Para empezar no sé cómo pueden decir que es una comedia. No hace reír. La idea es buena, pero viendo el cartel con las dos caras de Servillo creo no ser el único que confiaba en que el sustituto fuera tronchante y más si padecía de bipolaridad. Algo en la línea de Moncho Borrajo en "Yo, Quevedo" o de Ramón Fontseré en "Que salga Aristófanes". Ya no pedía a Pepe Soriano en "Espérame en el cielo" porque la película no trata de un dictador; pero daba mucho juego que el falso Enrico aprovechara para cargar contra la política aunque fuera con frases populistas que quiere oír la gente y, de paso, tomarle la revancha a su hermano. Desde luego como sátira no funciona y además es lenta, pretenciosa y aburrida. Sólo el esfuerzo del actor le concede el aprobado.
Porque luego está el resto de personajes, a veces sin sentido y otras sin credibilidad (ver spoiler)