Está bastante bien, pero no llega a resultar completamente satisfactoria.
Su creador fuerza la maquinaria, para que todas las piezas encajen pero no consigue hacer que funcionen a la perfección.
Abusa de los efectos digitales y deja síntomas de debilidad a la hora de dar credibilidad a la historia de amor necesaria.
Este segundo episodio peca de abuso de tecnología y falta de verdadero corazón, quedando todo en un relleno empalagoso.