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Voto de TOM REGAN:
7
17 de mayo de 2020
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131/16(13/05/20) Estimable film del sueco Ingmar Bergman (con el que tengo una contradictoria relación), primero con guión propio, en el que ya se dejan ver las señas de identidad de lo que está por venir en su aclamada filmografía, considerada por la crítica “primera película verdaderamente personal de Bergman”. Con desequilibrios dramáticos, pero con mucho bueno que llega a conmoverme, dosificando elementos de reflexión existencialista sobre Dios y su silencio, secuencias oníricas, ello con algunos diálogos punzantes, esto desde una visión de metacine juguetona, se da una visión desesperanzadora de la raza humana, se hace una incisiva alegoría desde su prólogo en que no hay que buscar el Infierno cuando vivimos en él. Siendo la protagonista una ingenua joven caída en desgracia rodeada de carroñeros, asediada por el mal, encarnado en una pareja de proxenetas, lo que representa para ella su propio Averno en la Tierra. Me llama la atención lo vanguardista para su tiempo que son muchos de sus temas diáfanamente tratados (la censura en Suecia, de haberla, era muy laxa), desde prostitución, proxenetismo, aborto, infanticidio, ateísmo, abuso machista o suicidio. Bergman en esta película muestra por vez primera a la Muerte personificada, lo hace riéndose de ella en un extraño corto de humor. Film en el que el realizador de Upsala crea una atmósfera febril cargada en muchos momentos de expresionismo que te llega en su poder dramático increscente. Pero la película adolece de irregularidad en el tratamiento de varias historias paralelas, cuando la importante es la de la meretriz, divaga demasiado queriendo acoger mucho, pero le falta apretar, a esto se suma en el tramo final un hecho incoherente hasta dar grima (spoiler) que va en contra de la coherencia, para dar un deux machine final forzado.
Tiene un prólogo rico en componer flexión sobre nuestro mundo el de su contexto temporal, 4 años después de lanzarse las dos bombas atómicas sobre Japón, pero que es también valido 71 años después. Se le cuestiona al profesor (que no de modo intrascendente acaba de salir del psiquiátrico, pues se puede aliar esto con aquello de que los locos son los únicos cuerdos) sobre qué plan tiene el Diablo para con los humanos y este responde, “El diablo no tiene un plan. Ese es el secreto de su éxito... Mira cómo la vida se encierra como un arco cruel y sensual, desde el nacimiento hasta la muerte. Una gran obra de arte humorístico. Hermoso y terrible al mismo tiempo, sin piedad y sin sentido". Le película entonces da un salto a lo que será el grueso de su metraje, incorporando de rebote a Birgitta, joven desdichada presentada a través de una entrevista de un periodista como una prostituta feliz, despreocupada y sin dilemas morales. Este salto está regularmente ejecutado, pues despista al espectador que no sabe muy bien hacia dónde va la historia, tardando en centrarse. Siendo el centro esta hetaira que tras la presentación hay una elipsis de medio año y su cariz ha tornado, es una parturienta al que su proxenetas quieren arrebatar al bebe parta que pueda seguir con su trabajo sin estorbos, entrando con ello en una travesía de vaivenes emocionales la joven, donde lo que la hace interesante son los picos estéticos con que Bergman la entreteje, mezclando en sus simbolismos el existencialismo y el cristianismo, donde los sentimientos de culpa, tiene mucho que ver, sobre la muerte como un ente que siempre sobrevuela alrededor de los vivos, como algo indivisible. Todo en un crescendo con altibajos hasta desembocar en un hosco clímax, de los que te queda en su poder penetrante de dolor del que nos e puede escapar, añadiéndose un epílogo que cierra el círculo bergmaniano de soltar preguntas sin respuesta, no hay alguien al otro lado para responder.
Ello escenificado en los clásicos planos largos bergmanianos, donde el director espera que el espectador le cale, que tengan poso sus disquisiciones sobre el sentido de la vida, el desdramatizar el suicidio, esto entrelazado a como la religión (cristianismo) puede ser el opio que nos adormezca pensando que la muerte del cuerpo es el pasaje del alma al ‘más allá’ (“consuelo para sentimentales y cobardes”, se dice), se cuestiona si Dios nos ha abandonado a nuestra perdición, nuestra mezquindad, nuestras miserias, coleando la sensación de que el Diablo ha tomado su vacante puesto, para impregnar de infelicidad a los humanos en su sino autodestructivo.
De la película por su singularidad sobresalen dos segmentos: Thomas y Birgitta descubren en la pensión donde residen una linterna mágica (Bergman fue un gran fan de estas películas de niño), Thomas coloca una cinta y la proyecta en la pared. Es un cortometraje de cine mudo humorístico, con rasgos entre los Hermanos Marx y Charlot, surrealista en su concepción de comedia de slapstick, pero con temas como protagonismo de la Muerte o Diablo, donde el protagonista intenta huir de ella; El otro gran momento del film se da poco después de esta proyección, son casi 5 minutos oníricos. Es una pesadilla (freudiana) de Birgitta donde el director bebe de su mentor Victor Sjöström e incluso de nuestro Luis Buñuel en su surrealismo expresionista. Mostrando los traumas internos de ella, sus miedos, sus desdichas. La vemos caminado por un lóbrego bosque, donde hay gente inmóvil, encuentra a su madre que le muestra ofreciéndole un brillante de su mano, elemento que representa la felicidad inalcanzable para Birguitta (eso entiendo yo). Luego encuentra a (su amor) Thomas entristecido por su caballo herido, ella para consolarlo le abre su corazón, hablándole de lo mucho que lo ama y lo que está dispuesta a hacer por él. Ello con incisiva simbología, Thomas se transforma en Peter, que en acto buñueliano estrangula un pez (claras reminiscencias al ojo cortado de “El pero andaluz”), y lo lanza a una bañera, en clara alegoría del niño asesinado. Entonces Birgitta despierta presa del pánico y Thomas junto a ella le declara su amor.
Tiene un prólogo rico en componer flexión sobre nuestro mundo el de su contexto temporal, 4 años después de lanzarse las dos bombas atómicas sobre Japón, pero que es también valido 71 años después. Se le cuestiona al profesor (que no de modo intrascendente acaba de salir del psiquiátrico, pues se puede aliar esto con aquello de que los locos son los únicos cuerdos) sobre qué plan tiene el Diablo para con los humanos y este responde, “El diablo no tiene un plan. Ese es el secreto de su éxito... Mira cómo la vida se encierra como un arco cruel y sensual, desde el nacimiento hasta la muerte. Una gran obra de arte humorístico. Hermoso y terrible al mismo tiempo, sin piedad y sin sentido". Le película entonces da un salto a lo que será el grueso de su metraje, incorporando de rebote a Birgitta, joven desdichada presentada a través de una entrevista de un periodista como una prostituta feliz, despreocupada y sin dilemas morales. Este salto está regularmente ejecutado, pues despista al espectador que no sabe muy bien hacia dónde va la historia, tardando en centrarse. Siendo el centro esta hetaira que tras la presentación hay una elipsis de medio año y su cariz ha tornado, es una parturienta al que su proxenetas quieren arrebatar al bebe parta que pueda seguir con su trabajo sin estorbos, entrando con ello en una travesía de vaivenes emocionales la joven, donde lo que la hace interesante son los picos estéticos con que Bergman la entreteje, mezclando en sus simbolismos el existencialismo y el cristianismo, donde los sentimientos de culpa, tiene mucho que ver, sobre la muerte como un ente que siempre sobrevuela alrededor de los vivos, como algo indivisible. Todo en un crescendo con altibajos hasta desembocar en un hosco clímax, de los que te queda en su poder penetrante de dolor del que nos e puede escapar, añadiéndose un epílogo que cierra el círculo bergmaniano de soltar preguntas sin respuesta, no hay alguien al otro lado para responder.
Ello escenificado en los clásicos planos largos bergmanianos, donde el director espera que el espectador le cale, que tengan poso sus disquisiciones sobre el sentido de la vida, el desdramatizar el suicidio, esto entrelazado a como la religión (cristianismo) puede ser el opio que nos adormezca pensando que la muerte del cuerpo es el pasaje del alma al ‘más allá’ (“consuelo para sentimentales y cobardes”, se dice), se cuestiona si Dios nos ha abandonado a nuestra perdición, nuestra mezquindad, nuestras miserias, coleando la sensación de que el Diablo ha tomado su vacante puesto, para impregnar de infelicidad a los humanos en su sino autodestructivo.
De la película por su singularidad sobresalen dos segmentos: Thomas y Birgitta descubren en la pensión donde residen una linterna mágica (Bergman fue un gran fan de estas películas de niño), Thomas coloca una cinta y la proyecta en la pared. Es un cortometraje de cine mudo humorístico, con rasgos entre los Hermanos Marx y Charlot, surrealista en su concepción de comedia de slapstick, pero con temas como protagonismo de la Muerte o Diablo, donde el protagonista intenta huir de ella; El otro gran momento del film se da poco después de esta proyección, son casi 5 minutos oníricos. Es una pesadilla (freudiana) de Birgitta donde el director bebe de su mentor Victor Sjöström e incluso de nuestro Luis Buñuel en su surrealismo expresionista. Mostrando los traumas internos de ella, sus miedos, sus desdichas. La vemos caminado por un lóbrego bosque, donde hay gente inmóvil, encuentra a su madre que le muestra ofreciéndole un brillante de su mano, elemento que representa la felicidad inalcanzable para Birguitta (eso entiendo yo). Luego encuentra a (su amor) Thomas entristecido por su caballo herido, ella para consolarlo le abre su corazón, hablándole de lo mucho que lo ama y lo que está dispuesta a hacer por él. Ello con incisiva simbología, Thomas se transforma en Peter, que en acto buñueliano estrangula un pez (claras reminiscencias al ojo cortado de “El pero andaluz”), y lo lanza a una bañera, en clara alegoría del niño asesinado. Entonces Birgitta despierta presa del pánico y Thomas junto a ella le declara su amor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Me es extraña la relación muestra Bergman entre los dos hermanos proxenetas, Linnea y Peter, no se sabe porque tiene esa omnipotente influencia-manipulación por Birgitta, esto me resulta bastante forzado, mostrado in media res, los vemos haciendo con ella lo que quieren sin que esto esté sustentado de modo orgánico. Como también me es metido con fórceps que esta pareja puedan asesinar vilmente a un bebe, podrían haberlo dado a una inclusa y no convertirse en asesinos psicópatas, no me encaja en la personalidad de estos mindundis. Me falta el pasado que llevó a Birgitta a prostituirse, que podría entenderlo como un acto transgresor de libertad sexual, ejemplificado en la entrevista que vemos al inicio, pero no me cuadra con el salto a ser mangoneada (siendo benévolos) por estos hermanos. Asimismo el director quiere ofrecer un poco de humor caustico en las conversaciones entre ellos que me chirria.
La cinematografía en glorioso b/n de Göran Strindberg (“Llueve sobre nuestro amor” o “La señorita Julie”) es maravillosa en su función de edificar un estado de ánimo pesaroso, mostrándose en gran medida deudora del expresionismo alemán, con juegos de reflejos en espejos para desdoblar personalidades, con extraños ángulos de cámara, con mucho plano largo, con cortantes fueras de plano, con dramatismo de sombras, claroscuros, contraluces, con iluminaciones cuasi-deidíficas (esa luz que entra por la ventana en el rush final), ello en progresivo delineamiento de un clima fosco que nos cala. La filmación se realizó en AB Europafilm Studio en Sundbyberg con exteriores del casco antiguo de Estocolmo.
Spoiler:
Rush final: Comienza con un quiebre que no entiendo, una grieta bastante grande cuando vemos que Birgitta vuelve con Peter y Linnea, y es que como he dicho no se sabe de dónde viene esa influencia para que la protagonista sea tan dependiente de estos tipejos. Tras esto vemos como los proxenetas le traen a un cliente, pero ella lo desprecia insultándolo, la cñamara se queda fuera de campo y oímos un grito, entonces los proxenetas van a ver encontramos a Birgitta en el suelo tirada, el cliente le ha quemado la muñeca con un cigarro y ha huido. Birgitta deprimida baja al sótano del edificio, allí conectamos con una situación que ocurrió en medio del film, cuando un niño jugando a indios escondió un cuchillo en una jaula en el sótano. Birgitta observa el cuchillo (iluminado artificialmente para darle mayor dramatismo), lo coge, vemos su rostro en primer plano, tras lo que el cuchillo es tirado al suelo, Birgitta se ha cortado las venas. Peter llega al sótano buscándola y la encuentra muerta tumbada en el lugar, la coge en brazos, en el oscuro lugar, cual entrada al infierno, entran rayos de sol cuasi-místicos por un ventanuco que simbólicamente no llegan a rozar a Birgitta, Peter la sube por las escaleras en silencio. Birgitta no ha podido escapar a su trágico destino. Siendo muy bello y poético este tramo, me queda un mensaje un tanto moralista por parte de un siempre abierto de miras Bergman, pues viene a decir que la prostitución es para acabar de esta forma.
Epílogo: De vuelta al estudio de cine, un colega le dice a Martin que Thomas ha regresado a Sofi y que Birgitta se ha suicidado. Él le pregunta si la historia sobre "El infierno en la Tierra" podría crearse a partir de su historia. Cuando su profesor de matemáticas se unió a él y le hizo la pregunta, él dijo que no. Tal película terminaría con una pregunta capciosa sobre la vida en la tierra que quedaría sin respuesta. A menos, que uno crea en Dios. Paul, Martin y Arne asienten con la cabeza en un sombrío acuerdo de que no ven ninguna opción en esa dirección.
Sumado lo bueno y malo, me queda un film más que interesante, con momentos muy apreciables en sus picos de calidad estética y dramática. De hecho gustándome más que algunas obras posteriores se alaban cual dogma de fe (“Como un espejo”, La hora del lobo”, “El rito” o “Gritos y susurros”). Fuerza y honor!!!
La cinematografía en glorioso b/n de Göran Strindberg (“Llueve sobre nuestro amor” o “La señorita Julie”) es maravillosa en su función de edificar un estado de ánimo pesaroso, mostrándose en gran medida deudora del expresionismo alemán, con juegos de reflejos en espejos para desdoblar personalidades, con extraños ángulos de cámara, con mucho plano largo, con cortantes fueras de plano, con dramatismo de sombras, claroscuros, contraluces, con iluminaciones cuasi-deidíficas (esa luz que entra por la ventana en el rush final), ello en progresivo delineamiento de un clima fosco que nos cala. La filmación se realizó en AB Europafilm Studio en Sundbyberg con exteriores del casco antiguo de Estocolmo.
Spoiler:
Rush final: Comienza con un quiebre que no entiendo, una grieta bastante grande cuando vemos que Birgitta vuelve con Peter y Linnea, y es que como he dicho no se sabe de dónde viene esa influencia para que la protagonista sea tan dependiente de estos tipejos. Tras esto vemos como los proxenetas le traen a un cliente, pero ella lo desprecia insultándolo, la cñamara se queda fuera de campo y oímos un grito, entonces los proxenetas van a ver encontramos a Birgitta en el suelo tirada, el cliente le ha quemado la muñeca con un cigarro y ha huido. Birgitta deprimida baja al sótano del edificio, allí conectamos con una situación que ocurrió en medio del film, cuando un niño jugando a indios escondió un cuchillo en una jaula en el sótano. Birgitta observa el cuchillo (iluminado artificialmente para darle mayor dramatismo), lo coge, vemos su rostro en primer plano, tras lo que el cuchillo es tirado al suelo, Birgitta se ha cortado las venas. Peter llega al sótano buscándola y la encuentra muerta tumbada en el lugar, la coge en brazos, en el oscuro lugar, cual entrada al infierno, entran rayos de sol cuasi-místicos por un ventanuco que simbólicamente no llegan a rozar a Birgitta, Peter la sube por las escaleras en silencio. Birgitta no ha podido escapar a su trágico destino. Siendo muy bello y poético este tramo, me queda un mensaje un tanto moralista por parte de un siempre abierto de miras Bergman, pues viene a decir que la prostitución es para acabar de esta forma.
Epílogo: De vuelta al estudio de cine, un colega le dice a Martin que Thomas ha regresado a Sofi y que Birgitta se ha suicidado. Él le pregunta si la historia sobre "El infierno en la Tierra" podría crearse a partir de su historia. Cuando su profesor de matemáticas se unió a él y le hizo la pregunta, él dijo que no. Tal película terminaría con una pregunta capciosa sobre la vida en la tierra que quedaría sin respuesta. A menos, que uno crea en Dios. Paul, Martin y Arne asienten con la cabeza en un sombrío acuerdo de que no ven ninguna opción en esa dirección.
Sumado lo bueno y malo, me queda un film más que interesante, con momentos muy apreciables en sus picos de calidad estética y dramática. De hecho gustándome más que algunas obras posteriores se alaban cual dogma de fe (“Como un espejo”, La hora del lobo”, “El rito” o “Gritos y susurros”). Fuerza y honor!!!