De entrada, me gustaría empezar diciendo que a mí las teen movies no me van mucho que digamos. Eso del mundillo del instituto, los problemas con la mayoría de edad, el primer amor, la pérdida de la virginidad, la rebeldía contra los padres y demás tonterías adolescentes quedan ya bastante lejos en mi memoria y, además, no me apetece para nada ni revivirlos ni verlos en la gran pantalla. Por este motivo suelo ver pocas películas de este género en concreto (al margen de que los guiones suelen ser una chorrada y que los personajes están tan estereotipados que traspasan el límite de lo absurdo).

Sé que esta es una película de institutos americanos con todo lo negativo que eso conlleva, pero siendo sincero he de decir que la trama principal de esta cinta me parece una auténtica gilipollez. Me parece una estupidez supina que todo el mundo se escandalice en la película porque una alumna de instituto tenga relaciones sexuales con 17 años. No sé, me parece una tontería por completo, vamos. Y no termina ahí la cosa, sino que encima la chica en cuestión pasa de ser la pringada invisible de turno a convertirse en poco menos que una celebridad de la que todo el mundo habla y está pendiente. De verdad, en nuestra sociedad contemporánea, el argumento de este filme es que no tiene ni pies ni cabeza.

Hasta ahora le he dado bastante caña a la película y te aseguro que podría seguir sacándole los colores a esta producción un buen rato más, pero quiero empezar a hablar de lo bueno que tiene porque también me parece de justicia. Lo primero a destacar en positivo sería su protagonista, Emma Stone, que está fantástica y solamente por ella ya merece la pena ver este filme. No sólo es una chica muy guapa, sino que en mi opinión hace un papelón (dentro del género, claro está) y quiero hacer un especial hincapié en que Emma Stone es la película, ella carga sobre sus espaldas el peso del filme y lo saca adelante con nota. Y lo segundo es que a pesar de todo lo anteriormente dicho en su contra, esta es una cinta que está muy por encima de las habituales e infumables películas de adolescentes (tampoco es que eso sea muy difícil de conseguir, pero hay que darle al César lo que es del César).

Por más que me cueste admitirlo tengo que decir que “Rumores y mentiras” termina calándote. Gran parte de la “culpa” de ello es de su protagonista y de que es una comedia agradable, sin bromas vulgares de mal gusto y que al fin y al cabo cumple en su función de entretener. Quizás la primera hora de metraje esté mucho mejor que los últimos 30 minutos, pero en ningún momento llega a aburrir ni a dejar de ser simpática. Y esto, repito, es todo un logro porque su guión me parece una chuminada.

Y poco más voy a añadir, salvo que espero que Emma Stone no se encasille en la comedia romántica para adolescentes (sería una lástima porque tiene mucho potencial interpretativo como para desperdiciarlo solamente en este tipo de películas).