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Voto de TOM REGAN:
6
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6
Drama Carlos es un joven que tiene desde niño fijación por el cine. Ahora, casado con Ana, ha conseguido convertir su afición en un medio de vida al convertirse en reportero gráfico. Pero el mismo día que comienza la Guerra Civil ocurre algo que le hace renegar de las cámaras para siempre. (FILMAFFINITY)
7 de mayo de 2018 0 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
86/08(13/04/18) Singular film de culto del nacido en Sabadell Lorenzo Llobet Gracia, obra (de bajo presupuesto) maldita de nuestra filmografía, que la censura maltrató e hizo que su realizador que debutaba con esta cinta no dirigiera más. Un sentido homenaje al cine, un sugerente ejercicio de meta-cine en el que Llobet Gracia vuelca mucho de sí mismo (rasgos autobiográficos), haciendo de su protagonista (Carlos Durán encarnado con su habitual buen quehacer por Fernando Fernán Gómez) un alter ego propio, tipo que desde su nacimiento en una barraca de cine en los albores del medio se siente en sinergia con el invento de los Lumiere, de adolescente ya rodaba con una cámara, convirtiéndose de adulto en operador de cine profesional, se declara a su luego esposa (Ana interpretada por María de Dolores Pradera de modo plúmbeo) durante la proyección de “Romeo y Julieta” (1936), un tributo al poder del Séptimo Arte sobre nuestras vidas, jalonado de guiños cinéfilos a Melies, Chaplin, Hitchcock y por supuesto Cukor con su mencionada versión shakesperiana. Llobet demuestra gran pericia en la filmación de algunas escenas de enorme poder alegórico, jugando con el expresionismo, con movimientos de cámara sugerentes, planos-secuencia de poder dramático, con las elipsis temporales, con los fuera de campo, pero esta calidad no se ve sustentada en un guión sutil (escrito por Lorenzo junto a Víctor Aguado), cautivador, sólido, todo se siente lineal, liviano, plano, con la única idea de hacer una oda al cine, pero le falta garra para hacer que la historia me agarre, me faltan personajes tridimensionales y no meras muletas en los que el director apoya su mitomanía, con lo que al final me siento un tanto vacío de contenido. Al menos se agradece la valentía al retratar con asepsia la historia de España de la primera mitad del SXX, como la Gran Guerra Mundial, las protestas contra Maura, la guerra de África, la Expo de Barcelona de 1929, la llegada de la segunda república, la autonomía catalana, el frente popular, la olimpiada popular de Barcelona, el alzamiento de 1936, la reacción de los sindicatos, la guerra en Madrid, el asalto al cuartel de montaña, las consignas de la Generalitàt, etc. Película que se enmarcó en el llamado "Cine telúrico", una corriente de un conjunto de jóvenes deseosos de practicar un cine alejado al entonces vigente, y en el que las inquietudes estéticas fueran su principal premisa y eso trajo problemas con la censura.

Obra en la que se nota un amor fascinante por el cine, con secuencias que desprenden poder poético, siendo delicioso como leit-motive “La linterna mágica”, como metáfora de que como los fotogramas de un cine la vida no puede parar. La cinta la siento orgánicamente floja, avanza con poca fluidez, con arritmias, con personajes superficiales, que nunca son raspados, epítome su protagonista que aparte de su amor desmedido a la cámara, no sabremos algo más de él, totalmente aséptico a la guerra, nada sabemos de ideas políticas, solo va hacia adelante (en bruscas elipsis), ejemplo es el modo ramplón en que nos tenemos que tragar su segundo amor, todo una lección de insustancialidad metida a empujones.

Fernando Fernán Gómez demuestra en lo que eran sus comienzos un gran saber estar, con mesura y contención sabe emitir en su mirada y silencios un efervescente mundo interior; Lástima que la que entonces era su esposa en la vida real, María Dolores Pradera se vea un tanto acartonada; Resto de los secundarios con nombres de prestigio como Félix de Pomés, Fernando Sancho o la luego popular Mary Santpere son meras figuras difusas a las que nos e les saca partido, quizás por mor de la censura recortadora.

Pero contiene algunos tramos que la hacen recomendable, picos de interés notables: El genial modo en que se representa el paso a la II República a España, se muestra con sencillo plano (alarde síntesis), una mano retira un crucifijo de la pared para colgar en su lugar el cuadro de la República (“La niña bonita”), con la bandera tricolor de fondo; Ana y Carlos están viendo en un cine “Romeo y Julieta”, sobre la sobreimpresión de “Fin” vemos a contraluz a la pareja darse un beso, muy lírico; El singular modo en que nos enteramos del estallido de la Guerra Civil, la pareja Ana y Carlos están tranquilamente en su casa cenando y escuchando la radio, cuando la emisión normal es interrumpida, allí oímos la raíz del alzamiento, de como Carlos se lo toma como algo que terminará pronto. Mucho coraje del director al oírse hablar en la radio en catalán (están en Barcelona), y de cómo el noticiario habla de sublevación, y no se la da ninguna patina de épica a los “rebeldes militares”; Exquisito plano-secuencia, Ana se despide de Carlos que va a trabajar como reportero de guerra en las calles de Barcelona, ella enciende cuatro velas en torno a una figura de la Virgen de Montserrat, que hay sobre el recibidor, entonces la cámara sigue a Ana que se asoma a la ventana, para mirar a Carlos fuera de campo, mientras el objetivo sigue fijo en ella, esto entronca cuando Carlos vuelve de filmar enfrentamientos bélicos, lo primero que la cámara filma es la “Moreneta”, a la que se le cae la cabeza y tras ella una ristra de disparos en la pared, y … (más en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El tramo en que Carlos va rodar como reportero de guerra por las calles de Barcelona me parece de una pobreza de medios patética, si no puede un director mostrar una mínima credibilidad haz una elipsis, pero no des pena, y es que todo resulta más falso que un billete de tres euros, los figurantes de hacen de combatientes son horrendos, Carlos se mueve con una libertad entre los muertos como si tuviera sentimiento alguno, no mira su hay heridos o muertos, todo parece serle ajeno. El tiroteo al que asistimos es de lo más cutre, al menos tras esta escasez de medios (o de ideas que lo compensen) hay un buen momento cuando Carlos, tras finalizar la balacera, filma el campo de batalla, dramatizando la grabación al filmar detalles líricos como un barril agujereado por disparos, cual simbología dela España que se desangra, llegando a extender un rollo de papel (cual a alfombra) sobre la calle a modo de contraste con el guerra-civilista entorno, haciéndonos con ello ver al artista (entre otras cosas, aquel que consigue con mover) que Carlos lleva dentro; Tras la mencionada imagen de la “Moreneta” rota, símbolo de que la guerra ha entrado en el piso de Carlos Y Ana, él descubre el cadáver de su mujer tirada en el suelo, esto el director lo rueda en picado, tras una sofisticada elipsis vemos la tumba de Ana, y sobre ella se cierne la sombra de una cruz; El efecto sanador del hitchcockiano film “Rebeca” sobre Carlos, depresivo ya alicaído desde el fallecimiento de Ana, tras ir a ver a la fuerza, obligado por su mejor amigo, a ver la cinta mencionada, ve en ella paralelismos que le hacen replantearse el futuro de su vida, y es que se ve identificado en la necrofilia de Max de Winter (encarnado por Laurence Olivier), un tipo que perdió a su primera esposa, y su figura parece perseguirle hasta que hace un acto de expiación al contarle los detalles a su segunda mujer (interpretada por Joan Fontaine), y entonces puede comenzar un nuevo presente en este caso Carlos junto a Clara (Isabel Pomés [hija de Félix de Pomés] en un rol liso de fuerza), entrelazando el director las dos películas en un ya referido ejercicio de meta-cine, sobre todo por la frase de Joan Fontaine ‘’Pero no la asesinaste, fue un accidente’’, donde Carlos se ve reflejado, como si le hablaran a él; El epílogo, resulta estupendo, en otro (y van tropecientos durante la película), vemos una secuencia (por la vestimenta y cámara es principios de SXX) en que un fotógrafo va a hacer un retrato a una familia, entonces el plano se abre y vemos que (realidad y ficción en miscelánea) es Carlos rodando la película con la que intenta reconciliarse con el mundo y consigo mismo.

Lorenzo Llobet-Gràcia era un empresario de transporte y prestigioso cineasta amateur, además de organizador de numerosas actividades cinematográficas en Sabadell, donde vivía. Era amigo del realizador Carlos Serrano de Osma y del director de la revista de cine Primer Plano, Adriano del Valle, entre otros. En gran parte gracias a estos contactos en el mundo del cine, decide iniciarse con su primer largometraje, pensando en un cine comprometido en lo estético, eran integrantes de la difusa corriente de finales de la década de 1940, se autoproclamó "cine telúrico".

En conjunto, a pesar de ser un film muy alabado, siento que estoy ante un director de enorme potencial, al que se le cortaron las alas nada más salir a volar, pero que en el plano guionista se quedó en un esbozo de ofrecer un desarrollo compacto. Fuerza y honor!!!

https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/05/vida-en-sombras.html
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