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5.9
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Intriga. Thriller. Terror
En la Venecia posterior a la Segunda Guerra Mundial, Poirot, ahora retirado y viviendo en su propio exilio, asiste a regañadientes a una sesión de espiritismo, cuando uno de los invitados es asesinado, por lo que depende del exdetective descubrir una vez más al asesino. (FILMAFFINITY)
27 de enero de 2025
27 de enero de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
19/19(19/01/25) Pasable thriller policiaco dirigido y protagonizado por el irlandés Kenneth Branagh, en lo que es su tercera entrega de versiones del excéntrico detective belga Hercules Poirot creado en 1920 para la novela “El misterioso caso de Styles” Agatha Christie (protagonista de 33 novelas y 50 relatos cortos publicados entre 1920 y 1975). Por supuesto se puede ver independientemente de haber visto las anteriores. Aquí el guion de Michael Green (“Blade Runner 2049) se basa libremente (traslada la acción de la Inglaterra de entreguerras a la Venecia de 1947, en vísperas del Día de Todos los Santos) en la novela de 1969 “Las manzanas” (título original en inglés: Hallowe'en Party) de Christie. Secuela de “Murder on the Orient Express” (2017) y “Muerte en el Nilo” (2022). Branagh repite su papel de Hércules Poirot, junto a Kyle Allen, Camille Cottin, Jamie Dornan, Tina Fey, Jude Hill, Ali Khan, Emma Laird, Kelly Reilly, Riccardo Scamarcio y Michelle Yeoh. Sigue el mismo patrón que las anteriores, donde hay un asesinato en un lugar aislado claustrofóbico, en este caso una casona decadente veneciana durante una tormenta por la que no se puede salir afuera, haciendo la residencia de isla improvisada. Poirot debe ir componiendo mediante lo que ve el puzle del verdadero criminal en un clásico juego de ‘whodunit’, aquí con la novedad de aparente elementos sobre naturales que desconciertan al racional protagonista, donde se enfrentaran la fe y la razón. Historia plana, sin atractivo, y que encima se cree mucho más de lo que termina siendo, se enrevesa demasiado, lo que hace que el espectador (ósea, yo) se despegue de la pantalla y con ello de estos superficiales insulsos personajes que terminan importándome entre nada y el zero lo que les pase, quien sea el asesino o quien tenga dolor de garganta. Hay otro elemento que me llama la atención, y es que la norma no escrita, era que, en estas producciones de tantos secundarios, había lugar para varias estrellas del cine, y aquí esto brilla por su ausencia, pues aparte de Branagh, solo es medio conocida la comediante Tina Fey (en un rol desubicada) y Kelly O’Reilly para los fans de la serie “Yellowstone” (resto ni sabrán quien es). Ah, está el protagonista de la última cinta exitosa para la crítica a y premios del director, como fue “Belfast”, con Jamie Dornan (en un papel ordinario). Pero es que tampoco hay actuaciones a reseñar, todo resulta rutinario en su desarrollo, donde el misterio, suspense e intriga te dejan algo más que frío por la forma ramplona en que se llega a esto, con macilentos golpes de efecto (gritos, puertas que se abren, movimientos en sombras). Los supuestos giros ingeniosos quedan más forzados que querer meter un elefante por el ojo de una aguja. La lucha entre la Lógica y lo Sobrenatural se sabe desde el principio como quedará, y no te sorprende lo más mínimo. La utilización ramplona de flash-backs en b/n de Branagh es algo ya manejado por este en “Dead again” (1991), y el uso de escenario de reminiscencias gótico-decadente-expresionistas es algo que el cineasta tuvo en su versión de “Frankenstein” (1994).
Lo único destacable aquí es el envoltorio, el hermoso marco de la Ciudad de los Canales, esto atomizado por exuberantes tomas iniciales aéreas de la laberíntica urbe, enaltecida por la fulgente y lóbrega fotografía del cámara chipriota Haris Zambarloukos (“Asesinato en el Orient Exprés”), explayándose estéticamente en sus palacios, plazas, callejuelas, los canales, las góndolas que las surcan pictóricamente, en patinados de fuertes dorados, jugando con el expresionismo de las sombras, los planos holandeses, los contrapicados. Aunque la mayor parte del metraje acontece en los interiores de una mansión veneciana con las paredes desconchadas, esto es un escenario artificial construido en los Pinewoiod Studios de Inglaterra (me extiendo más en spoiler), transmitiendo la sensación de ‘casa embrujada’.
Venecia, allí Hercule Poirot está retirado. Asistirá con reticencia, gracias al empeño de una amiga escritora (Tina Fey), a una sesión de espiritismo (Michelle Yeoh), cuando sucederá un asesinato en el que se verán envueltos gran cantidad de personajes (Jude Hill, Jamie Dornan, Camille Cottin, Kelly Reilly, Riccardo Scamarcio, etc. La casa, aparentemente encantada, hará que sintamos a Hercules Poirot como un hombre común, pues incluso él no acaba de comprender lo que sucede hasta, como siempre, el final, donde comienza a atar cabos y el misterio se resuelve. Mientras eso sucede, el espectador intenta adivinar quién es el asesino, sin saber que la película se guarda siempre ases en la manga.
Se intenta mostrar a un Poirot frágil ante unos acontecimientos que pueden superarle, pero esto me resulta muy artificioso, pues se huele lo que puede ser. Tampoco suman unos diálogos muy sosos. Es una trama poco inspirada, y reguleramente expuesta. Con el añadido del género de terror, que resulta insípido en su tratamiento. Presentación de personajes arquetípica con sus clichés inherentes, crimen, y Poirot con sus interrogatorios, sospechosos, que van pasando y van siendo exonerados, para llegar a un final muy rebuscado, y que encima pretende ser una especie de muñecas matrioshkas con varios desenlaces, para terminar sin que me interese lo que ocurrido. Al menos acaba con un plano aéreo sensacional (spoiler).
Las actuaciones son de los más inanes, ni siquiera Branagh me ha sido especialmente carismático, ahora es más un Sherlock Holmes resabiado y arrogante, que la antítesis paródica creada por Christie. Solo le ha dejado Branagh el bigote de manubrio, resto es un detective liso, sin las aristas sardónicas que lleva consigo el personaje.
Pasatiempo que cumple de modo raspadito. Gloria Ucrania!!!
Lo único destacable aquí es el envoltorio, el hermoso marco de la Ciudad de los Canales, esto atomizado por exuberantes tomas iniciales aéreas de la laberíntica urbe, enaltecida por la fulgente y lóbrega fotografía del cámara chipriota Haris Zambarloukos (“Asesinato en el Orient Exprés”), explayándose estéticamente en sus palacios, plazas, callejuelas, los canales, las góndolas que las surcan pictóricamente, en patinados de fuertes dorados, jugando con el expresionismo de las sombras, los planos holandeses, los contrapicados. Aunque la mayor parte del metraje acontece en los interiores de una mansión veneciana con las paredes desconchadas, esto es un escenario artificial construido en los Pinewoiod Studios de Inglaterra (me extiendo más en spoiler), transmitiendo la sensación de ‘casa embrujada’.
Venecia, allí Hercule Poirot está retirado. Asistirá con reticencia, gracias al empeño de una amiga escritora (Tina Fey), a una sesión de espiritismo (Michelle Yeoh), cuando sucederá un asesinato en el que se verán envueltos gran cantidad de personajes (Jude Hill, Jamie Dornan, Camille Cottin, Kelly Reilly, Riccardo Scamarcio, etc. La casa, aparentemente encantada, hará que sintamos a Hercules Poirot como un hombre común, pues incluso él no acaba de comprender lo que sucede hasta, como siempre, el final, donde comienza a atar cabos y el misterio se resuelve. Mientras eso sucede, el espectador intenta adivinar quién es el asesino, sin saber que la película se guarda siempre ases en la manga.
Se intenta mostrar a un Poirot frágil ante unos acontecimientos que pueden superarle, pero esto me resulta muy artificioso, pues se huele lo que puede ser. Tampoco suman unos diálogos muy sosos. Es una trama poco inspirada, y reguleramente expuesta. Con el añadido del género de terror, que resulta insípido en su tratamiento. Presentación de personajes arquetípica con sus clichés inherentes, crimen, y Poirot con sus interrogatorios, sospechosos, que van pasando y van siendo exonerados, para llegar a un final muy rebuscado, y que encima pretende ser una especie de muñecas matrioshkas con varios desenlaces, para terminar sin que me interese lo que ocurrido. Al menos acaba con un plano aéreo sensacional (spoiler).
Las actuaciones son de los más inanes, ni siquiera Branagh me ha sido especialmente carismático, ahora es más un Sherlock Holmes resabiado y arrogante, que la antítesis paródica creada por Christie. Solo le ha dejado Branagh el bigote de manubrio, resto es un detective liso, sin las aristas sardónicas que lleva consigo el personaje.
Pasatiempo que cumple de modo raspadito. Gloria Ucrania!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Para el palacio embrujado se construyó un decorado cinematográfico en los estudios Pinewood, en el entorno inmediato del palacio, así como en todos los interiores. Como inspiración se utilizaron varios palacios reales, como el Palacio Ducal, el Hotel Ca' Sagredo y el Palazzo Pisani Gritti, también un hotel.1920 El piso noble (o bel étage) del edificio tiene un fresco inspirado en «Las bodas de Psique», una pintura del artista prerrafaelita Edward Burne-Jones. El decorado del exterior del palacio se inspiró en la plaza veneciana Campo San Boldo. De hecho, algunas escenas nocturnas se rodaron en ese lugar.
En la ciudad inglesa de Reading se construyó otro modelo del palacio, a escala 1/3, que se utilizó para representar escenas en las que el agua salpicaba contra el palacio. La casa de Poirot constaba de varias localizaciones. La terraza de la azotea, que se puede ver al principio y al final de la película, forma parte del Conservatorio de Venecia. El jardín pertenece al Palazzo Malipiero. Este último palacio se encuentra en el Campo San Samuele. Además del jardín del palacio, en la película se pueden ver otros exteriores, como por ejemplo en la escena en la que Poirot intenta escapar de la multitud de clientes potenciales que esperan en la puerta de su casa. La isla de San Giorgio Maggiore se utilizó para una escena de mercado. El Campiello dei Miracoli y el Campo Santa Maria Nova se utilizaron para la escena en la que Ariadne Oliver intenta convencer a Poirot para que participe en una sesión espiritista. La Piazza San Marco se puede ver al principio de la película, al igual que la campana superior y las figuras de la Torre del Reloj de San Marcos, también en la plaza. En la película se utilizó el Gran Canal, así como algunos de los canales más pequeños, como el Rio dei Mendicanti y el Rio del Pestrin. Poirot cruza el puente de hierro, Ponte dei Conzafelzi, en este último canal.
En la ciudad inglesa de Reading se construyó otro modelo del palacio, a escala 1/3, que se utilizó para representar escenas en las que el agua salpicaba contra el palacio. La casa de Poirot constaba de varias localizaciones. La terraza de la azotea, que se puede ver al principio y al final de la película, forma parte del Conservatorio de Venecia. El jardín pertenece al Palazzo Malipiero. Este último palacio se encuentra en el Campo San Samuele. Además del jardín del palacio, en la película se pueden ver otros exteriores, como por ejemplo en la escena en la que Poirot intenta escapar de la multitud de clientes potenciales que esperan en la puerta de su casa. La isla de San Giorgio Maggiore se utilizó para una escena de mercado. El Campiello dei Miracoli y el Campo Santa Maria Nova se utilizaron para la escena en la que Ariadne Oliver intenta convencer a Poirot para que participe en una sesión espiritista. La Piazza San Marco se puede ver al principio de la película, al igual que la campana superior y las figuras de la Torre del Reloj de San Marcos, también en la plaza. En la película se utilizó el Gran Canal, así como algunos de los canales más pequeños, como el Rio dei Mendicanti y el Rio del Pestrin. Poirot cruza el puente de hierro, Ponte dei Conzafelzi, en este último canal.