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Voto de Rómulo:
7
22 de junio de 2019
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin piedad - The Kid
“Un hombre que no tiene miedo es impredecible.” De uno de los díalogos de la película.
Zinneman, Hawk, Stevens, Walsh, Hataway, Mann, Peckinpah, después Leone y más recientenente Eastwood, nos ofrecieron grandes westerns. Directores, todos elllos, que hicieron las delicias de mi niñez y juventud y de los que recibí, además, importantes enseñanzas porque, entre otras cosas, estas legendarias historias contenían valores como dignidad, honor, valor y lealtad. Pero sobre todos estos extraordinarios cineastas sobrevuela la sombra gigantesca e imbatible de Ford, tal vez el más grande director de la historia del cine.
Y hubo un momento en el que crei que este género había pasado a formar parte memorial de las filmotecas y estaba destinado a descansar eternanamente en sus apolilladas estanterías. Pero, para mi fortuna, aún a cuentagotas, el género se resistió a morir porque de cuando en cuando aparece algún obstinado y valiente director que se atreve a resucitarlo.
Este es el caso de Vicent D’Onofrio, un viejo actor neoyorkino con mucho oficio a sus espaldas -recuerden sino hace ya la friolera de 32 años, su memorable personaje en “La chaqueta metálica” como el Recluta Patoso para cuyo papel hubo de engordar 32 kilos en 9 meses para llegar a pesar 127 kilos.-, dirige este su segundo largometraje: “Sin piedad”. Sobre un estupendo guion de Andrew Lanham, muy bien armado y mejor trabajado, D’Onofrio levanta un western de resonancias clásicas en la que algunos reconocibles códigos del género aparecen perfectamente engastados; la fotografía merece especial atención, amaneceres, crepúsculos y paisajes admirables se repiten a lo largo de la realización, iluminando la pantalla; una banda sonora excepcional, a veces profunda y cavernosa, contribuye a resaltar el dramatismo de ciertas escenas y a ahondar en la violencia de sus imágenes.
Y para terminar, un formidable cuadro de actores entre los que destacan Ethan Hawke y Dane DeHaan como Pat Garrett y Billy The Kid -dos inmortales mitos de leyenda-, junto al jovencito Jake Schur en el papel de Rio y debutante en esta profesión, hace de esta película una auténtica celebración para los eternos amantes del western.
Emilio Castelló Barreneche
“Un hombre que no tiene miedo es impredecible.” De uno de los díalogos de la película.
Zinneman, Hawk, Stevens, Walsh, Hataway, Mann, Peckinpah, después Leone y más recientenente Eastwood, nos ofrecieron grandes westerns. Directores, todos elllos, que hicieron las delicias de mi niñez y juventud y de los que recibí, además, importantes enseñanzas porque, entre otras cosas, estas legendarias historias contenían valores como dignidad, honor, valor y lealtad. Pero sobre todos estos extraordinarios cineastas sobrevuela la sombra gigantesca e imbatible de Ford, tal vez el más grande director de la historia del cine.
Y hubo un momento en el que crei que este género había pasado a formar parte memorial de las filmotecas y estaba destinado a descansar eternanamente en sus apolilladas estanterías. Pero, para mi fortuna, aún a cuentagotas, el género se resistió a morir porque de cuando en cuando aparece algún obstinado y valiente director que se atreve a resucitarlo.
Este es el caso de Vicent D’Onofrio, un viejo actor neoyorkino con mucho oficio a sus espaldas -recuerden sino hace ya la friolera de 32 años, su memorable personaje en “La chaqueta metálica” como el Recluta Patoso para cuyo papel hubo de engordar 32 kilos en 9 meses para llegar a pesar 127 kilos.-, dirige este su segundo largometraje: “Sin piedad”. Sobre un estupendo guion de Andrew Lanham, muy bien armado y mejor trabajado, D’Onofrio levanta un western de resonancias clásicas en la que algunos reconocibles códigos del género aparecen perfectamente engastados; la fotografía merece especial atención, amaneceres, crepúsculos y paisajes admirables se repiten a lo largo de la realización, iluminando la pantalla; una banda sonora excepcional, a veces profunda y cavernosa, contribuye a resaltar el dramatismo de ciertas escenas y a ahondar en la violencia de sus imágenes.
Y para terminar, un formidable cuadro de actores entre los que destacan Ethan Hawke y Dane DeHaan como Pat Garrett y Billy The Kid -dos inmortales mitos de leyenda-, junto al jovencito Jake Schur en el papel de Rio y debutante en esta profesión, hace de esta película una auténtica celebración para los eternos amantes del western.
Emilio Castelló Barreneche