Cuando he terminado de ver esta película me he llevado un buen rato comiéndome la cabeza, pensando en que si este filme podría ser o no, una de esas comedias raras de humor negro. Lo cierto es que de ser así o una curiosa idea de protestar por el apartheid y la segregación racial en Sudáfrica, este producto no me parece una película de culto de la ciencia-ficción, sino un Truñaco pestilente. Otro aspecto penoso es su protagonista y su transformación. Quieren pintar a un antihéroe que funcione y lo único que consiguen es un maromo subnormal que cae gordísimo y que no transmite absolutamente nada. Aunque los efectos especiales están muy bien conseguidos, en algunos de ellos la música de la cinta es demasiado fuerte y llega a molestar. También hay un uso desmedido de vísceras y sangre por doquier en escenas semi-gore de bastante mal gusto en mi opinión.

El comienzo de la película, rodado como un documental con cámara en mano, me ha parecido muy aburrido y comprendo a más de uno que se fuera del cine, porque la cosa ya apuntaba a lo que es realmente Distrito 9: Una mierda sin igual. Menos mal que duró poco y no siguieron los pasos de otras películas, como El proyecto de la bruja de Blair o Monstruoso, que pusieron en su día de moda esta forma tan lamentable de hacer cine. El guión no hay por donde cogerlo, está lleno de fallos y hace avanzar la historia de manera atropellada en numerosos momentos. Yo no sé dónde está la originalidad y la innovación, a no ser que sea para crear un sin fin de situaciones surrealistas: seres extraterrestres que son adictos a la comida para gatos, presenciar como un humano desahucia a un alienígena y querer encima que le firmara la orden de desahucio, etc. Pero hay situaciones incluso más patéticas, como que unos nigerianos trafiquen con armas y comida delante de las narices de las fuerzas que controlan a los aliens. Un disparate lamentable. Lo peor de todo es que la historia nunca llega a engancharte, porque el argumento es bastante malo y aburrido. El desenlace resulta repugnante, con un robot idéntico a uno de los enemigos de Robocop y un final excesivamente explicado, como si los que estuvieramos viendo la película fueramos gilipollas y no nos enterasemos de nada.