y es que en las dos hay gente que afirma haber visto la carne rajada, y esto solo es fruto del fotograma oculto, ese que forma nuestra mente con el sonido y lo subliminal.
Está la escena del restaurante que marca la amargura de estar en la cima. Tony está en la cima, lo vemos repanchingado con esmoquin, fumando un gran puro en medio de un local atestado de comensales snobs. Discute con su esposa Elvira, arremete contra su compulsiva adicción a las drogas (como si él estuviera limpio), la ataca por ser estéril, hasta que termina por abandonarlo allí mismo. Tony se da cuenta de lo solo que se está siendo ‘Amo del Mundo’, "Todo se reduce a esto... comer, beber, joder, colocarse, darle a la coca... entonces que, dime?...". Ataca al resto de los clientes del restaurante que lo miran asustados, ataca su fariseísmo, su hipocresía, les dice "Necesitáis personas como yo para poder señalarles con el dedo y decir ese es el malo". Ello con un despliegue de agotamiento existencial de Al Pacino arrollador.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y está el clímax final emparentado con el de “Grupo Salvaje”, epitafio de este cuento moral, sensacional batalla reflejada de modo formidable, en un montaje estremecedor desde que Tony toca la puerta donde le han dicho está su hermana, y tiene una trémula sorpresa (spoiler). Con el zenit en el palacio Montana, donde Tony se ve abocado al precipicio por su propio ego inabarcable. Donde la violencia traspasa la pantalla en una secuencia sublime donde ha quedado para el acervo popular la frase de Tony Montana antes de entrar en faena: “Say hello to my little friend”. Final que supera en mucho al de la película de Hawks. Y en el centro del escenario una figura con la frase “The World Is Your”.
Puesta en escena fabulosa en su sentido de emitir un estado de ánimo. A pesar de su entorno en Miami, gran parte de la película se filmó en realidad en Los Ángeles, ya que la Oficina de Turismo de Miami temía que la película disuadiera al turismo con su descripción del estado como un paraíso para las drogas y los gangsters. La opulenta mansión de Tony en Miami fue retratada por El Fureidis, una mansión de estilo romano en Santa Bárbara, California. Ampulosa dirección artística de Ed Richardson (“Avalon”), que junto al decorador Bruce Weintraub (“El honor de los Prizzi”), ayudados por el consultor visual Ferdinando Scarfiotti (“El último emperador”) para crear escenarios suntuosos; excelente vestuario creado por la 6 veces nominada al Oscar, Patricia Norris (“Días de cielo”), con esos delicados vestidos de la Pfeiffer, o el ‘travoltiano’ atuendo de Tony Montana; Todo maximizado por la gran labor de la cinematografía de John A. Alonzo (“Chinatown”), con fulgente cromatismo, jugando con las luces de neón, con los fuertes cromatismos, todo en función de emitir un falso mundo de felicidad colorista, además de amoldarse a la acción de modo sensacional; En lugar de usar música popular del período en el que se desarrolla la película, la música fue del productor italiano Giorgio Moroder (“El expreso de medianoche”), música electrónica, espléndida apuesta que se funde con epidérmicos sentido al aire ochentero en su melodías techno de sintetizadores.
Al Pacino resulta Homérico como Tony Montana, brutal, desmesurado, carismático, zafio, vulgar, ambicioso, salvaje, arrogante, es la muestra clásica del darwinismo, alguien que sobrevive en base a aplastar a los demás para llegar a la efímera cima de esta selva. El reverso ácido al emigrante que cumple el Sueño Americano desde abajo, el Individualista que da vigor al Capitalismo más despiadado. Pacino compuso con su ametralladora dialéctica, con sum mirada penetrante, con su modo particular de poner la boca, con su lenguaje gestual, su modo de andar, un cómo popular que ha trascendido con el paso de los años, sensacional; Steven Bauer como Manny Ribera tocó la cima en su carrera con esta vitalista actuación con una notable química con Pacino. Tony afirma merecerse “el mundo, chico, y todo lo que hay en él” (dice a Manny), siendo el leit-motive la frase “The world is yours” (tomado del film de 1932), la que ve Tony en un luminoso de un zeppelín, que luego llevará a su mansión y que además servirá de marco al final.; Michelle Pfeiffer está brillante en su papel de Elvira, la femme fatale, su encarnación de una hedonista plúmbea resulta estupenda, con su zenit cuando se pelea con Pacino en el restaurante; Mary Elizabeth Mastrantonio como Gina, hermana menor de Tony, racial actuación con extraordinarios ententes con Al Pacino, desbordando rabia interior; Robert Loggia cumple con su habitual gran presencia e hidalguía en el papel del capo Frank López; Paul Shenar como el narcotraficante Alejandro Sosa demuestra elegancia y porte de villano James Bond.
Clásico imperecedero que gana a cada visionado, siendo una de esas películas que su fama es merecida para lo bueno. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2020/04/el-precio-del-poder.html
Puesta en escena fabulosa en su sentido de emitir un estado de ánimo. A pesar de su entorno en Miami, gran parte de la película se filmó en realidad en Los Ángeles, ya que la Oficina de Turismo de Miami temía que la película disuadiera al turismo con su descripción del estado como un paraíso para las drogas y los gangsters. La opulenta mansión de Tony en Miami fue retratada por El Fureidis, una mansión de estilo romano en Santa Bárbara, California. Ampulosa dirección artística de Ed Richardson (“Avalon”), que junto al decorador Bruce Weintraub (“El honor de los Prizzi”), ayudados por el consultor visual Ferdinando Scarfiotti (“El último emperador”) para crear escenarios suntuosos; excelente vestuario creado por la 6 veces nominada al Oscar, Patricia Norris (“Días de cielo”), con esos delicados vestidos de la Pfeiffer, o el ‘travoltiano’ atuendo de Tony Montana; Todo maximizado por la gran labor de la cinematografía de John A. Alonzo (“Chinatown”), con fulgente cromatismo, jugando con las luces de neón, con los fuertes cromatismos, todo en función de emitir un falso mundo de felicidad colorista, además de amoldarse a la acción de modo sensacional; En lugar de usar música popular del período en el que se desarrolla la película, la música fue del productor italiano Giorgio Moroder (“El expreso de medianoche”), música electrónica, espléndida apuesta que se funde con epidérmicos sentido al aire ochentero en su melodías techno de sintetizadores.
Al Pacino resulta Homérico como Tony Montana, brutal, desmesurado, carismático, zafio, vulgar, ambicioso, salvaje, arrogante, es la muestra clásica del darwinismo, alguien que sobrevive en base a aplastar a los demás para llegar a la efímera cima de esta selva. El reverso ácido al emigrante que cumple el Sueño Americano desde abajo, el Individualista que da vigor al Capitalismo más despiadado. Pacino compuso con su ametralladora dialéctica, con sum mirada penetrante, con su modo particular de poner la boca, con su lenguaje gestual, su modo de andar, un cómo popular que ha trascendido con el paso de los años, sensacional; Steven Bauer como Manny Ribera tocó la cima en su carrera con esta vitalista actuación con una notable química con Pacino. Tony afirma merecerse “el mundo, chico, y todo lo que hay en él” (dice a Manny), siendo el leit-motive la frase “The world is yours” (tomado del film de 1932), la que ve Tony en un luminoso de un zeppelín, que luego llevará a su mansión y que además servirá de marco al final.; Michelle Pfeiffer está brillante en su papel de Elvira, la femme fatale, su encarnación de una hedonista plúmbea resulta estupenda, con su zenit cuando se pelea con Pacino en el restaurante; Mary Elizabeth Mastrantonio como Gina, hermana menor de Tony, racial actuación con extraordinarios ententes con Al Pacino, desbordando rabia interior; Robert Loggia cumple con su habitual gran presencia e hidalguía en el papel del capo Frank López; Paul Shenar como el narcotraficante Alejandro Sosa demuestra elegancia y porte de villano James Bond.
Clásico imperecedero que gana a cada visionado, siendo una de esas películas que su fama es merecida para lo bueno. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2020/04/el-precio-del-poder.html