Esta primera entrega de Iron Man es el pistoletazo de salida para un renacer del universo Marvel, si para bien o para mal, el tiempo lo dirá.

El arranque de la película es sólido, se me da a conocer un personaje y las motivaciones que lo impulsan a hacer lo que hace, (Muy diferente es la situación de la que parten otros superhéroes, que obtienen sus capacidades de forma fortuita), su humor me parece demasiado blanco, y tras el primer tercio de metraje, este se convierte en una cucharada sopera de moralina y clichés, entre los que están el personaje del familiar avaricioso e inmoral, la batalla final con los dos trajes y como antagonista genérico una célula terrorista con base en Afganistán (así el público Estadounidense se reafirma en sus creencias).

Lo mejor de esta película es Robert Downey Jr. ya sea porque se le da muy bien parecer un genio excéntrico, o por el carisma que desprende, pero es el único sustento de esta saga.

Los últimos 10 segundos de película me parecen brillantes, no solo por lo inesperada que resulta la escena, sino porque la egocéntrica personalidad del protagonista la justifica.