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España España · valencia
Voto de esteve:
4
Drama La marquesa de Montenegro, mujer en decadencia física y económica, sigue conservando amigos influyentes, entre los que se encuentra el ministro Fernández Herrador. Cuando la mujer del ministro necesita un jardinero, la marquesa le recomienda a un joven que conoció en uno de sus escarceos amorosos en una playa de moda. Mientras, el ministro sufre un atentado terrorista del que sale ileso. (FILMAFFINITY)
17 de febrero de 2010
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una de estas películas que rodó el bilbaíno Eloy de la Iglesia durante la Transición en las que, verdaderamente, colocaba de todo: personajes marginales, desnudos, terroristas, homosexualidad, etc (¿pretendiendo escandalizar? Ni idea) Al final le acababa saliendo una especie de cóctel/pastiche que resulta, visto con la perspectiva que da el tiempo, incluso simpático.

Y no es una buena película, qué va. El protagonista, Manuel Torres, en fin... como si cualquiera de nosotros se pone delante de una cámara; a Amparo Muñoz no le llamaron los dioses por las sendas de la interpretación, ciertamente; Simón Andreu, siempre presente en este tipo de filmes, está correcto; Enrique San Francisco, como actor joven que va empezando; Antonio Gamero, saliendo poco (eso sí, a pesar de no estar acreditado, es quien mejor actúa de todos); a José Manuel Cervino, que suele encarnar o bien a policías o bien a presuntos delincuentes, aquí le toca ser policía; la desconocida, antes y después, Irina Kouberskaya lo hace francamente mal; y el Pirri, saliendo casi de espontáneo. Entre otras cosas que aparecen, merece una mención especialísima el actor que hace de Adolfo Suárez (!!!), sin quedar muy claro si lo interpreta o lo parodia directamente.

El guión tiene momentos cercanos al delirio, la trama terrorista pffffffff , algunos golpes de humor están logrados, y algunas escenas como la simbología de la fuente generan hilaridad más que otra cosa.

Pero también es cierto que si alguien desea conocer cómo era la sociedad española de la Transición ha de ver este tipo de películas.

PD Impagable la decoración de la habitación del protagonista, repleta de pósters de tías en bolas en las paredes, con mención especial al de una vulva peluda que aparece siempre al lado del plano del protagonista cuando este recita diálogos pretendidamente serios. De traca.
esteve
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