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Voto de Melón tajá en mano:
4
Romance. Comedia Jamie (Kunis) es una joven cazatalentos que convence a Dylan (Timberlake) para que se vaya a trabajar a Nueva York como director artístico de la revista GQ. Una vez allí los dos, solteros y atractivos, entablan una relación estrictamente sexual sin dejar por ello de ser amigos. Naturalmente, esta anómala relación no les traerá más que complicaciones. (FILMAFFINITY)
13 de octubre de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las relaciones. Sus inquietudes. Sus procesos. Sus verdades y sus mentiras. Y el sexo, sobre todo el sexo. Todo ello puede ser muy divertido si te dejas de complejos y demás gilipolleces. En ‘Friends with benefits’ hay algo de eso reflejado, pero sin demasiado acierto.

La mecha del filme prende a buena velocidad a través de un toma y daca de réplicas y contrarréplicas más o menos ocurrentes. La rápida transición entre escena y escena hace que la digestión sea menos pesada y más llevadera. La química entre sus protagonistas contagia de inmediato al espectador más cauto creando cierta empatía con unos protagonistas infinitamente mejor escritos que los secundarios.

Porque si esta no es otra comedia romántica del montón, parte de culpa la tienen Justin Timberlake y Mila Kunis, dos actores en absoluto estado de gracia. Y aunque siempre es un placer tener a Patricia Clarkson y Richard Jenkins dentro del casting, duele un poco verlos asumiendo papeles tan mediocres. El caso de Woody Harrelson es harina de otro costal: no sabemos si cada día es más perfecto o más caricatura de sí mismo. En cualquier caso es una de las pequeñas joyas de esta película, aunque sea en minúsculas dosis que no siempre funcionan.

Dicen que lo que bien empieza bien acaba, pero parece que Will Gluck (que antes dirigió las infumables ‘Easy A’ y ‘Fired up’) no tiene bien aprendida la lección. Porque lo que comienza como una prometedora y exitosa huída de los más sobados tics del género de la comedia romántica acaba con una sucesión de flojísimos gags que no parece tener fin ni salida fácil.

‘Friends with benefits’ se apaga a marchas forzadas, peca excesivamente de ‘buenrollista’ y resulta previsible hasta causar vértigo. A mitad del segundo acto sufre una caída casi irreparable por culpa de alguna escena vulgar y gratuita que nada aporta. Y digo casi porque en ocasiones parece resucitar, pero qué va: sólo son los últimos coletazos de un suicidio que a ninguno nos apetecía ver. El final (que se espera como agua de Mayo) es tan ñoño y patético como esperábamos, no como queríamos.

Podría decir que os va a gustar. Pero prometer por prometer no es cosa de críticos sino de políticos. Además se me da fatal mentir. Es cierto que no te darán ganas de cortarte las venas, pero puedes llegar a querer cortárselas al de al lado.
Melón tajá en mano
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