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Voto de paco v:
9

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9
7.2
13,863
Aventuras
Film ambientado en la Prehistoria, en el Pleistoceno Superior, hace unos 70.000 años, cuando en el Viejo Mundo convivían diversas y amenazantes especies humanas y animales. Un clan de neandertales –dependientes del fuego que saben mantener, pero no producir- sufre el ataque de una horda homínida más simiesca que apaga la única fogata del clan. Se sienten entonces tan vulnerables y desvalidos que deciden enviar a tres machos jóvenes en ... [+]
22 de septiembre de 2023
22 de septiembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"En busca del fuego" es mágica. Y lo es, paradójicamente, gracias a un extraordinario ejercicio de realismo. El truco está en que ese esfuerzo objetivista le vale precisamente para aproximarse al lugar donde la magia reinó: nuestro pasado más remoto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A través del periplo de unos personajes que también hallarán mucho más de lo que salieron a buscar, "En busca del fuego" permite al espectador moderno encontrarse con partes olvidadas de sí mismo.
Para lograrlo, la película se embarca en el ejercicio de despojar al ser humano de capas y capas de civilización, quitándole, además, el fuego.
Así, aplicando a este último requisito aquel titánico y esencial esfuerzo de desbroce (sin necesitar alcanzar una realidad absoluta; es suficiente con darle verosimilitud a la falta), llegamos a ver que para nuestros antepasados más lejanos el fuego pudo ser tan imprescindible como misterioso; algo que surge o no surge, que está o no está, que atesoras o se va, que tomas prestado o quizás nunca consigas. En esa época, el ansiado elemento debió ser más etéreo que nunca. Y, a mi entender, lo anterior supondría ya el primer gran acierto de la película: el ponernos frente a frente con la vivencia de lo evanescente y necesario (que no es otra que la de la íntima dependencia).
A partir de aquí, y gracias al enfrentamiento abierto con el medio y a la superación de los diferentes retos que la noble expedición plantea (también a nivel narrativo), los hallazgos y los (re)encuentros se van sucediendo. Pero entiendo que hay uno trascendental entre todos ellos. Se trata de la constatación del vínculo psicológico del humano con la Naturaleza, del influjo que la Naturaleza ejerce sobre este a través de la concurrencia de señales; unas señales cuya condición metafórica (de semejanza) tiene la capacidad o fuerza suficiente para producir cambios reales en los momentos en los que estos se necesitan. No hay lenguaje que nos moleste. Las vemos en su potencia pura.
Una bandada de aves que se cuela en los sueños y señala que es el momento de partir. Un río que al ser atravesado indica que el deseo debe cumplirse de forma tan inexorable como el curso de sus aguas. Los personajes principales de "En busca del fuego" conocen sus deseos reales, o estos pueden desarrollarse en su interior, gracias a signos primordiales que calan en ellos. Sin esa bandada, sin ese río, estoy convencido que la historia de nuestros atribulados y genuinos protagonistas hubiera sido otra muy distinta.
Y, sin pretender ser nostálgico, creo que hoy en día habríamos ido perdiendo esa conexión. Por suerte, "En busca del fuego", señal de señales, acude en nuestra ayuda.
P.d. 1. Por cierto, y para relajar un poco el tono... ¿cómo son estos franceses, no? Hasta una película de cavernícolas se la llevan al terreno del amor. Pero nada, bienvenida :).
P.d. 2. Proust: ‘‘el único viaje real del descubrimiento no consta en buscar nuevos horizontes, sino en tener nuevos ojos".
Para lograrlo, la película se embarca en el ejercicio de despojar al ser humano de capas y capas de civilización, quitándole, además, el fuego.
Así, aplicando a este último requisito aquel titánico y esencial esfuerzo de desbroce (sin necesitar alcanzar una realidad absoluta; es suficiente con darle verosimilitud a la falta), llegamos a ver que para nuestros antepasados más lejanos el fuego pudo ser tan imprescindible como misterioso; algo que surge o no surge, que está o no está, que atesoras o se va, que tomas prestado o quizás nunca consigas. En esa época, el ansiado elemento debió ser más etéreo que nunca. Y, a mi entender, lo anterior supondría ya el primer gran acierto de la película: el ponernos frente a frente con la vivencia de lo evanescente y necesario (que no es otra que la de la íntima dependencia).
A partir de aquí, y gracias al enfrentamiento abierto con el medio y a la superación de los diferentes retos que la noble expedición plantea (también a nivel narrativo), los hallazgos y los (re)encuentros se van sucediendo. Pero entiendo que hay uno trascendental entre todos ellos. Se trata de la constatación del vínculo psicológico del humano con la Naturaleza, del influjo que la Naturaleza ejerce sobre este a través de la concurrencia de señales; unas señales cuya condición metafórica (de semejanza) tiene la capacidad o fuerza suficiente para producir cambios reales en los momentos en los que estos se necesitan. No hay lenguaje que nos moleste. Las vemos en su potencia pura.
Una bandada de aves que se cuela en los sueños y señala que es el momento de partir. Un río que al ser atravesado indica que el deseo debe cumplirse de forma tan inexorable como el curso de sus aguas. Los personajes principales de "En busca del fuego" conocen sus deseos reales, o estos pueden desarrollarse en su interior, gracias a signos primordiales que calan en ellos. Sin esa bandada, sin ese río, estoy convencido que la historia de nuestros atribulados y genuinos protagonistas hubiera sido otra muy distinta.
Y, sin pretender ser nostálgico, creo que hoy en día habríamos ido perdiendo esa conexión. Por suerte, "En busca del fuego", señal de señales, acude en nuestra ayuda.
P.d. 1. Por cierto, y para relajar un poco el tono... ¿cómo son estos franceses, no? Hasta una película de cavernícolas se la llevan al terreno del amor. Pero nada, bienvenida :).
P.d. 2. Proust: ‘‘el único viaje real del descubrimiento no consta en buscar nuevos horizontes, sino en tener nuevos ojos".