¿Profundo? Una leche

El siempre mediocre Sam Mendes intenta mostrarnos a personajes profundos, atrapados en estilos de vidas que ellos no eligieron y de los que no pueden escapar. Y sufren, pobres. Pero es todo un vil montaje. El único fin del filme es preparar el terreno para ir dándonos más y más pena, para conmovernos con el final, sorprendente por lo ridículo y rocambolesco del mismo.

Por supuesto y como no, la cinta está plagada de personajes que no son más que estereotipos de otras películas mil veces contadas: la chica feucha, la amiga guapa, el padre desencantado con su vida, el vecino friki, el padre del vecino militar y estricto, la madre que intenta triunfar, etc. Una serie de estereotipos que a nadie engaña, pues no somos idiotas.

Y claro, evidentemente se llega al final y se nos presenta uno de estos finales que se supone que debe impactar y dejar huella. Nada más lejos. Es vergonzoso.
Y mucho más por tratarnos de estúpidos y pensar que no vamos a saber de antemano quién está detrás de la mano que sujeta la pistola.

Repito: vergonzoso. Ésta es sin lugar a dudas una de esas películas que intentan ir de inteligentes y profundas, pero a las que se le ve venir de lejos.

No pierdan el tiempo con esta "película", por llamarla de alguna manera.



-El intelectual-