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España España · Málaga
Voto de Lukas:
8
Cine negro. Thriller. Intriga. Drama Año 1962. En la oscura posguerra española, Darman es un inglés que viaja a Madrid con la misión de matar a un topo infiltrado en la organización del clandestino Partido Comunista. Para encontrar a su víctima, Darman comienza una aventura con Rebecca, la prostituta más cara y bella de Madrid, que casualmente es amante del hombre al que busca... Adaptación cinematográfica de la novela homónima de Muñoz Molina. (FILMAFFINITY)
16 de marzo de 2023
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Vi esta película hace tiempo, en televisión, y me dejó un buen sabor de boca: admiré su impecable factura, su maestría a nivel técnico, aunque me pareció algo fría, incapaz de emocionarme. Luego, la volví a ver, unos años después, y no la recuerdo bien. Vista de nuevo anoche, puedo decir que me enfrenté a una película casi nueva, como si fuese la primera vez que la viera. Gracias a todos estos visionados, la cinta de Pilar Miró se aparece como lo que de verdad es, una obra maestra no sólo del cine español, sino del cine en general. Porque viéndola, sin saber mucho de su equipo técnico, uno pensaría que estamos ante un filme europeo de calidad, de cualquier nacionalidad. Se nota, ya desde su arranque, con ese plano secuencia excelente, la maestría de Miró, su sabiduría y su buen hacer. Ella sabe dónde colocar la cámara, y la película entera es un prodigio técnico, como pocas veces se han visto en una pantalla (ya digo, de cualquier nacionalidad). Como bien han señalado otros usuarios, la fotografía de Javier Aguirresarobe es buenísima, y es él uno de los pilares de este título. Siempre ha demostrado que es uno de los mejores, pero aquí llega a la cumbre. Y qué decir, del otro pilar de la cinta, la maravillosa música de José Nieto, que envuelve al espectador desde el comienzo también, y que va creando el clima adecuado. Porque ésta es una historia de ambientes, y bien oscuros además. La música de Nieto insiste en esa fatal melancolía, ese invierno de la mente, esa sensación de no hay salida. Romanticismo fatal, el de Darman, protagonista de nuestra historia.

No he leído la novela de Muñoz Molina en que se basa, pero presiento que la directora sigue el texto de manera bastante fiel. La historia que se nos cuenta se desarrolla en dos tiempos, 1946 y 1962, en Madrid. Y ese ir del presente al pasado, y de vuelta al presente, se hace de manera tan sutil, tan sin hacer ruido, como si el tiempo fluyera a través de turbios vasos comunicantes, que es una de las maravillas de una cinta llena de ellas. Para cuando se produce el vuelco, el espectador ya está atrapado en esta tela de araña de lealtades, traiciones y oscuro erotismo, y es imposible escapar. Seguimos a Darman (buenísimo Terence Stamp, en el papel de su vida) por esos callejones, pasillos y calles solitarias o nevadas; por esos garitos de la noche madrileña; por cuartuchos de hotel, por un cine Universal que es expresión fidedigna de una pasión innata, el Cine con mayúsculas. Con él se cruzan personajes turbios, a la deriva, que ven cómo su ideal fracasa, o se rompe, el tiempo todo lo muele, lo echa a perder. Tratando de mantener la calma, como buen inglés, se ve de nuevo en medio de la densa, prolija oscuridad, invitado de piedra de un festín de araña, política de las armas, las herrumbrosas lanzas de un país en sombras. A su lado, dos rubias que luchan por mantener la dicha (la escritura, la canción tal vez), su nombre es Rebeca Osorio, o tal vez todo es inventado, una mala novela para pasar el tiempo, son todas iguales. El sexo es triste, y la perversión lo domina todo.

Como digo, todos los actores están muy bien, sobre todo el protagonista, Terence Stamp. Pero qué decir, de la actriz protagonista, Patsy Kensit, que se luce en su papel de Rebeca, cantante de la boîte Tabu. Ella, que era ya conocida por ser la cantante del grupo pop Eight Wonder, demostró también que podía ser una buena actriz, aunque lo que demuestra a las claras es que tiene un físico envidiable. Y qué decir de José Luis Gómez (Valdivia / Ugarte), uno de los mejores actores del panorama español de aquellos años (y de los que siguen), y que aquí se luce. Los demás, también son recordables: Geraldine James, como Rebeca Osorio (qué fatal erotismo destila su personaje); Simón Andreu como Andrade; John McEnery como Walter, y hasta Jorge de Juan como Luque (el joven idealismo, contra el viejo y ya resabiado). Juntos consiguen un plantel inolvidable de seres irremediablemente perdidos, que luchan por mantenerse a flote. Esto era el Partido Comunista en la clandestinidad, esto era Madrid en la posguerra, y así es el Cine, en definitiva. Hay momentos de un esplendor sombrío tan arrebatador, como la secuencia rodada en el Círculo de Bellas Artes, que se te pone la carne de gallina. "Vine a Madrid para matar a un hombre..."
Lukas
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