Todavía no entiendo lo que ha pasado con los Simpson. De haber sido la mayor parodia irónica de los Estados Unidos ha pasado a ser una comedia mala de Homer haciendo el idiota. El creador debe haber perdido esa chispa ácida y corrosiva que nos hacía desternillarnos de el pobre Homer y su cerebro del tamaño de una nuez.

La película no es más que un capítulo más largo de lo normal de estas insufribles últimas temporadas de un humor pobre y muy simple en la que, aparte del cerdo rubio, los puntos de humor se basan en Homer pinchándose, Homer electrocutándose, Homer atragantándose, etc. y la familia pasa a un papel secundario. Si a eso le añadimos que la base coral de la serie se ha perdido en el camino de esta película y que los personajes secundarios no participan y aparecen una media de 5 segundos aproximadamente, te das cuanta de que los Simpson ya no son lo que eran. Por perder han perdido hasta la personalidad de su principal estrella. ¡¡Hablamos de Homer!!. Homer deja de ser el borracho y vago padre de familia que no se preocupa de sus hijos y se convierte en el salvador de la desamparada Springfield. La verdad es que la película carece de muchas cositas imprescindibles en los Simpson, pero ese hueco lo llena (no lo suficiente) la aparición de Spider-Cerdo, o Harry Popotter, que es un cerdo rubio que da el toque de estupidez a Homer, ese tan añorado desde hace tiempo. Lástima que solo sean unos minutos.