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Voto de Zaldivar Jr:
9
Drama Era una vieja ley del pueblo, de un tiempo tan lejano que ya nadie lo recordaba; Al alcanzar los 70 los ancianos debían abandonar el pueblo para ir a vivir en la cima de la montaña Narayama. Una sentencia de muerte despiadada que sumía en la tristeza y la desesperación a las familias cuando tenían que enviar a sus mayores a la montaña. Orin tiene 69 años y se acerca el momento de partir hacia la montaña, pero todavía tiene que encontrar ... [+]
27 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grandísima obra maestra de uno de los estandartes del cine nipón Shohei Imamura, segunda versión de la novela de Shichirô Fukazawa previamente adaptada por Keisuke Kinoshita (una película bastante encantadora hecha a través de una representación kabuki).

Una obra jidaigeki (películas de época japonesas) que dista de la magestuosidad y sobriedad de las urbes feudales representadas en su mayoría por Mizoguchi o Kurosawa para llevar la historia a una aldea perdida, construida por generaciones y que ha sobrevivido de la más humana de las maneras. Una obra con una visión primitiva del ser humano y su relación de la naturaleza donde se ve a al hombre en su hábitat siendo uno con la naturaleza.

Si bien es cierto que haría un precioso díptico con `Dersu Uzala´ de Akira Kurosawa, dónde la naturaleza es prácticamente el protagonista de la obra, un personaje que interactúa con los otros les da su razón ser. Cópula, relación con el ambiente y nutriéndose de lo que son capaces para llevarnos a ver al homo sapiens más prehistórico que llevamos dentro.

Obra con sexo al aire libre o en la nocturnidad del bosque, como hacen las ranas o las serpientes entre árboles y charcas. Obra que a la vez que su homónima del 58, con una visión hermosa de la vejez y los relevos generacionales, pero siendo más completa. Una visión de la maternidad, de cómo ser un hijo/a y de los pasos que implican despedidas.

La hermosa banda sonora y las oníricas canciones que entonan algunos personajes en sus labores evocan una atmósfera muy seductora que invita a sumergirte a ese bosque casi encantado. Y los últimos 20 minutos completan la obra, cuervos, huesos y nieve a gran latitud como una visión casi poética de la muerte. Un peculiar altar a nuestros mayores entonado al ritmo de canción kabuki, con dirección sobria, detallista y casi documental para culminar una de las grandes obras maestras japonesas de los 80.
Zaldivar Jr
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