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Voto de GALA:
10
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10
8.3
49,841
Drama
Adaptación de la novela homónima de Harper Lee. En la época de la Gran Depresión, en una población sureña, Atticus Finch (Gregory Peck) es un abogado que defiende a un hombre negro acusado de haber violado a una mujer blanca. Aunque la inocencia del hombre resulta evidente, el veredicto del jurado es tan previsible que ningún abogado aceptaría el caso, excepto Atticus Finch, el ciudadano más respetable de la ciudad. Su compasiva y ... [+]
11 de octubre de 2005
11 de octubre de 2005
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una paseo a orillas del Báltico (en la ciudad de Malmö, Suecia), leí en una placa metálica situada entre unas rocas ( algunas de ellas estaban pulidas)sobre las que el mar descargaba su espuma:
"DIAMONDS ARE IN EVERYWHERE"
yo no sé si esto es así siempre, pero sin duda éste es un caso.
"DIAMONDS ARE IN EVERYWHERE"
yo no sé si esto es así siempre, pero sin duda éste es un caso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo que parece comenzar como una historia infantil, va convirtiéndose poco a poco y de forma natural en una reflexión digna del más sabio de los filósofos.
La primera sorpresa es la conversación que Peck mantiene con su hija en el banco del porche, desde la forma en la que se dirige a ella, hablándole sin niñerías pero con toda dulzura y comprensión, le expone que jamás debe pelear por sus ideas a puñetazos, le habla de que para entender realmente al resto de seres humanos debe calzarse sus zapatos, utilizando el ejemplo de la maestra cuya jornada había sido también la primera, y de cómo llegar a un acuerdo sobre su asistencia al colegio y las lecturas...
También relata con la misma naturalidad y crudeza, cómo la vergüenza impuesta por la sociedad, hace que el sentimiento de culpabilidad de una joven, y sus miedos acaben con la vida de un ser humano.
Pero no se queda ahí, aún llega más lejos, llega a elegir la idea del bien sobre lo políticamente correcto...sin monsergas, sin discursos ensordecedores...con la misma naturalidad hacia el espectador que la que mantiene Peck con su hija, en la conversación del porche. Extraordinaria.
La primera sorpresa es la conversación que Peck mantiene con su hija en el banco del porche, desde la forma en la que se dirige a ella, hablándole sin niñerías pero con toda dulzura y comprensión, le expone que jamás debe pelear por sus ideas a puñetazos, le habla de que para entender realmente al resto de seres humanos debe calzarse sus zapatos, utilizando el ejemplo de la maestra cuya jornada había sido también la primera, y de cómo llegar a un acuerdo sobre su asistencia al colegio y las lecturas...
También relata con la misma naturalidad y crudeza, cómo la vergüenza impuesta por la sociedad, hace que el sentimiento de culpabilidad de una joven, y sus miedos acaben con la vida de un ser humano.
Pero no se queda ahí, aún llega más lejos, llega a elegir la idea del bien sobre lo políticamente correcto...sin monsergas, sin discursos ensordecedores...con la misma naturalidad hacia el espectador que la que mantiene Peck con su hija, en la conversación del porche. Extraordinaria.