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España España · Algeciras
Voto de CoronelHomer:
9
Intriga Andrew Wyke (Laurence Olivier) es un prestigioso escritor de novelas de intriga. Además, su pasión por los juegos de ingenio y las adivinanzas lo ha llevado a convertir su gran mansión en una especie de museo, donde se exponen los juguetes y mecanismos más extravagantes. Una tarde, invita a su casa a Milo Tindle (Michael Caine), amante de su mujer y propietario de una cadena de salones de belleza, para proponerle un ingenioso plan del ... [+]
11 de mayo de 2008
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un auténtico tira y afloja entre sus dos personajes, un combate de boxeo - al más alto nivel interpretativo- entre el veterano Laurence Olivier y el joven Michael Caine. Fue el gran éxito del cineasta, otro de los grandes genios del séptimo arte, y su gran reto, plasmar en el celuloide la obra homónina del dramaturgo Anthony Shaffer (autor literario y cineasta bastante conocido en su momento, del que se han adaptado algunos de sus trabajos al cine).

De hecho, uno de los detalles más interesantes es el empleo de inteligentísimos diálogos, lo que en realidad, da un gran interés y calidad de obra maestra a esta película, cuyo argumento se podría reunir en una sóla línea: las veladas de un peluquero y un escritor, obsesionado por los juegos. La idea fundamental. Un escritor de aventuras detectivescas, al estilo de Sherlock Holmes y Allan Poe, con la aficción de poner en práctica todo tipo de juegos de ingenio con un propósito preconcebido: humillar al contrincante.

Además, es buena película porque tiene aquellos mínimos que todo espectador debería exigir a un film: una intriga atractiva, bien construida, desarrollada y resuelta; buenos actores capaces de sostenerla dramáticamente y con credibilidad; y una duración ajustadas a las pretensiones del producto. De este modo nos hallamos ante una de esas películas que tanto se echan en falta en el cine de hoy. La huella propone bajo una apariencia de narración sencilla y clara, una sugestiva caza del gato al ratón, -aunque con un sentido semiculto si se quiere, similar a la conversación de cualquier velada, como la que muestra la película- visualizada con firmeza, un tratamiento próximo al cine de Hitchcock (sorpresas, situaciones ambiguas, engaños).


La huella tiene la dosis de elementos encontrados (placer - dolor) que tanto gustaba al cine de Alfred Hitchcok o la narrativa de suspense de Patricia Highsmith, pero también a los cineastas británicos en general, considerándose la perversidad como un juego que no hay que tomar nunca demasiado en serio. El problema es que esa especie de contradicción entre mostrar inteligentemente la perversión / asesinato y luego pedir al espectador que lo vea sólo como un juego, hace que uno no sepa a lo atenerse. Aunque el problema de La huella, como ocurre con el cine británico, es que se sacrifica todo, incluso la inteligencia, por mostrar el ingenio. Pero sobre todo esta última película de Leo Mankiewitz, plantea la cuestión de si es posible rodar una historia con giros inesperados, con pocos personajes y un escenario único.
CoronelHomer
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