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5.9
3,558
Drama
Se trata de una historia que investiga el efecto de internet sobre un grupo de estudiantes de secundaria y también sobre sus padres. Muestra cómo este invento ha cambiado la forma de relacionarse de la gente. Pornografía, blogs y redes sociales serán al mismo tiempo válvula de escape y causa de conflicto dentro de la familia. (FILMAFFINITY)
14 de diciembre de 2014
14 de diciembre de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el corazón de esta peli había algo potencialmente interesante: entre todo el mejunje de temas más o menos conectados con el uso de la tecnología actualmente, había historias que podían haber sido mejor desarrolladas. Pero incluso esto tengo que decirlo con la boca pequeña, porque si me pongo a pensar, casi todo ha sido tratado ya en otros sitios de mejor manera, por no decir que el punto de vista de Reitman es bastante alarmista y maniqueo en cada una de las subtramas. La película es tan moralista que es inevitable criticarla desde el punto de vista de su "mensaje" más allá de su calidad como obra de ficción.
El temor a las "nuevas" tecnologías y el efecto que puedan tener en nuestras vidas es algo muy extendido y en sí mismo algo nada nuevo. ¿Alguien se acuerda de la oleada de pánico que se extendió cuando se puso de moda aquel juguetito llamado Tamagotchi? Que si los niños no dormían, que si algunos no soportaban la responsabilidad cuando el bicho moría... Pero el cacharro pasó de moda, todos nos olvidamos de él, y ahora quizá algunos de esos padres que se llevaban las manos a la cabeza, juegan en sus smartphones alimentando al Pou o cualquier variante de lo mismo. Las cosas necesitan un tiempo para ser normalizadas y aceptadas. Hace unos siglos se quemaban libros...
Actualmente, el gran demonizado es el WhatsApp. Que si nos impide comunicarnos con el de delante, que si estamos todo el día pegados a la pantalla... La peli trata de reflejar todos los puntos de vista con el extremo de la paranoica Jennifer Garner y su juiciosa (¡eh, que también lee libros!) hija. Pero es evidente que Reitman más bien tira hacia al recelo, y la prueba es la manera en que se resuele el drama central de la peli, gracias al contacto "real", y a ciertas escenas grupales de gente enganchada, que son algo así como el equivalente visual de chasquear la lengua con leve desaprobación.
Creo que el problema del Whats es que aún no ha sido integrado en nuestra cultura, y por tanto carecemos de unas normas de educación básica aplicables, que sólo se sustituyen con sentido común: evidentemente, si estás en una cena en un grupo, es maleducado y absurdo que te pongas a hablar largo y tendido precisamente con quien no esta ahí. Eso sin entrar en dilemas más complicados: ¿qué pasa si lo que te cuenta la persona al otro lado del teléfono es algo grave que le está pasando en este momento y necesita hablar, y los de alrededor de tu mesa están hablando de quién ganará la liga? ¿Es lo más correcto zanjar abruptamente la conversación online? Por lo demás, ¿por qué demonizar algo que nos mantiene en contacto con nuestros seres queridos? Es la aplicación tecnológica más humana del mundo... Los personajes por otro lado pasan mucho rato viendo pantallas individuales, y esto es insinuado como una causa de problemas de pareja (y su "solución"), pero digo yo, ¿no sería exactamente igual si estuviesen leyendo un libro cada uno, y encontraran la "solución" por la calle?
Ya más en general, la peli sufre de un exceso de personajes, subtramas y ambición, y acaba resultando pesada y deslavazada, y determinadas tramas me resultan demasiado inverosímiles (la madre creándole una página con fotos semi-eróticas a su hija obsesionada con la fama, y no dándose cuenta de las posibles consecuencias, que ni siquiera son todas exploradas por la peli), se nota mucho qué personajes son los "ojitos derechos" de Reitman, y la resolución de la peli no resuelve nada en realidad. La historia con más potencial, por original e interesante, quizá era la crisis existencial del chico que abandona el equipo de fútbol, esa cansina obsesión estadounidense, y las ramificaciones escolares y familiares que esto trae, más allá de que él decida ocupar su tiempo con un juego online o con el parchís, pero con tanto personaje y subtrama, no hay tiempo de desarrolarla mucho, aunque al menos él tiene una especie de desenlace, cosa que no se puede decir de cierto otro personaje.
En fin, básicamente un ladrillo moralista, sólo salvado un poco por un puñado de actores competentes. Reitman tiene un montón de pelis interesantes a sus espaldas; a ver si esto es sólo un resbalón y nos vuelve a traer algo interesante pronto.
El temor a las "nuevas" tecnologías y el efecto que puedan tener en nuestras vidas es algo muy extendido y en sí mismo algo nada nuevo. ¿Alguien se acuerda de la oleada de pánico que se extendió cuando se puso de moda aquel juguetito llamado Tamagotchi? Que si los niños no dormían, que si algunos no soportaban la responsabilidad cuando el bicho moría... Pero el cacharro pasó de moda, todos nos olvidamos de él, y ahora quizá algunos de esos padres que se llevaban las manos a la cabeza, juegan en sus smartphones alimentando al Pou o cualquier variante de lo mismo. Las cosas necesitan un tiempo para ser normalizadas y aceptadas. Hace unos siglos se quemaban libros...
Actualmente, el gran demonizado es el WhatsApp. Que si nos impide comunicarnos con el de delante, que si estamos todo el día pegados a la pantalla... La peli trata de reflejar todos los puntos de vista con el extremo de la paranoica Jennifer Garner y su juiciosa (¡eh, que también lee libros!) hija. Pero es evidente que Reitman más bien tira hacia al recelo, y la prueba es la manera en que se resuele el drama central de la peli, gracias al contacto "real", y a ciertas escenas grupales de gente enganchada, que son algo así como el equivalente visual de chasquear la lengua con leve desaprobación.
Creo que el problema del Whats es que aún no ha sido integrado en nuestra cultura, y por tanto carecemos de unas normas de educación básica aplicables, que sólo se sustituyen con sentido común: evidentemente, si estás en una cena en un grupo, es maleducado y absurdo que te pongas a hablar largo y tendido precisamente con quien no esta ahí. Eso sin entrar en dilemas más complicados: ¿qué pasa si lo que te cuenta la persona al otro lado del teléfono es algo grave que le está pasando en este momento y necesita hablar, y los de alrededor de tu mesa están hablando de quién ganará la liga? ¿Es lo más correcto zanjar abruptamente la conversación online? Por lo demás, ¿por qué demonizar algo que nos mantiene en contacto con nuestros seres queridos? Es la aplicación tecnológica más humana del mundo... Los personajes por otro lado pasan mucho rato viendo pantallas individuales, y esto es insinuado como una causa de problemas de pareja (y su "solución"), pero digo yo, ¿no sería exactamente igual si estuviesen leyendo un libro cada uno, y encontraran la "solución" por la calle?
Ya más en general, la peli sufre de un exceso de personajes, subtramas y ambición, y acaba resultando pesada y deslavazada, y determinadas tramas me resultan demasiado inverosímiles (la madre creándole una página con fotos semi-eróticas a su hija obsesionada con la fama, y no dándose cuenta de las posibles consecuencias, que ni siquiera son todas exploradas por la peli), se nota mucho qué personajes son los "ojitos derechos" de Reitman, y la resolución de la peli no resuelve nada en realidad. La historia con más potencial, por original e interesante, quizá era la crisis existencial del chico que abandona el equipo de fútbol, esa cansina obsesión estadounidense, y las ramificaciones escolares y familiares que esto trae, más allá de que él decida ocupar su tiempo con un juego online o con el parchís, pero con tanto personaje y subtrama, no hay tiempo de desarrolarla mucho, aunque al menos él tiene una especie de desenlace, cosa que no se puede decir de cierto otro personaje.
En fin, básicamente un ladrillo moralista, sólo salvado un poco por un puñado de actores competentes. Reitman tiene un montón de pelis interesantes a sus espaldas; a ver si esto es sólo un resbalón y nos vuelve a traer algo interesante pronto.