Fotografía, efectos, iluminación y todo eso, muy bien, y bueno, tiene un par de sustos. Un tipo con cara de plato (tiene la misma expresión toda la peli), acoge a unas huerfanitas en su casa, así sin más, porque es muy bueno (luego resulta que tenía un motivo, ¡el muy jodío!).
El caso es que a los pocos minutos de llegar, ¡oh sorpresa!, las niñas empiezan a experimentar visiones fantasmagóricas ¿Habrá algún un espíritu maligno en la casa? ¡Pues claro coño! Total, que el espíritu empieza a dar por saco (es que los espíritus no saben hacer otra cosa. Dicen que en las escuelas de espíritus los profesores son tipos frustrados y acomplejados con muy mala hostia).
Lo que más me jode es que ese ser malinno, que raja las paredes con la mirada, te levanta en el aire con la pija, conoce secretos oscuros y terribles del más allá y es capaz de traslocarse en medio segundo desde la casa a un pozo que dista 600 metros, va y se tira media hora para bajar las escaleras y luego, jajaja, una puerta atrancada con una silla le impide pasar. ¡Joder!, ¡si acabas de rajar la casa con un pedo tio!. ¿Pero es que nos has aprendido nada en la escuela de espíritus? ¡Qué espíritus más flojeras, ya no los hacen como antes!
Pues eso, mira que te atrapo, ayy que te escapas por un pelo, soy un ser malinno, quiero tu alma y toda esa mierda. Pero bueno, están bien los efectos.