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Voto de TOM REGAN:
6
Voto de TOM REGAN:
6
5.1
8,363
5 de junio de 2020
5 de junio de 2020
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
156/05(03/06/20) Michael Bay para lo bueno y para lo malo, el tráiler ya te dice de lo que esperar de la película, no engaña a nadie. Es su estilo videoclipero caótico particular. Un guión plano (en este caso de escrita por Paul Wernick y Rhett Reese, creadores del libreto de la divertida “Deadpool 2”, con Ryan Reynolds de protagonista como aquí, por ello es que las mejores frases las tiene él), en el que lo importante es ser frenético para que no te pares a pensar en la cantidad de agujeros que tiene su endeble trama, solo es un nimio hilo para unir escenas de acción aparatosas; donde los buenos son muy buenos y los malos horrorosos, meras caricaturas malévolas; Surtido de un mundo machista reflejado en mujeres hermosas, normalmente floreros que enseñan cacho a la menor ocasión; donde aparecen todo tipo de lujos, desde autos, jets, yates, en medio de escenarios famosos y hermosos; La cámara es un elemento co-protagonista en su modo cuasi-epiléptico de moverse en conjunción con una rabiosa edición que apenas deja unos segundos el plano, con slows, zooms, giros, travellings, flashes de luz, tomas aéreas panorámicas; todo esto adornado por una potente y omnipresente banda sonora que no para; la destrucción cuasi-apocalíptica es permanente, con explosiones, persecuciones, tiroteos con las últimas generaciones de armas, peleas, muertes de todo tipo; humor de chascarrillos propios de mentes con acné; mucho patrioterismo USA (aquí representado por el 7); un uso desmedido de (unos fenomenales) los efectos visuales; y por supuesto no pueden faltar las puestas de sol. Y todo esto es esta película al cuadrado.
La película más cara de Netflix hasta la fecha con 150 millones $, y Bay lo muestra en cada escena, una narración que más vale no analizarla (cruce entre “James Bond”, “Misión Imposible”, “Mercenarios” y “A todo gas”), pues simplemente pensar que estos combatientes regidos por un singular ‘Bruce Wayne’ que utiliza su fortuna para hacer el bien no en Gotham, si no en el mundo. Pues el One (Ryan Reynolds) pretende provocar un golpe de estado derrocándolo para poner a su hermano (eso no se llama monarquía hereditaria?), para instaurar la democracia (¿?), lo que se llama intervencionismo paternalista. Aquí no importa lo que se cuenta, no importan unos personajes arquetípicos, solo importa mostrar un espectacular juego de fuegos artificiales llamativos, pero vacío de contenido. Un artificio que se desarrolla a toda velocidad desde la espléndida escena del principio con una persecución en Florencia. Lo que hace degustable la película más allá del Bayhem es que parece que el director se parodia a sí mismo en muchos momentos, pasa la rosca riéndose de sus ocurrencias (ejemplo el momento ojo suelto durante una persecución, o cuando hacen una entrada en acción a golpe de estruendoso THX de Lucasfilm). La cinta eso sí, tiene el defecto que su duración, sin ser nada grandioso 125 minutos, si termina en una espiral de más y más donde apenas hay paradas, se siente una huida hacia la nada, al menos si entretenida.
El grupo de ‘muertos en la sombra’ conocidos entre ellos por números, con la intención del jefe de no crear vínculos afectivos entre ellos: Liderado por el ya mencionado One (correcto Ryan Reynolds), ganó una gran fortuna con la patente de unos "micro-imanes" (en el clímax de acción en el yate esto tendrá su importancia), y decide crear con su dinero un grupo expertos mercenarios en diferentes materias (atropello a la razón es que para sustituir a un avezado conductor busque a un francotirador, pero buscar lógica a la película es tontería) para misiones encubiertas contra los malos. Nunca se explica el motivo del porque se mete en esto, como tampoco se da explicación del porqué de sus habilidades bélicas; Two es una bella espía francesa (hermosa sin más Melanie Laurent); Three es un asesino a sueldo (esforzado en dar humor Manuel Garcia-Rulfo, se le quiere dar fondo como abnegado hijo de su madre senil, pero esto se siente impostado); Four es un británico ladrón y especialista en parkour (intrépido y eléctrico Ben Hardy); Five es una bella y experta médica (la portorriqueña Adria Arjona cumple en rol plano); Six es un versado conductor (efímero Dave Franco; Seven es un eficaz francotirador recién salido del ejército USA (cumplidor Corey Hawkins, al que se le da algo de alma en su modo de no querer abandonar a nadie); Solo se nosa da cierta motivación de One y Seven, el resto no se sabe porque se unen al grupo, porque han decidido hacerse los muertos, total, porque perder tiempo en ello.
Tiene un comienzo vibrante con una colosal persecución por la esplendorosa Florencia, set-piece de 15 minutos sencillamente apabullante comandada por un Alfa Romeo amarillo, lástima que esta punteada por un sentido del humor grotesco en el modo en que se atropella a gente cual juego de pin-ball. Hay tiempo para ver coches por los aires a cámara lenta, explosiones, hacer chistes sobre las “Spice Girls”, visitar el museo Uffizi irrumpiendo en coche, hacer chistes frente al ‘David’ de Miguel Angel sobre su pene, hacer una operación a vida o muerte en el coche de Five (la única ocasión en que Five da muestras de para lo que está en el grupo) a Two, hacer chistes sobre el cliché de esquivar a una madre con su carricoche, o hasta escanear un ojo mutilado en un móvil, una declaración de intenciones para el resto del metraje. Saltando de Las Vegas donde se parodia el desenfreno de la ciudad del juego, a Hong Kong, donde se produce un vertiginoso tramo con epicentro en un majestuoso ático de un rascacielos, con momentos impresionantes con una grúa que surca las nubes, con una piscina de diseño de cristal que pide a gritos ser reventada, con gas de la risa, con tirolinas, con mucho sensacional parkour cual videojuego...
La película más cara de Netflix hasta la fecha con 150 millones $, y Bay lo muestra en cada escena, una narración que más vale no analizarla (cruce entre “James Bond”, “Misión Imposible”, “Mercenarios” y “A todo gas”), pues simplemente pensar que estos combatientes regidos por un singular ‘Bruce Wayne’ que utiliza su fortuna para hacer el bien no en Gotham, si no en el mundo. Pues el One (Ryan Reynolds) pretende provocar un golpe de estado derrocándolo para poner a su hermano (eso no se llama monarquía hereditaria?), para instaurar la democracia (¿?), lo que se llama intervencionismo paternalista. Aquí no importa lo que se cuenta, no importan unos personajes arquetípicos, solo importa mostrar un espectacular juego de fuegos artificiales llamativos, pero vacío de contenido. Un artificio que se desarrolla a toda velocidad desde la espléndida escena del principio con una persecución en Florencia. Lo que hace degustable la película más allá del Bayhem es que parece que el director se parodia a sí mismo en muchos momentos, pasa la rosca riéndose de sus ocurrencias (ejemplo el momento ojo suelto durante una persecución, o cuando hacen una entrada en acción a golpe de estruendoso THX de Lucasfilm). La cinta eso sí, tiene el defecto que su duración, sin ser nada grandioso 125 minutos, si termina en una espiral de más y más donde apenas hay paradas, se siente una huida hacia la nada, al menos si entretenida.
El grupo de ‘muertos en la sombra’ conocidos entre ellos por números, con la intención del jefe de no crear vínculos afectivos entre ellos: Liderado por el ya mencionado One (correcto Ryan Reynolds), ganó una gran fortuna con la patente de unos "micro-imanes" (en el clímax de acción en el yate esto tendrá su importancia), y decide crear con su dinero un grupo expertos mercenarios en diferentes materias (atropello a la razón es que para sustituir a un avezado conductor busque a un francotirador, pero buscar lógica a la película es tontería) para misiones encubiertas contra los malos. Nunca se explica el motivo del porque se mete en esto, como tampoco se da explicación del porqué de sus habilidades bélicas; Two es una bella espía francesa (hermosa sin más Melanie Laurent); Three es un asesino a sueldo (esforzado en dar humor Manuel Garcia-Rulfo, se le quiere dar fondo como abnegado hijo de su madre senil, pero esto se siente impostado); Four es un británico ladrón y especialista en parkour (intrépido y eléctrico Ben Hardy); Five es una bella y experta médica (la portorriqueña Adria Arjona cumple en rol plano); Six es un versado conductor (efímero Dave Franco; Seven es un eficaz francotirador recién salido del ejército USA (cumplidor Corey Hawkins, al que se le da algo de alma en su modo de no querer abandonar a nadie); Solo se nosa da cierta motivación de One y Seven, el resto no se sabe porque se unen al grupo, porque han decidido hacerse los muertos, total, porque perder tiempo en ello.
Tiene un comienzo vibrante con una colosal persecución por la esplendorosa Florencia, set-piece de 15 minutos sencillamente apabullante comandada por un Alfa Romeo amarillo, lástima que esta punteada por un sentido del humor grotesco en el modo en que se atropella a gente cual juego de pin-ball. Hay tiempo para ver coches por los aires a cámara lenta, explosiones, hacer chistes sobre las “Spice Girls”, visitar el museo Uffizi irrumpiendo en coche, hacer chistes frente al ‘David’ de Miguel Angel sobre su pene, hacer una operación a vida o muerte en el coche de Five (la única ocasión en que Five da muestras de para lo que está en el grupo) a Two, hacer chistes sobre el cliché de esquivar a una madre con su carricoche, o hasta escanear un ojo mutilado en un móvil, una declaración de intenciones para el resto del metraje. Saltando de Las Vegas donde se parodia el desenfreno de la ciudad del juego, a Hong Kong, donde se produce un vertiginoso tramo con epicentro en un majestuoso ático de un rascacielos, con momentos impresionantes con una grúa que surca las nubes, con una piscina de diseño de cristal que pide a gritos ser reventada, con gas de la risa, con tirolinas, con mucho sensacional parkour cual videojuego...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
... Luego saltamos a Turguistan (por supuesto país imaginario), en realidad los Emiratos Árabes, donde se dará el clímax con el plan para acabar con un dictador, siendo el escenario principal el ostentoso yate del jerarca, donde el magnetismo tendrá mucha importancia, y en este recorrido por supuesto los muertos no faltará, y por supuesto sobrando cualquier dilema moral, todo hacia adelante es el lema.
La puesta en escena es tan apabullante como Bay nos tiene acostumbrados gracias a su siempre cuasi-cheque en blanco De que dispone. Empezando por el fastuoso diseño de producción de Jeffrey Beecroft (“12 Monos” o “Bailando con lobos”, llevándonos por varias ciudades de Italia (para Florencia, además de la ciudad florentina se filmó en Siena, Taranto y Roma; en el Teatro San Carlo de Nápoles para el tramo del teatro de París; en los Estudios Cinecittà de Roma; y en el Kismet/yate, alquilado al propietario Shahid Khan), USA (Los Ángeles; Glen Canyon- Utah para la apertura en avioneta; Fisher Towers-Moab-Utah para la escena final; y en Mojave) Budapest, y en los Emiratos Árabes Unidos: en Al Ain , Liwa Oasis, Ras Al Khaimah , Sharjah, Al Jazirah Al Hamra (de pie en Nigeria y Afganistán) y, particularmente en el Emirato de Abu Dhabi, en los Emiratos Árabes Unidos, se utilizaron 24 ubicaciones, algunas de las cuales representan a Las Vegas, Afganistán, California, Hong Kong y el ficticio Turgistán. El ejército de los EAU trabajó con la tripulación, proporcionando soldados como extras y aviones que aparecen en la película; Todo esto enaltecido por la fulgente cinematografía del montenegrino Bojan Bazelli (“El sr. Y la Sra. Smith” o “The Ring”), amoldándose al Bayhem de modo excelente, así como en miscelánea con la electrizante edición de Roger Barton (“Pearl Harbor”), William Goldenberg (“Argo”), y Calvin Wimmer (“Transformers”), en claro sentido de aturdir al espectador con planos de escasos segundos, con recursos acordeón de slows, congelados, y acciones en paralelo para aumentar la tensión; Y todo esto con otro elemento crucial Bayhem, la música, en este caso obra de Lorne Balfe (“13 horas: Los soldados secretos de Bengasi” o “The Crown”), se amolda como un guante, pero lo que destaca sobre todo es su galería de temas pop que se atropellan unos a otros, en algunos casos caóticamente, desde las Spice Girls, Eminem, The Score, Armin van Buuren, The Staple Singers o Isaac Hayes.
Después de ver sus videos en YouTube, Bay contrató al equipo británico de parkour Storror para coreografiar y realizar las secuencias de parkour en la película. Realizan las acrobacias entre rascacielos y grúas, con algunas escenas en la Catedral de Florencia.
Spoiler:
Aparte de los agujeros medio-comentados me resultan algunos más: Por ejemplo, cuando tras hacerse con el hermano del dictador de pronto llama Cuatro para decir al resto que han cortado la tirolina y está aislado en el ático. Pero cuando la cortaron si él estaba con el resto cuando saltaron?; Todo un genio supuestamente como el One se le cae por dos veces el chip del móvil con el imantar el barco, menudo ‘líder’; Cuando lanzan al dictador del helicóptero al desierto de pronto cuando cambia el plano al suelo está en medio de un campamento de refugiados, menudo error de raccord.
Me queda un entretenimiento vacío de contenido, embarullado, con mucha paja, pero me gusta su sentido del humor autoparódico que le da un toque gamberro, haciendo de su visión un producto escapista disfrutable con el axioma de placer culpable por delante. Fuerza y honor!!!
La puesta en escena es tan apabullante como Bay nos tiene acostumbrados gracias a su siempre cuasi-cheque en blanco De que dispone. Empezando por el fastuoso diseño de producción de Jeffrey Beecroft (“12 Monos” o “Bailando con lobos”, llevándonos por varias ciudades de Italia (para Florencia, además de la ciudad florentina se filmó en Siena, Taranto y Roma; en el Teatro San Carlo de Nápoles para el tramo del teatro de París; en los Estudios Cinecittà de Roma; y en el Kismet/yate, alquilado al propietario Shahid Khan), USA (Los Ángeles; Glen Canyon- Utah para la apertura en avioneta; Fisher Towers-Moab-Utah para la escena final; y en Mojave) Budapest, y en los Emiratos Árabes Unidos: en Al Ain , Liwa Oasis, Ras Al Khaimah , Sharjah, Al Jazirah Al Hamra (de pie en Nigeria y Afganistán) y, particularmente en el Emirato de Abu Dhabi, en los Emiratos Árabes Unidos, se utilizaron 24 ubicaciones, algunas de las cuales representan a Las Vegas, Afganistán, California, Hong Kong y el ficticio Turgistán. El ejército de los EAU trabajó con la tripulación, proporcionando soldados como extras y aviones que aparecen en la película; Todo esto enaltecido por la fulgente cinematografía del montenegrino Bojan Bazelli (“El sr. Y la Sra. Smith” o “The Ring”), amoldándose al Bayhem de modo excelente, así como en miscelánea con la electrizante edición de Roger Barton (“Pearl Harbor”), William Goldenberg (“Argo”), y Calvin Wimmer (“Transformers”), en claro sentido de aturdir al espectador con planos de escasos segundos, con recursos acordeón de slows, congelados, y acciones en paralelo para aumentar la tensión; Y todo esto con otro elemento crucial Bayhem, la música, en este caso obra de Lorne Balfe (“13 horas: Los soldados secretos de Bengasi” o “The Crown”), se amolda como un guante, pero lo que destaca sobre todo es su galería de temas pop que se atropellan unos a otros, en algunos casos caóticamente, desde las Spice Girls, Eminem, The Score, Armin van Buuren, The Staple Singers o Isaac Hayes.
Después de ver sus videos en YouTube, Bay contrató al equipo británico de parkour Storror para coreografiar y realizar las secuencias de parkour en la película. Realizan las acrobacias entre rascacielos y grúas, con algunas escenas en la Catedral de Florencia.
Spoiler:
Aparte de los agujeros medio-comentados me resultan algunos más: Por ejemplo, cuando tras hacerse con el hermano del dictador de pronto llama Cuatro para decir al resto que han cortado la tirolina y está aislado en el ático. Pero cuando la cortaron si él estaba con el resto cuando saltaron?; Todo un genio supuestamente como el One se le cae por dos veces el chip del móvil con el imantar el barco, menudo ‘líder’; Cuando lanzan al dictador del helicóptero al desierto de pronto cuando cambia el plano al suelo está en medio de un campamento de refugiados, menudo error de raccord.
Me queda un entretenimiento vacío de contenido, embarullado, con mucha paja, pero me gusta su sentido del humor autoparódico que le da un toque gamberro, haciendo de su visión un producto escapista disfrutable con el axioma de placer culpable por delante. Fuerza y honor!!!