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Voto de Jon:
7

Voto de Jon:
7
6.8
39,657
12 de septiembre de 2012
12 de septiembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una menor de edad se cita con un adulto que ha conocido a través de Internet y éste la invita a pasar un rato agradable a su casa.
Hard Candy es una producción independiente, atrevida y perturbadora con un cambio de efecto descomunal e inesperado que atrapa en una tela de araña enfermiza y agónica, planteando verdaderos dilemas alrededor de la justicia, la venganza y el abuso de menores.
Contando con pocos elementos y apoyándose en un hipnótico duelo interpretativo, presenta un juego psicológico retorcido y atenazante que atrapa irremediablemente hasta llegar a su conclusión.
Su director se convierte en un preciso cirujano que realiza una eficaz operación, empleando con destreza el material quirúrgico con el que cuenta. Toma con firmeza el bisturí, para realizar un corte limpio y mordaz, diseccionando con esmero el perfil de un pederasta.
Genera una atmósfera opresiva y claustrofobia, manejando con acierto el suspense alrededor del morbo y la agonía que suscita la situación que presenta.
Toda la historia se nutre de la soberbia interpretación que ofrece Ellen Page, al encarnar a una joven menor de edad con una apariencia inocente y angelical, que esconde una potente mirada, llena de inteligencia y odio.
Apuesta arriesgada, directa y atrevida, que no deja indiferente, de una contundencia desgarradora pocas veces vista, demostrando que el poder de la imaginación y la sugerencia, son más fuertes que la evidencia, evitando caer en el mal gusto.
Hard Candy es una producción independiente, atrevida y perturbadora con un cambio de efecto descomunal e inesperado que atrapa en una tela de araña enfermiza y agónica, planteando verdaderos dilemas alrededor de la justicia, la venganza y el abuso de menores.
Contando con pocos elementos y apoyándose en un hipnótico duelo interpretativo, presenta un juego psicológico retorcido y atenazante que atrapa irremediablemente hasta llegar a su conclusión.
Su director se convierte en un preciso cirujano que realiza una eficaz operación, empleando con destreza el material quirúrgico con el que cuenta. Toma con firmeza el bisturí, para realizar un corte limpio y mordaz, diseccionando con esmero el perfil de un pederasta.
Genera una atmósfera opresiva y claustrofobia, manejando con acierto el suspense alrededor del morbo y la agonía que suscita la situación que presenta.
Toda la historia se nutre de la soberbia interpretación que ofrece Ellen Page, al encarnar a una joven menor de edad con una apariencia inocente y angelical, que esconde una potente mirada, llena de inteligencia y odio.
Apuesta arriesgada, directa y atrevida, que no deja indiferente, de una contundencia desgarradora pocas veces vista, demostrando que el poder de la imaginación y la sugerencia, son más fuertes que la evidencia, evitando caer en el mal gusto.