De ‘Joker’, que lleva ya varias semanas en cartel, se han dicho maravillas. “Obra maestra”, “La película del año”… No en vano ha sido la ganadora de la última edición del Festival de Venecia. ¿Y merece dicho mérito? Francamente, sí.

Si hay algo que sobre todo destaca, es la brillante y sobrecogedora interpretación de Joaquin Phoenix. Es él quien se carga la película a sus espaldas y quien hace grande a la cinta, a pesar de que también tiene una dirección, fotografía y escena muy, muy cuidadas. El Joker de Phoenix se posiciona ya no solo al lado del de Heath Ledger, sino como una de las mejores (por no decir la mejor) interpretaciones de un psicokiller de la historia del cine; logra dar el repelús que tiene que dar el personaje, a pesar de pasarse casi toda la película sin su característico maquillaje de payaso. Brutal.

El guion, por otro lado, quizás sea el punto menos excelente (que no malo) de la cinta. Funciona, brilla, pero no deslumbra al lado de todos los puntos fuertes de la película; que sin duda pasan por la actuación de Phoenix y el apartado visual, que es una verdadera delicia. Eso sí, culmina en un clímax que pone los pelos de punta (quizás un poquito roto con la última escena, pero que no quita ni un ápice de espectacularidad al cierre general de la cinta).

No es una película agradable ni bonita dada, obviamente, su temática; pero dentro de su género es una obra maestra digna del mejor Scorsese. Los suburbios de Gotham nada tienen que envidiar al decadente Nueva York de ‘Taxi Driver’, que sirve de gran modelo e inspiración para la cinta, junto a ‘El rey de la comedia’, también de Scorsese.

En resumidas cuentas, es de visionado obligado. Probablemente en unos años ya hablaremos de ella como una película de culto. Es la adaptación al cine que necesitaba y merecía el legendario villano de Batman.

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